Rentismo Petrolero Autocrático
Por: José Rafael López Padrino
Tras el velo del supuesto "avance económico de la revolución bolivariana" (Chávez dixit), se pretende encubrir la cruda realidad de un país que se encuentra inmerso en una profunda crisis económica; a pesar de la extraordinaria bonanza petrolera que ha disfrutado, la economía venezolana ha mostrado una marcada recesión (caída del 3,3% del PIB), y un déficit de $7,3 millardos en el 2009. Lo cual representa el primer descenso del PIB en estos últimos cinco años. Recesión que seguramente se profundizará en el curso del 2010, como consecuencia del deterioro del sistema eléctrico nacional, y de la falta de producción de gas, factores vitales para el crecimiento económico de cualquier país. Aunado a ello persiste una galopante inflación que carcome la capacidad adquisitiva de los venezolanos, un creciente desempleo, y una mayor precarización laboral.
En estos once años de desgobierno bolivariano todos los planes económicos del régimen han sido un total fracaso, unos peores que otros. La versión goebbeliana de que con la revolución bolivariana, Venezuela se transformaría en una potencia económica mundial, ya no la cree nadie, ni lo más sumisos aplaudidores del proyecto. La realidad demuestra que, lejos de haberse creado las bases para transformarnos en una verdadera potencia industrial, con una economía diversificada y sostenible, lo que se ha impulsado es una veneración supersticiosa del Estado y del Presidente, la consolidación de un capitalismo de Estado dependiente, y la profundización del modelo rentista petrolero. Al unísono, se ha acentuado una flexibilización laboral de sello neoliberal que ha desmejorado las conquistas sociales de los trabajadores.
Seguimos siendo un país subdesarrollado, con una economía que depende mayoritariamente de la renta petrolera (80% de los ingresos fiscales del Estado), lo cual condiciona el desarrollo del país al consumo petrolero mundial y a las oscilaciones del precio del crudo en los mercados internacionales. Dependencia que se agrava aún más, dadas las políticas entreguistas y complacientes del régimen para con las petroleras multinacionales (empresas mixtas en la Faja del Orinoco, entrega de las Plataformas Deltana y Falconiana). Igualmente, el rentismo militar autocrático ha impulsado una economía de puertos, favoreciendo las adquisiciones foráneas, lo cual ha destruido al aparato productivo, en especial a la pequeña y mediana industria (cierre de más de 40% de las empresas manufactureras que existían en 1998). Paralelamente con el ascenso de las importaciones, se ha producido una disminución importante de las exportaciones no petroleras.
En Venezuela nada ha cambiado, seguimos siendo una economía monoproductora, subdesarrollada y dependiente, donde un falso mesías tropical nos pretende vender un estatismo capitalista explotador con envoltura socialista, como parte de un libreto orientado a darle continuidad al proyecto hegemónico del pasado.
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