Diplomacia bipolar
Fuente: Diario Tal Cual
En cuatro ocasiones Caracas ha roto o congelado relaciones con Bogotá desde 2005. La reunión de Santa Marta sólo evidenció un alto nivel de improvisación por parte de Venezuela.
Las relaciones entre el mandatario venezolano Hugo Chávez y Juan Manuel Santos, ex ministro de la Defensa y presidente de Colombia, han sido por momentos muy tensas y sus diferencias llegaron a ser descritas por este último como las del agua y el aceite.
Una especie de bipolaridad ha signado las relaciones entre Venezuela y Colombia, que según el diplomático Fernando Gerbasi, se debe a la ambigua posición que ha mantenido el Estado venezolano sobre las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
En cuatro ocasiones Caracas ha roto o congelado relaciones con Bogotá desde 2005, pero hasta la ruptura del pasado 22 de julio los protagonistas eran siempre Hugo Chávez, y su homólogo colombiano, Álvaro Uribe. En las peleas de ambos mandatarios más de un improperio salió para el nuevo presidente colombiano Juan Manuel Santos.
La semana pasada Chávez olvidó que hacía sólo unos meses despotricaba de Santos, respondía a las acusaciones de que cobijaba a la guerrilla en su territorio, jurando que nunca consentiría que nada parecido ocurriese. Dejó de quejarse ante Colombia y el mundo que Uribe hubiera concedido a Washington el uso de bases militares.
Fernando Gerbasi, ex embajador de Venezuela en Colombia, aún no logra definir a ciencia cierta lo que pasó en Santa Marta el martes. "Ha habido un cambio radical que no explica lo que ha ocurrido. El viraje de la política exterior con Colombia fue tan marcado que se evidenció con el comunicado de la cancillería por el atentado en Bogotá", señala.
Para Gerbasi, la reunión de Santa Marta sólo evidenció un alto nivel de improvisación por parte de Venezuela que dejó como consecuencia unos acuerdos "muy positivos, pero que favorecen en su mayoría a Colombia".
Sobre las flores que el presidente Chávez entregó a la canciller colombiana María Ángela Holguín y el exceso de cordialidad por parte de Chávez en el encuentro, el ex embajador explica que este tipo de conductas no responden a la diplomacia sino a gestos espectaculares que tienen que ver con la opinión pública.
¿QUÉ OBTIENEN DE LOS ACUERDOS?
Aunque a nivel diplomático es difícil explicar el cambio del presidente venezolano. En el caso de Chávez pareciera que lo más importante fuera que no se le siga señalando como patrocinador o cómplice de las FARC y el ELN.
En menor medida estaría el tema de la reanudación del comercio fronterizo, que, sin embargo, es un dolor de cabeza para Chávez, a pesar de que asegura que existen otras fuentes de suministro de alimentos, así lo explica el abogado especialista en comercio exterior e integración económica, Emilio Novel.
El especialista considera que Santos logra que Chávez se comprometa a no permitir que las fuerzas narcoterroristas y violentas actúen en territorio nacional.
Además del compromiso de acciones conjuntas de vigilancia en la frontera. "Chávez ni menciona el acuerdo de "bases" militares de EEUU, que tanto denunció como amenaza a Venezuela y Suramérica. Arranca también un compromiso del pago de las deudas señaladas", explica Novel.
"Ambos obtienen el restablecimiento de las relaciones diplomáticas y el respeto de las soberanías", sostiene. En Colombia, autoridades y observadores han recibido esta noticia con una complacencia cauta. No hay mucho entusiasmo. "Wait and see sería la divisa para lo sucesivo", afirma Emilio Novel.
"En Venezuela, hay más o menos la misma percepción. Son demasiadas las veces en que estos acuerdos se han derrumbado, sobre todo, hay que decirlo, por la torpeza de Chávez", concluyó.
EL GRAN RECULE
Lo cierto es que en sólo 20 días, Chávez pasó de la ruptura de relaciones a ofrecimientos de amistad sincera, de descalificaciones destempladas a normalización de lazos binacionales, de denuncias de ataques militares inminentes a promesas de paz y buenos deseos.
Entre ambos países quien más cambió su postura fue sin duda el presidente venezolano. De un tajo, Chávez eliminó su discurso de confrontación, y se desdijo de casi todas sus acusaciones y puntos de vista previos: ahora las bases militares de EEUU ya no son un peligro, Santos no es una amenaza a la paz de Latinoamérica y los planes de invasión a Venezuela se desvanecieron.
Pero más aún: de rendir minutos de silencio a Marulanda y reconocer el carácter beligerante de la guerrilla colombiana, ahora el mandatario venezolano pasó a reivindicar la majestad del Estado colombiano para manejar sus asuntos internos, pedir personalmente la desmovilización de las FARC y el ELN y comprometerse a no albergar en Venezuela a grupos insurgentes.
Sin duda, el recule de Chávez y su definitivo reconocimiento del Estado colombiano como único interlocutor válido al otro lado de la frontera, auguran una nueva era en las relaciones binacionales.
Etiquetas: narcoterrorismo
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