Venezuela: Insulto, racismo y campaña electoral
Por: Orlando
Ochoa Terán
Fuente: Semanario Quinto Día (Venezuela)
Vía: Soberanía.org
El insulto racista, especialmente
anti semita, es de reciente data y adquiriere su clímax con la alusión de
“cochino” que hace el presidente Chávez de su nuevo adversario y que algunos
han asociado a un lenguaje procaz que no encaja con Henrique Capriles.
La revolución bolivariana degradó el debate político
La diatriba, el vituperio y el insulto no son formas nuevas
de hacer política. Sus antecedentes se remontan a milenios. Aristófanes usó el
teatro como un medio para expresar opiniones políticas lacerantes. A su obra
satírica Las Nubes se atribuye en parte la pena de muerte de Sócrates. Se cree
que la invectiva política se deslizó en medio de la enorme corriente cultural
que los romanos reciben de Grecia.
Con las garantías constitucionales de libertad de prensa y
expresión, la modernidad recibe el insulto y la injuria como forma de lucha
política. El discurso político de la nueva república americana en el siglo XIX
se caracterizó por expresiones crudas e irritantes agudezas que hicieron del
debate público un verdadero campo de batalla que involucró a los propios padres
fundadores. El filósofo Thomas Paine, en una carta que dirige al propio George
Washington lo acusa de traidor a la amistad y lo acusa de hipócrita de quien
“el mundo no sabrá decidir si es un impostor que abandonó los buenos principios
o si alguna vez tuvo algunos”.
En las elecciones de 1800 a John Adams lo llamaron “ciego, calvo, desdentado y cojo
que quiere comenzar una guerra con Francia”. A Thomas Jefferson le endilgaron
insultos como “asesino”, “adúltero”, “violador”, “asaltante”, “incestuoso”.
Abraham Lincoln fue llamado “sucio contador de historias, mentiroso, déspota,
ladrón, bufón, usurpador, monstruo, ignorante, asaltante, embaucador y pirata
de tierra”. Henry Clay, legislador y
político estadounidense llamó al presidente Andrew Jackson “un ignorante
apasionado, hipócrita, corrupto y fácilmente influenciable por los hombres mas
bajos que lo rodean.”
Las situaciones políticas que han dado lugar a la invectiva
ingeniosa, aguda o inteligente son comunes en todas las sociedades y resultaría
una tentación compararlas o intercambiarlas con nuestra era bolivariana. John
Randolph, congresista de EE UU, aludiendo a Edward Livington, secretario de
Estado del presidente Andrew Jackson, lo calificó como “un hombre de
espléndidas habilidades, pero manifiestamente corrupto. Como una macarela
podrida a la luz de la luna, brilla, pero apesta.”
El racismo en campaña
En los tiempos de la cuarta, pese a que los bolivarianos
describen como de “cúpulas podridas”, se pueden mencionar a políticos de
ingenio que escasean en la era revolucionaria, tales como Jóvito Villalba,
Rómulo Betancourt, Rafael Caldera, Domingo Alberto Rangel, Miguel Otero Silva,
Arturo Uslar Pietri, Luis Beltrán Prieto Figueroa, Gonzalo Barrios, Luis
Herrera, Moisés Moleiro, Arístides Calvani, Jorge Olavarría, Manzo González,
Teodoro Petkoff, José Rodríguez Iturbe, entre otros. La revolución bolivariana
degradó el debate político. En la arena de Internet se ha inaugurado un nuevo
lenguaje que dista mucho del ingenio.
En una sociedad como la venezolana, tan diversa desde el
punto de vista étnico el racismo como insulto político no sólo no había tenido
cabida sino que carece de sentido. Sin embargo se ha abierto paso. El insulto
racista, especialmente anti semita, es de reciente data y adquiriere su clímax
con la alusión de “cochino” que hace el presidente Chávez de su nuevo
adversario y que algunos han asociado a un lenguaje procaz que no encaja con
Henrique Capriles. Sin embargo, la expresión está asociada desde hace siglos a
una forma racista de insultar a los judíos y se origina durante la Edad Media
en Europa. Entonces el insulto anti
semita encuentra expresión concreta en catedrales, iglesias y edificios
públicos en Suiza, Austria, Bélgica,
Francia, pero especialmente en Alemania, en las cuales se representa a
judíos en actividades obscenas con cerdos y es conocido con el vocablo
Judensau. El insulto se fundamenta en la prohibición ritual judía de comer o
tocar cochinos.
Judensau, traducido como “cochino judío” se revive en la
Alemania nazi como insulto. Es un aspecto de la cultura anti semita europea ya
clausurada. Por eso llama poderosamente la atención que esta forma de racismo
fascista surja en boca de un líder socialista y caribeño, lo cual sugiere que
no fue un impromptu sino una expresión preconcebida, calculada y asistida por
algún sofisticado consejero. ¿Una señal de la campaña electoral del PSUV?
El costo político del racismo en campañas electorales ha
probado ser enorme en otras latitudes. Se pone a prueba en Venezuela. El
mensaje que se envía a poderosos grupos en el exterior que de otra manera no
habrían prestado atención a la
candidatura de un católico de origen judío, pudiera ser significativo.
[*] Orlando Ochoa Terán / E-mail: o.ochoa@att.net
Etiquetas: antisemitismo
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