Autoritarismo neopopulista
Por: José Rafael López Padrino
Desde su
aparición en la década de los cuarenta del siglo pasado, el populismo
latinoamericano, en sus diversas versiones (cardenismo, peronismo, getulismo,
velasquismo, etcétera), siempre fue considerado como un enemigo “natural” de la
izquierda revolucionaria latinoamericana. El surgimiento de líderes
carismáticos, decididamente anticomunistas, provistos de promesas
sobredimensionadas, y con capacidad para la manipulación de las necesidades de
los más desposeídos constituyó una verdadera alternativa para el proyecto dominante
en sus pretensiones hegemónicas, en cada país.
Sin embargo esta vieja tradición política del siglo
pasado ha resurgido con nuevos bríos y actores en nuestra América Latina del
siglo XXI. El descrédito de la clase política de la región y la degradación del
partidismo político ha dado paso al surgimiento de nuevos liderazgos
carismáticos: Evo Morales en Bolivia, Rafael Correa en Ecuador, Daniel Ortega
en Nicaragua, Hugo Chávez en Venezuela, etc.), quienes han asumido demagógicamente
las banderas de los más necesitados de nuestro continente, encarnando una
esperanza redencionista de esas vastas masas populares explotadas e ignoradas
en el tiempo. Estos regímenes populistas de
nuevo cuño, en su afán de atornillarse en el poder promueven en lo político
falaces discursos anticapitalistas y antiimperialistas, enervan demagógicamente
los sentimientos nacionalistas, y prometen demagógicamente acabar con la
pobreza y la desigualdad social.
El tte
coronel Chávez y su proyecto fachochavista representa un excelente ejemplo de
ese neopopulismo autoritario y perverso que pulula en nuestro continente. Si
bien es cierto que la agenda política del facho-chavismo en sus manifestaciones
más relevantes, reproduce unas cuantas características del tradicional
populismo latinoamericano del siglo pasado, particularmente en lo que se
refiere al voluntarismo extremo del líder carismático, a la concentración del
poder, al autoritarismo y a la manipulación paternalista, efectiva o simbólica
de las masas populares. Por otra parte, no es menos cierto que el discurso del facho-chavismo ha incorporado maniqueamente,
fórmulas recurrentes de la retórica socialista propia de los movimientos
insurgentes y de la izquierda de nuestro país.
La execrable
manipulación por identificar el proyecto bolivariano de Chávez con una versión
renovada del socialismo científico ha sido posible en gran medida a la
existencia de una nómina de eunucos intelectuales vinculados a la izquierda,
encargados de reescribir la historia a fin de satisfacer las aspiraciones monárquicas
del reyezuelo del Caribe. Esa sarta de adulantes han forzado o simplificado los
hechos del pasado hasta convertirlos en caricaturas, con interpretaciones
irreconocibles que no aguantarían un simple análisis historiográfico. Ello
aunado a un vasto aparato propagandístico Goebbeliano que el régimen ha
consolidado como parte de su proyecto hegemónico comunicacional, instaurando una
profunda confusión de carácter ideológico en amplios sectores de la izquierda,
en especial la latinoamericana. Izquierda que lamentablemente en su desespero por encontrar liderazgos políticos
emergentes -que le permitan crecer cuantitativamente- le ha echado mano en
forma irresponsable y oportunista a este grupete de neopopulistas emergentes,
sin pasearse por la magnitud del daño que ello le puede ocasionar a las luchas
populares a corto y a mediano plazo. Al margen del posicionamiento publicitario
del tan cacareado “socialismo del siglo XXI”, el mismo no es más que un
feroz militarismo orientado a oxigenar paradójicamente a un capitalismo de
Estado explotador en su versión más salvaje.
Para la mayoría de los venezolanos, el tte coronel Chávez y su
socialfascismo no representan una alternativa válida que permita romper con el círculo
vicioso de la pobreza. La construcción de la nueva sociedad más justa, está en
subordinar el poder político y económico al poder de las grandes mayorías, para
constituir un nuevo orden sociopolítico, más justo y solidario.
Etiquetas: Populismo
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