¡No Al Carmonazo Oficialista!
Por: Robin Rodríguez
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Es evidente el fracaso del gobierno en la atención de las necesidades y deseos de la población; ahora el presidente, la mayoría en la Asamblea Nacional y el silencio cómplice del Tribunal Supremo, pretenden imponernos una nueva constitución disfrazada de reforma. Pero el 70% de los venezolanos saben que la concentración de todo el poder en manos de un solo individuo y otorgarle la reelección indefinida, significa un golpe a la constitución que no se diferencia a la violación de la Carta Magna en el Carmonazo del 12 de abril de 2002. De allí la avasallante victoria que obtendrá el NO el próximo 2 de diciembre.
En el Art. 230 extiende el periodo presidencial a 7 años (el periodo mas largo del continente) y le garantiza la elección indefinida o continua (termino con el que cínicamente quieren ocultar la estadía permanente en el poder). En las nuevas atribuciones presidenciales según el Art. 236, se encuentran, la posibilidad de crear de acuerdo a su decisión personal, Provincias, Territorios y Ciudades Federales (para evitar el surgimiento de nuevos lideres desde las gobernaciones y alcaldías existentes); promover en todos los cargos o jerarquías a los miembros de las Fuerzas Armadas Nacionales (hoy en día al servicio del presidente y al partido de gobierno); controlar y decidir según su capricho los fondos del Banco Central, además de establecer las políticas monetarias del país. Otro hecho repugnante es el aumento considerable en los porcentajes para que el soberano convoque referendos consultivos, revocatorios a cargos de elección popular y abrogatoria de leyes consideradas como lesionadoras al interés colectivo, establecidos en los artículos 71, 72, 73, 341 y 347.
El malestar popular por la falta de respuesta del gobierno al desempleo, la inseguridad, carencia de viviendas, alto costo de la vida, la escasez de alimentos y la asquerosa corrupción, contrasta con el derroche de millonarios recursos económicos, el estimulo a la confrontación entre los venezolanos y la falta durante estos 9 años de planes para el desarrollo industrial, agropecuario y turístico del país. Esto explica que el chantaje, las maniobras y el populismo del gobierno.
Los que hemos luchado por una verdadera revolución, sabemos que debemos romper con la dependencia económica como factor determinante en la generación de altos niveles de desempleo o de economía informal; elevar la capacidad de nuestras fuerzas productivas y definir una amplia alianza con los productores nacionales que permita un desarrollo industrial, agropecuario y turístico, explotando al máximo nuestras fortalezas como nación. No es posible que igual a la cuarta república, mas del 80% de las inversiones extranjeras estén concentradas en la extracción de materia prima y energética, con el agravante que ahora son socios en el negocio petrolero y gasifero a través de las empresas mixtas, como una nueva fórmula inventada por el presidente (los artículos 112,113 y 115 de la reforma le dan rango constitucional a las empresas mixtas). Por otro lado tenemos que el sector bancario controlado por 8 bancos trasnacionales (de los 52 existentes) representa el sector de mayor ganancia y crecimiento de nuestra economía.
Una verdadera revolución hubiese logrado durante estos 9 años, industrializar el hierro, el aluminio, el petróleo y el gas en aras de extraer los derivados que son procesados en otros países y que luego nos venden. En la actualidad la industria petrolera emplea de manera directa 56 mil venezolanos, siendo que podríamos ocupar a millones de ciudadanos con la industrialización en empleos estables y bien remunerados. Esto nos obligaría a la inversión tecno-científica, elevar la calida de la educación, generación de bienestar, presentar planes de desarrollo para las inversiones nacionales e internacionales, el ataque a las causas de la generación de delincuentes (desempleo, ociosidad y resentimientos sociales), progreso del núcleo familiar, etc.
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