Chávez paga ofensas a Dios
Por Ivo Príamo Alvarenga
Fuente: La Prensa Gráfica - El Salvador
Abram, fundador de la nación judía, es reconocido como el padre de las naciones que tienen una religión monoteísta: el judaísmo, el cristianismo y el islamismo en sus diversas ramas. Judíos y cristianos sostienen que el pueblo israelita desciende de Isaac; los árabes, de Ismael, ambos hijos de Abram, con quien según la Biblia Dios hizo un pacto, entre otras cosas sustituyéndole su nombre por Abraham, sin que sea conocido el significado etimológico del cambio (Vila y Escuaín, “Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado”, Barcelona, 1985). Dios le prometió que su descendencia sería numerosa como las estrellas del cielo (Génesis, 15.5), y que haría de él una nación grande (12.2), con esta admonición: “Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra.” (12.3) Chávez maldijo a la progenie de Abraham y todas las familias de la tierra.
Según el Cardenal hondureño Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga, durante la crisis de su país provocada por la oposición del entonces presidente Zelaya a todos los organismos del Estado y a numerosas organizaciones civiles, entre ellas la Iglesia Católica, recibió constantes amenazas de muerte y Chávez habría recomendado: “Secuestren a ese hijo de mala madre y van a tener al Estado y a la Iglesia de rodillas”. Quién era esa mala madre, solo puede pensarse que se refería a la genitora humana, a la Virgen María, o a la propia Iglesia, Madre y Maestra como recordé recientemente. Chávez insultó al primado hondureño, a su Iglesia y a lo más venerado por los católicos.
Cuando se conoció que el Cardenal venezolano Velazco padecía de cáncer, Chávez en la televisión se burló de él y le dijo: “Espéreme en el infierno Señor Cardenal”. La sorna tenía un doble alcance; maldecir al prelado augurándole que estaría entre los impíos y mofarse de la visión del infierno, aclarada por Jesucristo a diferencia del Antiguo Testamento, donde se habla del seol, lugar donde van los muertos, buenos y malos. En el infierno, en cambio, terminan solamente los condenados, en primer lugar los que cometen el pecado imperdonable de incredulidad o de ofender al Espíritu Santo.
“El cáncer de Chávez está muy avanzado”, dijo Roger Noriega, ex subsecretario de Estado adjunto para América Latina, con informaciones de primera mano. En efecto, pese a las baladronadas del caudillo venezolano de que se encuentra en camino a una curación definitiva, opositores aducen que padece de adenocarcinoma de colon, agravado por los “espantosos” errores cometidos por médicos cubanos en su primera operación, en parte corregidos por la intervención de cirujanos españoles. Chávez, según ese comunicado, no puede por eso recibir quimioterapia, lo cual está a la vista en su rostro y cuerpo, que no son los de alguien sometido a ese agobiante tratamiento.
El presidente en los últimos días ha invocado a “mi Señor Jesucristo”. Si fuese sincero, es de repetir la conclusión del documento opositor citado: “No le deseo el mal, ni a él ni a nadie, porque es un ser humano y merece vivir; pero que sea lo que Dios quiera”.
Etiquetas: antisemitismo
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