La militarización social del siglo XXI
Por: José Rafael López Padrino
La opereta del tte coronel, referida como socialismo del siglo XXI, representa un modelo de organización política que aboga por una militarización de la sociedad (burocracia disciplinada) con la pretensión de transformar al país en un gran cuartel.
Proyecto que propicia la sequía del pensamiento único, la criminalización de la disidencia política, una demencial carrera armamentista y la imposición de un capitalismo de Estado salvaje. Es un modelo que aplica la doctrina nazifascista de Seguridad y Defensa Nacional (Do Cuoto y Littuma Arízaga), la cual estigmatiza a la disidencia política "como enemigo interno", el cual hay que exterminar (pulverizar) a fin de lograr la "paz interna" de la nación.
Para el socialchavismo, el militarismo no sólo es un instrumento de continuidad del modelo de dominación capitalista, sino una herramienta efectiva para el control social del ciudadano, con vista a dominar cada vez más la cultura (pensamiento único), la educación (mediocre e improvisada), los medios de comunicación (censura y cierre de ellos) y la economía nacional (capitalismo de Estado salvaje). Es la transformación de la nación en un inmenso cuartel, en un "Estado Guarnición" en donde impere el "Ordene, mi comandante". Esta perversa colcha de retazos ideológicos, ha hecho suyo el lema fascista de "Creer, obedecer, combatir" no sólo como expresión de subordinación del colectivo frente al hiperlíder, sino también como manifestación del espíritu militarista y del apego a la disciplina.
Esta falsa revolución redentora, no le pertenece a los trabajadores, a los excluidos sociales, a los intelectuales progresistas, al venezolano común. En realidad le pertenece a los oportunistas de siete suelas, a los saqueadores del Fisco Nacional, a los boliburgueses, en fin a los estafadores de las esperanzas de los venezolanos. Es la revolución de los cipayos que le cantan loas a la "sabiduría", y al "pensamiento", del felón de Sabaneta. Es el militarismo de Norberto Ceresole (Caudillo-Ejercito-Masa, 1999), credo bíblico de la nueva logia militar bolivariana que ha tomado por asalto el poder en Venezuela.
¿Podemos calificar a este corrupto bochinche facho, como revolución socialista? Obviamente NO. Este festín hamponil no es sino un proyecto bonapartista dirigido por un líder mesiánico, secundado por una pandilla de castrados civiles y militares que propician un modelo prusiano que atenta contra los derechos del pueblo trabajador, que ha entregado nuestra soberanía al gran capital transnacional (empresas mixtas), y violenta los derechos humanos en nombre de un supuesto socialismo bolivariano.
El pretorianismo militar se enseñorea una vez más en nuestro país, ahora con un nuevo mascarón de proa, el socialchavismo del siglo XXI. Un modelo de subdesarrollo político que profundiza la explotación, propicia una exclusión ideológica, patrocina un patrioterismo nauseabundo y aspira perpetuarse en el poder.
La opereta del tte coronel, referida como socialismo del siglo XXI, representa un modelo de organización política que aboga por una militarización de la sociedad (burocracia disciplinada) con la pretensión de transformar al país en un gran cuartel.
Proyecto que propicia la sequía del pensamiento único, la criminalización de la disidencia política, una demencial carrera armamentista y la imposición de un capitalismo de Estado salvaje. Es un modelo que aplica la doctrina nazifascista de Seguridad y Defensa Nacional (Do Cuoto y Littuma Arízaga), la cual estigmatiza a la disidencia política "como enemigo interno", el cual hay que exterminar (pulverizar) a fin de lograr la "paz interna" de la nación.
Para el socialchavismo, el militarismo no sólo es un instrumento de continuidad del modelo de dominación capitalista, sino una herramienta efectiva para el control social del ciudadano, con vista a dominar cada vez más la cultura (pensamiento único), la educación (mediocre e improvisada), los medios de comunicación (censura y cierre de ellos) y la economía nacional (capitalismo de Estado salvaje). Es la transformación de la nación en un inmenso cuartel, en un "Estado Guarnición" en donde impere el "Ordene, mi comandante". Esta perversa colcha de retazos ideológicos, ha hecho suyo el lema fascista de "Creer, obedecer, combatir" no sólo como expresión de subordinación del colectivo frente al hiperlíder, sino también como manifestación del espíritu militarista y del apego a la disciplina.
Esta falsa revolución redentora, no le pertenece a los trabajadores, a los excluidos sociales, a los intelectuales progresistas, al venezolano común. En realidad le pertenece a los oportunistas de siete suelas, a los saqueadores del Fisco Nacional, a los boliburgueses, en fin a los estafadores de las esperanzas de los venezolanos. Es la revolución de los cipayos que le cantan loas a la "sabiduría", y al "pensamiento", del felón de Sabaneta. Es el militarismo de Norberto Ceresole (Caudillo-Ejercito-Masa, 1999), credo bíblico de la nueva logia militar bolivariana que ha tomado por asalto el poder en Venezuela.
¿Podemos calificar a este corrupto bochinche facho, como revolución socialista? Obviamente NO. Este festín hamponil no es sino un proyecto bonapartista dirigido por un líder mesiánico, secundado por una pandilla de castrados civiles y militares que propician un modelo prusiano que atenta contra los derechos del pueblo trabajador, que ha entregado nuestra soberanía al gran capital transnacional (empresas mixtas), y violenta los derechos humanos en nombre de un supuesto socialismo bolivariano.
El pretorianismo militar se enseñorea una vez más en nuestro país, ahora con un nuevo mascarón de proa, el socialchavismo del siglo XXI. Un modelo de subdesarrollo político que profundiza la explotación, propicia una exclusión ideológica, patrocina un patrioterismo nauseabundo y aspira perpetuarse en el poder.
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home