LA AGONÍA DE LA DEMOCRACIA
Gráfica: Policías Fascistas Disparan Contra Estudiantes Universitarios.
En nuestro artículo de mediados de diciembre anunciamos que tomaríamos unos días para pergeñar un libro sobre la reelección presidencial. Trabajamos de
Jamás se había enfrentado Venezuela a una ambición de poder tan desmedida; ni siquiera en el militarismo caudillista de nuestro incivil siglo XIX. La reelección presidencial indefinida es ajena a nuestra tradición republicana y, por ende, significa una puñalada a la esencia de la democracia venezolana.
Aquí no está en juego solamente el hecho de que Chávez pueda ser reelecto indefinidamente en
Chávez y los defensores de su propuesta tratan de minimizar la gravedad de la modificación constitucional planteada, alegando que el pueblo tendrá oportunidad de pronunciarse cada vez que haya elecciones, votando por los aspirantes a la reelección o por quienes quieran sustituirlos. Aquí tenemos que preguntarnos por qué toda la tradición del derecho constitucional venezolano, con la excepción de gobiernos dictatoriales conocidos, no ha permitido la reelección indefinida.
La respuesta es obvia: porque el uso de los recursos públicos, generalmente de manera abusiva, por parte de un magistrado en ejercicio del poder, le otorgan un ventajismo inaceptable frente al contendor que está fuera del gobierno. El mejor ejemplo de esa conducta es el propio Chávez, quien se ha caracterizado por utilizar sin ningún tipo de escrúpulos, podría decirse que de manera obscena, los recursos del poder para beneficiar a sus copartidarios. Lo acabamos de presenciar en toda su dimensión en las recientes elecciones celebradas el 23 de noviembre del año 2008. ¿Qué no hará el Teniente Coronel en unos comicios donde esté en juego su propio poder personal?
Los venezolanos debemos tener muy claro que la reelección perpetua es el camino a la instauración de un modelo de sociedad distinto a la democracia. Si el Teniente Coronel concreta su ambición de quedarse en
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