1 de Mayo día de lucha y resistencia
El 1 de mayo es la fiesta del Movimiento Obrero Mundial. Fue proclamado como Día Internacional de los Trabajadores (1889) en homenaje a los Mártires de Chicago. Ese día se realizó en la Plaza Haymarket de Chicago una gran manifestación obrera contra la empresa McCormick en demanda de la jornada de ocho horas de trabajo. En la demostración convocada para el día siguiente, se producen disturbios y mueren varios agentes policiales víctimas de la explosión de una bomba lanzada por alguien que jamás fue identificado (Mayo 1886). A raíz de ello, un grupo de trabajadores fueron detenidos y juzgados bajo el cargo de asesinato. En un juicio amañado cuatro de los detenidos fueron encontrados culpables y sentenciados a muerte, otros tres fueron perdonados en 1893 al no encontrarse pruebas contra ellos.
Los trabajadores venezolanos conmemoran este 1 de Mayo sumidos en la mayor indefensión laboral dada la ofensiva neoliberal del régimen del Bonaparte de Sabaneta en contra de sus conquistas laborales y sus instrumentos de lucha, los sindicatos. Los incrementos salariales decretados por dedo del morador de Miraflores, son una demostración palpable de esta perversa política. Recordemos que la Ley Orgánica del Trabajo obliga al gobierno a reunirse con los sectores involucrados a los fines de consensuar ese aumento salarial, incluyendo obviamente a los trabajadores, quienes no fueron consultados.
El tasador de Miraflores ha decretado el incremento de un 26.5% del salario mínimo (de Bs. 1.224 a Bs. 1.548 de forma fraccionada) y de un 45% (promedio) del salario de los empleados de la administración pública centralizada. Estos aumentos son totalmente deficitarios y representan una bofetada a los trabajadores, pues los mismos no responden a una compensación ni siquiera sobre la base de los índices inflacionarios reportados por el Banco Central de Venezuela. Los tabuladores salariales de los empleados públicos no habían sido revisados desde el 1 de mayo de 2008, y desde ese momento el índice inflacionario se ha incrementado en un 96,3%, (BCV).
Históricamente el salario de los trabajadores siempre se ha quedado a la zaga de la inflación anual, o sea que no compensa lo que se perdió en poder adquisitivo en el año anterior. Es decir los asalariados sufren una pérdida sistemática de su capacidad económica como estrategia de sometimiento al proyecto hegemónico. La pérdida del poder adquisitivo se da como consecuencia de la depreciación de la moneda (ajustes cambiarios en el argot oficialista durante el 2010 y 2011), una depredadora inflación (la más alta de Latinoamérica) y una incontrolable especulación. Así, el nuevo salario mínimo sólo cubrirá el 48,7% de la canasta alimentaria familiar. Si tomamos como referencia que la línea de pobreza la establece la capacidad de un hogar de satisfacer o no sus necesidades básicas, es obvio que una alta proporción de la población venezolana (72%) esta en condiciones de pobreza. Los 1.407 bolívares mensuales que recibirán los trabajadores a partir de mayo representan 327,2 dólares al cambio oficial. Ese monto es el más bajo de los últimos 4 años al compararlos con los 1.224 bolívares recibidos en el 2010 equivalentes a 470,8 dólares; con los 967 bolívares del 2009 similares a 449,8 dólares y con los 799 bolívares del 2008 que al cambio de entonces significaron 371,7 dólares en el bolsillo de los trabajadores.
Pero además esta ofensiva antiobrera se ha materializado en la eliminación de la autonomía sindical, en la imposición de condiciones precarias de trabajo, en la penalización del derecho a la huelga, en la negativa a la discusión de contratos colectivos (80% de los contratos colectivos están pendientes para su discusión), en la eliminación de la seguridad social, en el sistemático chantaje laboral de los trabajadores por razones políticas y la criminalización de la protesta sindical (Art. 283 y 506 del reformado Código Penal). Más de 60 dirigentes sindicales venezolanos han sido llevados ante los tribunales en los últimos años por haber participado en manifestaciones de carácter reivindicativo. Además, el régimen ha profundizado el debilitamiento del movimiento sindical al patrocinar el surgimiento de Centrales (Unión Nacional de Trabajadores; Fuerza Socialista Bolivariana de Trabajadores), Federaciones y Sindicatos obreros paralelos sumisos a los intereses del tte coronel. Es decir, se ha creado un aparato político sindical, que no responde a los intereses de los trabajadores, sino que esta al servicio del régimen, a la voluntad del "mariscal de sabaneta", en su afán por domesticar a esta combativa clase social y poder seguir cercenando sus derechos laborales. Lamentablemente, las otras Centrales se han transformado en instancias burocratizadas de espalda a las necesidades de los trabajadores.
Frente al socialfascismo bolivariano los trabajadores deben incorporarse activamente a las nuevas alternativas organizativas como el Frente Autónomo en Defensa del Empleo, el Salario y el Sindicato (Fadess) en su lucha en contra de las políticas intervencionistas y agresivas del régimen. Hay que frenar el desmantelamiento del movimiento sindical organizado y defender las conquistas laborales. Los trabajadores venezolanos no están dispuestos a gritar como borregos “Ordene, comandante en jefe” y marchar detrás de los nuevos verdugos de los trabajadores. Cuan acertado fue el viejo Marx cuando escribió en los Estatutos Generales de la Asociación Internacional de los Trabajadores (1871) que "la emancipación de la clase obrera debe ser obra de los obreros mismos".
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