Radicalización de extrema izquierda
Por: Orlando Ochoa P.
Twitter: @orlandoochoa
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El presidente Chávez ofreció una vez más la radicalización de izquierda de su gobierno y las instituciones. Superar los extremos ideológicos, las ambiciones personalistas y las aventuras militares han sido desafíos por dos siglos en América Latina. El populismo puede ser de corte civil o militar, de izquierda marxista o fascista, pero siempre busca consolidar la autoridad de un caudillo por encima de las instituciones de la democracia. El caso de Venezuela tiene un factor que lo hace más complejo: el petróleo. Es una fuente formidable de privilegios y riqueza para los gobernantes, su entorno y para ilusionar falsamente a un pueblo pobre.
El presidente Chávez aspiró en 2007 a anclar irreversiblemente un proyecto socialista de orientación marxista en la Constitución Nacional bajo su propio liderazgo y fracasó. Los venezolanos lo rechazaron, aunque fueron apabullados con propaganda “socialista” de corte fascista. El chavismo más radical no cree en la pluralidad política, descentralización y alternabilidad, principios fundamentales de la Constitución vigente. La igualdad y la libertad compiten como principios rectores para organizar la sociedad. La acción política moderna abandonó el extremismo igualitario y libertario para buscar un balance entre estos principios en la sociedad del siglo XXI.
El socialismo marxista propuso alcanzar la igualdad absoluta y que los procesos productivos se reorganizaran “científicamente” bajo la burocracia estatal y un partido único, sin la iniciativa y propiedad privada. Quedan Corea del norte y Cuba para recordarnos la gigantesca magnitud del fracaso de ese proyecto ideológico extremista.
El gobierno de Hugo Chávez es el único en el mundo que abiertamente dice que todavía no comprende ese fracaso y que a pesar de la democracia y la Constitución que dicen defender, se esfuerza por violentarlas e intenta llevar a un nivel más profundo el ruinoso proceso de decadencia de Venezuela. Es una dolorosa combinación de resentimiento social y primitivismo político que renació en el país. Superar esta situación, sus causas y consecuencias, será el mayor desafío del país en las primeras décadas del siglo XXI.
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