Idolatría Autoritaria
Por: José Rafael López Padrino
El fascismo y el nazismo degradaron la condición de los seres humanos, transformándolos en objetos impotentes ante la figura del líder, del Estado, y de la Patria, ante quienes tenían que someterse, humillarse y adorar. Fueron regímenes estructurados a fin de lograr una identificación absoluta del pueblo con un jefe todopoderoso, una forma de idolatría propiciada desde el mismo Estado. En Alemania exclamaban "Führer, manda, te obedecemos, en la obediencia encontramos nuestra humanidad y nuestra grandeza”, al igual que repetían ¡Un Pueblo, un Imperio, un Guía! Igualmente, las masas italianas gritaban ante el Duce “Creer, obedecer, combatir”.
Esta pesadilla histórica de antivalores e idolatría se ha re-editado en nuestro país a través del proyecto socialfascista bolivariano que encabeza el tte coronel. En Venezuela lamentablemente el poder pasó de ser una instancia institucional, a un proyecto personal sujeto a la voluntad del inquilino de Miraflores. Se ha creado una idolatría estructural, un culto a la personalidad del tte coronel, al considerar su figura como intérprete infalible de la voluntad del pueblo, merecedor de rituales, de ovaciones, de homenajes, de citas panfletarias, etc. Todo ello enmarcado en una religiosidad bolivariana donde la lealtad y la sumisión frente el autócrata -“Comandante en Jefe ordene”-, son los paradigmas fundamentales. No hay culto sin fieles.
Hoy tenemos en Venezuela un exceso de "genuflexos" que deambulan con la lengua afuera lista para chupar cualquier media suelta que sobresalga del bulto deforme del asustadizo de Miraflores. Vivimos tiempos donde ministros, magistrados, diputados, dirigentes del partido de gobierno, intelectuales de dudosa productividad y artistas de segunda categoría son humillados públicamente por el hegemón uniformado. Son los acríticos, carentes de dignidad, que aplauden las cobardías, y le celebran los disparates al tte coronel, como si se tratara de un genio. Son los abyectos adulantes rojo-rojitos que salivan sadomasoquistamente ante el goce de la bota pestilente que los patea. Son éstos los que yacen tendidos ante los pies del “bravucón-timorato de Cancún" dispuestos a reprimir cualquier disidencia e imponer un silencio sepulcral a fin de no molestar la frágil epidermis del comandante. Son los que utilizan los medios de comunicación social para acusar de desestabilización a cualquier protesta social, para repetir una y mil veces el ya desgastado libreto del magnicidio, para ver en cualquier reclamo de los trabajadores una acción patrocinada por la CIA, y criminalizar cualquiera acción emprendida por los estudiantes como un acto de traición a la Patria. Lastimosamente muchos de ellos rebeldes y contestatarios de otros tiempos.
Los males cuestionados y criticados por todos los venezolanos en el pasado, entre ellos el servilismo, se han constituido en la ley suprema en el presente. En los 40 años de puntofijismo, sin ignorar las desgracias generadas por un liderazgo corrupto y decadente, jamás se llegó al nivel de sumisión e idolatría como la que vivimos en los tiempos actuales.
Vale recordar que el pensamiento marxista, nunca postuló ni el culto a la personalidad ni la existencia de partidos únicos. Los líderes históricos surgen del diálogo crítico con las masas populares y no mediante la imposición de mesías de cuño despótico. Quienes promueven el principio del caudillo, así como la existencia de un partido único con estructura y disciplina militar, fueron y siguen siendo los proyectos nazi-fascistas, es decir el Socialfascismo bolivariano.
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