Las sanciones
Por: Adolfo Taylhardat
Fuente: El Nacional
El ilegítimo no entiende, o pretende no entender, que las sanciones decididas por el Congreso de los Estados Unidos no están dirigidas contra Venezuela como país, sino a una serie de elementos que cometieron atropellos, abusos, ultrajes, desafueros y violaciones de los derechos humanos contra los participantes en las manifestaciones de los primero meses de este año. Elementos que, además, forman parte de la mafia bolicorrupta que se ha dedicado a expoliar el erario público y que hoy día ha llevado a Venezuela al borde de la bancarrota. Algunos, además, incursos en el tráfico de drogas.
Durante toda la semana pasada el ilegítimo se dedicó a denunciar esas sanciones como si se tratara de un atentado contra la soberanía y la integridad de la nación y se volcó en insultos e improperios contra “el imperio” y su Presidente. “Los gringos dicen que van a sancionar a Venezuela”. “El pueblo venezolano no se arrodilla ante nadie”. “A Venezuela no la sanciona nadie porque nuestro pueblo decidió ser libre”. “Estados Unidos saldrá muy mal parados si ejecutan las sanciones” “El camino de las sanciones se sabe dónde comienza pero no donde termina”. “Estados Unidos se está metiendo en un callejón sin salida”. “Ahora empieza a ensayar políticas fracasadas contra Venezuela”. “Es un insulto que crea indignación que el Congreso de los Estados Unidos y ahora la Casa Blanca apliquen sanciones a Venezuela”.
Evidentemente la decisión del Congreso de Estados Unidos de sancionar a una serie de funcionarios civiles y militares venezolanos ha producido un impacto fulminante sobre el ilegítimo. “Estados Unidos sanciona a un conjunto de oficiales con moral y alto rango y terminarán venezolanos inocentes siendo víctimas de la ultraderecha”. ¡Vergüenza, el ilegítimo se solidariza con los delincuentes!
He presentado una serie de citas de pronunciamientos públicos del ilegítimo que no merecen siquiera comentarios porque son muestras del desprecio con el cual el régimen asume las medidas dictadas por las más altas autoridades de los Estados Unidos. Ya el Departamento de Estado ha hecho saber que el presidente Obama pondrá en ejecución la ley dictada por el Poder Legislativo estadounidense.
Todavía no se conocen los nombres de las personas que serán objeto de las sanciones, las cuales, como se sabe, consisten en la anulación o la negación de visas para ingresar o permanecer en suelo norteamericano y la congelación o incautación de las cuentas bancarias, bienes, propiedades o haberes de esas personas en territorio norteamericano. Es de esperar que cuando cese la dictadura que esclaviza y subyuga a Venezuela y a los venezolanos, los capitales y bienes incautados reviertan al Estado venezolano.
Pero las iras que han desencadenado la irracionalidad del ilegítimo han ido más allá. Ha confesado que la ruptura de relaciones con los Estados Unidos es una idea que le ha estado revoloteando en la cabeza”. “A veces provoca. Si uno actuara solamente con el sentimiento de dignidad, provoca romper las relaciones diplomáticas y políticas (¿) con el gobierno de Estados Unidos. Todas las relaciones. Cerrar la embajada allá, cerrar todos los consulados y punto, se acabó, y que se vaya la embajada de Estados Unidos acá, completica”. “No rompo la relaciones por sabiduría chavista”.
Qué significa esto último. ¿Cuál sabiduría chavista? ¿La de la expulsión de un embajador norteamericano, la del retiro del placet a otro Embajador que estaba por asumir sus funciones en Caracas, la del arranque de irracionalidad que llevo las relaciones con Colombia a punto de desembocar en una guerra, la de la expulsión en varias ocasiones de todo el personal de la Embajada colombiana?
Lo que ha impedido la ruptura con Estados Unidos ha sido el hecho de que el perdedor en una decisión como esa será nuestro país. Aunque el ilegítimo y su régimen se autoproclamen antiimperialistas, anticapitalistas, antiestadounidenses y todos los demás “antis” que se les ocurra, la realidad es que el país sigue dependiendo de sus relaciones con Norteamérica.
Personalmente celebro la iniciativa del Congreso de Estados Unidos de dictar una ley para castigar a los violadores de los derechos humanos y autores de agresiones contra jóvenes indefensos, muchos de ellos mujeres, que manifestaron contra la dictadura y en favor de la libertad. No se trata de que el poder legislativo de otro país asuma el papel de la justicia venezolana. De lo que se trata es que aquí no hay justicia porque los órganos judiciales venezolanos son instrumentos del régimen. Los jueces cómplices, por inacción, de los autores de esos desmanes. Cualquier juez decente y aliente, que los hay, es susceptible de ser condenado sin formula de juicio a 30 años de prisión.
Por todo eso, bienvenida la decisión de las autoridades estadounidenses. Otros países, especialmente los “hermanos” latinoamericanos deberían verse en ese espejo y asumir una actitud más militante en apoyo a la democracia venezolana.
Me calificarán de pitiyanqui, de traidor, de vendepatria (¿qué es una raya más para un tigre?), pero ojalá la justicia norteamericana no se limite a sancionar a un pequeño grupo de delincuentes, sino que extienda la recolección de basura a todos los inmorales que se valen de las ventajas que les brinda la democracia norteamericana para salvaguardar el fruto de sus fechorías
Etiquetas: Derechos Humanos, Nicolás Maduro, Proyecto S2142
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