Venezuela y La Amenaza Islámica

Por: Alejandro Morillo 

Fuente; Noticias Universitarias

Maduro y Rowhani CONSPIRANDO Contra OCCIDENTE?

Es triste asistir al espectáculo de unas sociedades que se han dejado infiltrar por una perversión criminal disfrazada de religión llamada islam, que reúne los más bajos instintos criminales y pretende tomar el mundo contemporáneo a la manera de un califato dispuesto a aplastar la civilización postindustrial y someterla a una barbarie genocida negadora de los derechos humanos más elementales.

Es esto lo que están logrando estos adefesios llamados Al-Qaeda y Estado Islámico, al disputarse la autoría de los crímenes perpetrados por tres enajenados contra diez caricaturistas, tres policías y cuatro rehenes en París a plena luz del día el miércoles 7 y el viernes 9 de este mes de enero 2015.

Y lo más triste del espectáculo es que la prensa y analistas internacionales le han dado la cobertura que se le otorga a cualquier movimiento religioso popular, bajo el entendido de que se trata de “minorías dignas de atención cultural especial” en las sociedades que cometieron el error de admitir su entronización en guetos criminales sostenidos durante tres generaciones.

Pero tales bandas disfrazadas de religión no han actuado solas, pues su desarrollo en las sociedades europeas ha estado apadrinado por partidos e intelectuales de izquierda, bajo la falsa bandera de un multiculturalismo deforme como verdadero barril de dinamita construido para destruir el progreso civilizatorio occidental.

Y la respuesta del gobierno francés de convocar a una marcha unitaria de la sociedad gala luce risible frente al regocijo interno de las poblaciones musulmanas de todo el mundo ante la infantil ilusión de una integración cultural que acepte a seres enajenados que sueñan con poner de rodillas al mundo occidental ante su imperio sangriento mutilador de mujeres y negador de toda razón civilizatoria.

Pero el mal ya está en las entrañas de las sociedades europeas, penetradas desde hace décadas por generaciones de militantes enloquecidos por el trajinado mensaje de un profeta del desastre cuya propia vida fue un ejemplo de manejos turbios y enfrentamientos familiares típicos de cualquier mafia criminal.

La operación ejecutada por este comando sangriento ha logrado en pocas horas ocupar el centro del escenario mundial como si se tratara de un reclamo bíblico, con lo cual ha puesto a todos los gobiernos occidentales a pivotear alrededor de un crimen cobarde digno de cualquier página panfletaria de un periódico amarillista.

Y todo este derrumbe civilizatorio es fruto del debilitamiento moral de las poblaciones occidentales y sus indignos gobernantes, forjadores de populismos que se han venido nutriendo de una inmigración desbocada que hoy controla espacios territoriales a la manera de pequeños estados que ya cuentan con la bandera de un “Estado Islámico” sin fronteras ni historia alguna, salvo el avance de bandas modernas que cunden el terror con decapitaciones difundidas en horario estelar.

La mesa está servida y los comensales siguen ocupando posiciones de honor en el banquete civilizatorio donde va a ser descuartizada la cultura occidental. Sólo es cuestión de tiempo para que las huestes islámicas tomen más posiciones territoriales y mediáticas que les permitan dictar sus órdenes imperiales. Y, de paso, la América Latina ha venido funcionando como caldo de cultivo para el proceso, para lo cual ya cuenta con un trampolín llamado Venezuela.