La Energía Nuclear y la Alianza de Teherán con Caracas

Editoriales Diario Las Américas

La amenaza de Irán con respecto a su poderío nuclear va avanzando en forma alarmante y constante. Sin entrar en detalles técnicos, que aunque se incluyan en un artículo de opinión no son asimilables por los que carecen de conocimientos especiales, hay que estar perfectamente advertidos de que el poderío de Irán está amenazando seriamente al mundo libre. Y aun cuando hay personas que objetan que se diga “mundo libre” hay que entender que esas dos palabras representan ese mundo que todavía no se ha ahogado en el mar del totalitarismo absoluto, aun cuando no necesariamente son países que disfrutan de plena libertad.

Ya se sabe que los progresos tecnológicos en función agresiva de carácter militar son una realidad en Irán, al extremo de que en estos momentos ya dispone de dos líneas de producción para aviones no tripulados para vigilancia y quizás ataques. Eso en el campo del uso militar de la ciencia que alienta las pretensiones de Irán. A esto hay que agregar las maniobras políticas internacionales que está desplegando el gobierno de Teherán en distintas regiones del orbe, especialmente ahora con la dictadura venezolana de Hugo Chávez Frías. El dictador iraní ha visitado a los gobernantes de Venezuela y Bolivia en un despliegue casi espectacular de vínculos políticos con esos países. Y eso no puede considerarse como una casualidad de la historia, sino como un hecho intencionado de establecer alianzas contra el mundo libre, especialmente contra los Estados Unidos de América.

En una visita, ya histórica, del dictador totalitario marxista-leninista Fidel Castro a Teherán en mayo del 2001, dijo durante una reunión con el Ayatollah Khamenei, ya fallecido, y también en un discurso en la Universidad de Teherán, que “juntos, Irán y Cuba, venceremos a los Estados Unidos”.

Esa alianza de Teherán con Caracas, tomándose en cuenta las temeridades de Chávez, representa un peligro posiblemente inminente que puede dar margen a un choque de intereses políticos primero con posibles riesgos militares después. Esto último implicaría un conflicto mundial, hablando en términos de guerra.

Los gobiernos de Washington, París y Moscú están pidiendo medidas de las Naciones Unidas ante la amenaza nuclear de Irán. Y en eso hay que insistir prontamente, enérgicamente, para no perder tiempo, a lo Chamberlain, recordando la tragedia precursora de la Segunda Guerra Mundial.