Un país en quiebra económica y moral
El 1° de Mayo desnudó al régimen bolivariano. El miedo al pueblo llevó al Gobierno a la militarización del poder. Venezuela es hoy un país blindado, lleno de tanques y tanquetas, de helicópteros artillados, ametralladoras y toda clase de elementos represivos. No fue esta carrera armamentista la preparación para una guerra asimétrica de farsa, sino para la represión más brutal contra el pueblo. El Gobierno tiene miedo. El 1° de Mayo observamos un espectáculo bélico, pelotones dispuestos a aniquilar las manifestaciones cívicas. El uso indebido de las fuerzas militares para sembrar pánico entre la población. El mensaje del régimen bolivariano es claro: aquí no hay ni habrá juego democrático.
El Presidente de la República no se detiene ni un momento a pensar que, fatalmente, tendrá que rendir cuentas a los venezolanos de la gestión que ha debido cumplir y no cumplió a lo largo de los últimos 10 años. Hugo Chávez Frías ha sumado en el tiempo 2 periodos presidenciales de la era democrática. En materia de recursos financieros, Venezuela jamás dispuso de tal abundancia. Los expertos calculan en más de 900.000 millones de dólares los ingresos petroleros de la década bolivariana, a lo cual debe añadírsele la deuda externa contraída, la deuda interna cada vez más creciente, la gigantesca deuda financiera de Petróleos de Venezuela y la deuda en mora con proveedores y contratistas de la corporación estatal.
Contra lo que pauta la Constitución, el jefe del Estado no rinde cuentas. Cuando comparece ante la Asamblea Nacional a presentar su mensaje lo convierte en una edición protocolar de Aló, presidente, donde repite las mismas anécdotas, canta las hazañas de Maisanta y ataca a todo el mundo. El Gobierno se niega a informar sobre sus ingresos, como se niega a comprobar sus egresos. En una palabra, el Estado venezolano ha sido privatizado. Sólo un hombre hace y deshace. Esto es violatorio de la Constitución Nacional.
El Presidente de la República debe detenerse en su fuga hacia delante, e informarle al país –con cifras y demostraciones en mano– cuál ha sido el destino de tan fabulosos ingresos.
Después de un plan de expropiaciones agrícolas de millones de hectáreas y de cientos de fincas en plena producción, el Gobierno calla y esconde los fracasos de una política que se ha convertido en doble carga para el Estado, el financiamiento de sus experimentos socialistas y las cuantiosas importaciones que debe llevar a cabo para suministrarle alimentos a la población.
La fuga hacia delante es evidente. El jefe de la revolución no ha hecho un Aló, Presidente para mostrar las cosechas socialistas. No ha invitado a ningún periodista a que vea la producción de sus cultivos retóricos. Mantienen a los fundos o fincas expropiadas bajo régimen militar para que nadie vea lo que sucede adentro. Prefiere retratarse en Mercal o en Pdval, junto a huevos colombianos, leche argentina o caraotas chilenas. En gran medida la crisis de Pdvsa se debe a que el jefe del Estado la ha convertido en una empresa de mercadeo agrícola.
El socialismo de Chávez Frías ha sembrado el petróleo en tierras extranjeras, ha creado empleo en otros países y ha dilapidado el dinero de los venezolanos. Por eso, el Gobierno no rinde cuentas, porque son las cuentas del gran capitán. Por eso, el Gobierno huye hacia adelante. Por eso, cada día amanece con una nueva expropiación, con una nueva operación redentora. Es la fuga de quien no puede detenerse un momento porque va huyendo de sí mismo. Ese es el secreto de la carrera presidencial. Una carrera hacia ninguna parte.
Guayana fue siempre un emporio. Sus empresas eran una alterativa para la diversificación económica y el desarrollo. Después de diez años bajo la administración bolivariana hoy están en quiebra. No hay otra palabra. El Gobierno elude el tema y, como el avestruz, mete la cabeza en la arena. Para disimular el fracaso le cambian de nombre a la histórica corporación y le añade la etiqueta de socialista. La Sidor estatizada seguirá el destino de las otras. Miles de trabajadores se están quedando sin empleo. Las empresas no tienen con qué pagar los salarios. El Gobierno está obligado a explicarle al país este fracaso.
La industria privada es condenada a la desaparición. La industria automotriz carece de divisas. No habrá dólares para los viajeros. Las empresas aéreas no tienen repuestos ni mantenimiento, y ahora sólo el Presidente de la República será el gran árbitro que ha de decidir a quién se le otorgan divisas y a quién se le niegan. Los venezolanos nos hemos convertido en rehenes de la discriminación política.
El Gobierno venezolano fue condenado simultáneamente por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y por el Parlamento de la Unión Europea. Para ambos, es obvio que la democracia está colapsando y que el Estado de Derecho desaparece. Frente a este desafío, sólo queda la unidad férrea de los venezolanos.
¡Por el retorno al Estado de Derecho!
¡Por la rendición de cuentas del Gobierno!
¡Contra el uso de la fuerza armada para reprimir al pueblo!
Movimiento 2D / Democracia y Libertad
El Presidente de la República no se detiene ni un momento a pensar que, fatalmente, tendrá que rendir cuentas a los venezolanos de la gestión que ha debido cumplir y no cumplió a lo largo de los últimos 10 años. Hugo Chávez Frías ha sumado en el tiempo 2 periodos presidenciales de la era democrática. En materia de recursos financieros, Venezuela jamás dispuso de tal abundancia. Los expertos calculan en más de 900.000 millones de dólares los ingresos petroleros de la década bolivariana, a lo cual debe añadírsele la deuda externa contraída, la deuda interna cada vez más creciente, la gigantesca deuda financiera de Petróleos de Venezuela y la deuda en mora con proveedores y contratistas de la corporación estatal.
Contra lo que pauta la Constitución, el jefe del Estado no rinde cuentas. Cuando comparece ante la Asamblea Nacional a presentar su mensaje lo convierte en una edición protocolar de Aló, presidente, donde repite las mismas anécdotas, canta las hazañas de Maisanta y ataca a todo el mundo. El Gobierno se niega a informar sobre sus ingresos, como se niega a comprobar sus egresos. En una palabra, el Estado venezolano ha sido privatizado. Sólo un hombre hace y deshace. Esto es violatorio de la Constitución Nacional.
El Presidente de la República debe detenerse en su fuga hacia delante, e informarle al país –con cifras y demostraciones en mano– cuál ha sido el destino de tan fabulosos ingresos.
Después de un plan de expropiaciones agrícolas de millones de hectáreas y de cientos de fincas en plena producción, el Gobierno calla y esconde los fracasos de una política que se ha convertido en doble carga para el Estado, el financiamiento de sus experimentos socialistas y las cuantiosas importaciones que debe llevar a cabo para suministrarle alimentos a la población.
La fuga hacia delante es evidente. El jefe de la revolución no ha hecho un Aló, Presidente para mostrar las cosechas socialistas. No ha invitado a ningún periodista a que vea la producción de sus cultivos retóricos. Mantienen a los fundos o fincas expropiadas bajo régimen militar para que nadie vea lo que sucede adentro. Prefiere retratarse en Mercal o en Pdval, junto a huevos colombianos, leche argentina o caraotas chilenas. En gran medida la crisis de Pdvsa se debe a que el jefe del Estado la ha convertido en una empresa de mercadeo agrícola.
El socialismo de Chávez Frías ha sembrado el petróleo en tierras extranjeras, ha creado empleo en otros países y ha dilapidado el dinero de los venezolanos. Por eso, el Gobierno no rinde cuentas, porque son las cuentas del gran capitán. Por eso, el Gobierno huye hacia adelante. Por eso, cada día amanece con una nueva expropiación, con una nueva operación redentora. Es la fuga de quien no puede detenerse un momento porque va huyendo de sí mismo. Ese es el secreto de la carrera presidencial. Una carrera hacia ninguna parte.
Guayana fue siempre un emporio. Sus empresas eran una alterativa para la diversificación económica y el desarrollo. Después de diez años bajo la administración bolivariana hoy están en quiebra. No hay otra palabra. El Gobierno elude el tema y, como el avestruz, mete la cabeza en la arena. Para disimular el fracaso le cambian de nombre a la histórica corporación y le añade la etiqueta de socialista. La Sidor estatizada seguirá el destino de las otras. Miles de trabajadores se están quedando sin empleo. Las empresas no tienen con qué pagar los salarios. El Gobierno está obligado a explicarle al país este fracaso.
La industria privada es condenada a la desaparición. La industria automotriz carece de divisas. No habrá dólares para los viajeros. Las empresas aéreas no tienen repuestos ni mantenimiento, y ahora sólo el Presidente de la República será el gran árbitro que ha de decidir a quién se le otorgan divisas y a quién se le niegan. Los venezolanos nos hemos convertido en rehenes de la discriminación política.
El Gobierno venezolano fue condenado simultáneamente por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y por el Parlamento de la Unión Europea. Para ambos, es obvio que la democracia está colapsando y que el Estado de Derecho desaparece. Frente a este desafío, sólo queda la unidad férrea de los venezolanos.
¡Por el retorno al Estado de Derecho!
¡Por la rendición de cuentas del Gobierno!
¡Contra el uso de la fuerza armada para reprimir al pueblo!
Movimiento 2D / Democracia y Libertad
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