EE.UU. y Venezuela: ¿De las sanciones a una ruptura definitiva?
El Gobierno de Nicolás Maduro deberá reaccionar con medidas duras si no quiere empeorar su imagen entre las corroídas bases del chavismo
POR: María Teresa Romero Fuente: PAN AM POST
POR: María Teresa Romero Fuente: PAN AM POST
La Casa Blanca comunicó que ya no se opondría a sanciones a altos funcionarios del régimen venezolano. (Pixabay)
La aprobación por parte del Senado de Estados Unidos de un proyecto de ley que busca suspender visas y congelar activos en territorio estadounidense de al menos 56 funcionarios venezolanos de alto nivel acusados de violaciones de derechos humanos, bien podría traer un rompimiento definitivo de las relaciones diplomáticas entre EE.UU. y Venezuela. Sobre todo si, como es esperado, lo aprueba la Cámara de Representantes y lo sanciona el presidente Barack Obama.
Y es posible que todo el proceso se cumpla; la Cámara de Representantes elevó por su parte un proyecto similar el pasado mes de mayo y la Casa Blanca ya afirmó que no se opondría a nuevas sanciones contra Venezuela.
Sancionar a chavistas claves en el momento de debilidad política y económica que vive el Gobierno y el liderazgo de Nicolás Maduro lo obligaría a pasar de la mera retórica antiimperialista a la acción práctica —a tomar algunas medidas políticas y comerciales hacia EE.UU.
Sancionar a chavistas claves en el momento de debilidad política y económica que vive el Gobierno y el liderazgo de Nicolás Maduro, lo obligaría a pasar de la retórica antiimperialista a la acción práctica
Maduro podría, por ejemplo, recortar su venta de petróleo a EE.UU., o tomar medidas como la que temía la exsenadora demócrata Mary Landrieu, quien en agosto pasado presentó objeciones a las sanciones alegando que podían provocar despidos en una planta que posee la petrolera venezolana Citgo en Luisiana.
Pero esas medidas serían sumamente costosas en términos económicos. En cambio, podría concitar el apoyo de la mayoría de los Gobiernos latinoamericanos, como lo ha hecho en meses anteriores. Pero esta vez le será más difícil en virtud de la mala imagen que tiene por las violaciones a los derechos humanos, la persecución y la tortura a los opositores a su Gobierno.
Una de las acciones menos costosas sería el corte de relaciones diplomáticas que ya prácticamente no existe entre ambos países. De hecho, Maduro viene amenazando con ello. Pocos días atrás afirmó, sin pruebas en mano, que está evaluando las relaciones con EE.UU. debido a informes que tendría de una supuesta injerencia y desestabilización a su Gobierno por parte de la embajada estadounidense en Caracas.
Ha acusado a empleados de esa misión diplomática de “comprar” a funcionarios venezolanos para desestabilizar al país. “Han tocado a funcionarios de instituciones diversas, han tocado y han comprado a alguna gente para que diga ser chavista o utilice su condición de chavista y se venga con una puñalada por detrás contra el pueblo, a traicionar al pueblo y a ponerse una camisa roja para tratar de dividir a las fuerzas revolucionarias”, señaló.
En todo caso, el mandatario venezolano debería responder de alguna forma concreta si quiere quedar medianamente bien ante su cada vez más dividido Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y sus decepcionados seguidores chavistas. Según la encuesta de Datanálisis de octubre de este año, la valoración de Nicolás Maduro alcanzó su nivel más bajo con una desaprobación de 67,5%, mientras que el chavismo pierde adeptos, con 28,9% de personas que se autodeclaran partidarios suyos, contra 38% a favor de la oposición.
El mandatario venezolano debería responder de alguna forma concreta si quiere quedar medianamente bien ante su cada vez más dividido Partido Socialista Unido de Venezuela
Ya no le basta al presidente castrochavista con tildar a los congresistas estadounidenses de “insolentes” y cuestionar el proyecto de ley con palabras vacías y amenazas que nunca cumple, como lo hizo tras conocer la reciente decisión bipartidista del Senado de ese país . “¿Quién es el Senado de Estados Unidos para sancionar a la patria de Bolívar? No aceptamos sanciones imperialistas. De la vía de las sanciones van a salir muy mal parados”, dijo Maduro.
Pero el presidente bolivariano quedaría muy mal si no hace nada concreto para respaldar a los numerosos funcionarios y militares de alto nivel que serían afectados por las sanciones estadounidenses, entre los que se encuentran: Luisa Ortega Díaz, Fiscal General de la República; Hugo Carvajal, exjefe de la Dirección de Inteligencia Militar (DIM); Aref Eduardo Richany Jiménez, exjefe de la Compañía Anónima Venezolana de Industrias Militares (CAVIM); José Gregorio Vielma Mora, Gobernador del Estado Táchira; Henry Rangel Silva, Gobernador del Estado Trujillo y exministro de Defensa; Miguel Rodríguez Torres, exministro de Interiores, Justicia y Paz; Gustavo Enrique González López, director actual del servicio de inteligencia (SEBIN) y Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea Nacional y el número dos del chavismo.
A la vez, si definitivamente rompe relaciones con Estados Unidos, digan lo que digan los líderes de izquierda latinoamericanos y del mundo, el Gobierno de Nicolás Maduro quedará más aislado y desprestigiado en la comunidad internacional, mientras que EE.UU. renovaría sus principios, imagen y lucha por la protección de la democracia en el continente y en el mundo.
La aprobación por parte del Senado de Estados Unidos de un proyecto de ley que busca suspender visas y congelar activos en territorio estadounidense de al menos 56 funcionarios venezolanos de alto nivel acusados de violaciones de derechos humanos, bien podría traer un rompimiento definitivo de las relaciones diplomáticas entre EE.UU. y Venezuela. Sobre todo si, como es esperado, lo aprueba la Cámara de Representantes y lo sanciona el presidente Barack Obama.
Y es posible que todo el proceso se cumpla; la Cámara de Representantes elevó por su parte un proyecto similar el pasado mes de mayo y la Casa Blanca ya afirmó que no se opondría a nuevas sanciones contra Venezuela.
Sancionar a chavistas claves en el momento de debilidad política y económica que vive el Gobierno y el liderazgo de Nicolás Maduro lo obligaría a pasar de la mera retórica antiimperialista a la acción práctica —a tomar algunas medidas políticas y comerciales hacia EE.UU.
Sancionar a chavistas claves en el momento de debilidad política y económica que vive el Gobierno y el liderazgo de Nicolás Maduro, lo obligaría a pasar de la retórica antiimperialista a la acción práctica
Maduro podría, por ejemplo, recortar su venta de petróleo a EE.UU., o tomar medidas como la que temía la exsenadora demócrata Mary Landrieu, quien en agosto pasado presentó objeciones a las sanciones alegando que podían provocar despidos en una planta que posee la petrolera venezolana Citgo en Luisiana.
Pero esas medidas serían sumamente costosas en términos económicos. En cambio, podría concitar el apoyo de la mayoría de los Gobiernos latinoamericanos, como lo ha hecho en meses anteriores. Pero esta vez le será más difícil en virtud de la mala imagen que tiene por las violaciones a los derechos humanos, la persecución y la tortura a los opositores a su Gobierno.
Una de las acciones menos costosas sería el corte de relaciones diplomáticas que ya prácticamente no existe entre ambos países. De hecho, Maduro viene amenazando con ello. Pocos días atrás afirmó, sin pruebas en mano, que está evaluando las relaciones con EE.UU. debido a informes que tendría de una supuesta injerencia y desestabilización a su Gobierno por parte de la embajada estadounidense en Caracas.
Ha acusado a empleados de esa misión diplomática de “comprar” a funcionarios venezolanos para desestabilizar al país. “Han tocado a funcionarios de instituciones diversas, han tocado y han comprado a alguna gente para que diga ser chavista o utilice su condición de chavista y se venga con una puñalada por detrás contra el pueblo, a traicionar al pueblo y a ponerse una camisa roja para tratar de dividir a las fuerzas revolucionarias”, señaló.
En todo caso, el mandatario venezolano debería responder de alguna forma concreta si quiere quedar medianamente bien ante su cada vez más dividido Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y sus decepcionados seguidores chavistas. Según la encuesta de Datanálisis de octubre de este año, la valoración de Nicolás Maduro alcanzó su nivel más bajo con una desaprobación de 67,5%, mientras que el chavismo pierde adeptos, con 28,9% de personas que se autodeclaran partidarios suyos, contra 38% a favor de la oposición.
El mandatario venezolano debería responder de alguna forma concreta si quiere quedar medianamente bien ante su cada vez más dividido Partido Socialista Unido de Venezuela
Ya no le basta al presidente castrochavista con tildar a los congresistas estadounidenses de “insolentes” y cuestionar el proyecto de ley con palabras vacías y amenazas que nunca cumple, como lo hizo tras conocer la reciente decisión bipartidista del Senado de ese país . “¿Quién es el Senado de Estados Unidos para sancionar a la patria de Bolívar? No aceptamos sanciones imperialistas. De la vía de las sanciones van a salir muy mal parados”, dijo Maduro.
Pero el presidente bolivariano quedaría muy mal si no hace nada concreto para respaldar a los numerosos funcionarios y militares de alto nivel que serían afectados por las sanciones estadounidenses, entre los que se encuentran: Luisa Ortega Díaz, Fiscal General de la República; Hugo Carvajal, exjefe de la Dirección de Inteligencia Militar (DIM); Aref Eduardo Richany Jiménez, exjefe de la Compañía Anónima Venezolana de Industrias Militares (CAVIM); José Gregorio Vielma Mora, Gobernador del Estado Táchira; Henry Rangel Silva, Gobernador del Estado Trujillo y exministro de Defensa; Miguel Rodríguez Torres, exministro de Interiores, Justicia y Paz; Gustavo Enrique González López, director actual del servicio de inteligencia (SEBIN) y Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea Nacional y el número dos del chavismo.
A la vez, si definitivamente rompe relaciones con Estados Unidos, digan lo que digan los líderes de izquierda latinoamericanos y del mundo, el Gobierno de Nicolás Maduro quedará más aislado y desprestigiado en la comunidad internacional, mientras que EE.UU. renovaría sus principios, imagen y lucha por la protección de la democracia en el continente y en el mundo.
Etiquetas: Aref Richany, Derechos Humanos, Nicolás Maduro, Proyecto S2142
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