Narcoterrorismo: Racionamiento de guerra
Por: Oswaldo Alvarez Paz
Fuente: Diario La Verdad
El ELN y las FARC han sufrido
bajas enormes gracias a la acción decidida de la Fuerza Armada del vecino país
Ante la falta de política
fronteriza, los estados vecinos de Colombia son víctimas diarias de estructuras
del crimen organizado. Viejas y nuevas, son instrumento operativo por
excelencia de las conocidas organizaciones terroristas de ese país, del
narcotráfico y, entre otras cosas, del sicariato, los secuestros exprés y los
chapados al estilo tradicional y el cobro de vacuna por “protección”. El ELN y
las FARC han sufrido bajas enormes gracias a la acción decidida de la Fuerza
Armada del vecino país. Sus efectivos disminuyen aceleradamente. Muchos
desertores se desplazan hacia nuestro territorio. Sobreviven gracias al crimen
como fuente de trabajo. En eso compiten con restos de lo que fueron las Autodefensas
Unidas de Colombia, mejor conocidos como “paramilitares”, que actúan por su
cuenta o por contrato. Como si todo esto fuera poco, se han sobreactivado
organizaciones venezolanas armadas fuera de la ley, revolucionarias y
bolivarianas, que luchan por espacios propios en expansión bajo la relativa
protección del poder constituido.
Apure, Táchira y Zulia son los
estados que sufren con mayor intensidad. El régimen los odia, especialmente a
los dos últimos. Tolera todo lo intolerable. Pareciera tener como objetivo
liquidar, destruir o disminuir al máximo la autoridad y el bien ganado
prestigio de sus dos gobernadores, César Pérez Vivas y Pablo Pérez Álvarez,
respectivamente. Les retiene recursos, convierte en saboteadores a las
dependencias nacionales de esas regiones y mantiene inhibidos a nuestros
militares institucionales para enfrentar los peligros. Actúan cuando no hay más
remedio y los jefes son inmediatamente cambiados o sancionados.
Al pueblo tachirense lo castigan
con un absurdo control de la venta de gasolina, con los famosos chips para
tener derecho a una pequeña cuota del producto en gasolineras autorizadas bajo
control militar. Ahora le toca al Zulia y pronto al resto de Venezuela, según
reciente y silenciosa publicación en la Gaceta Oficial de principios de mes. Se
piensa implementar los chips también en el Zulia, específicamente en Maracaibo.
Solo se venderá dos veces por semana, hasta 45 litros por vehículo, a quienes
tengan el distintivo y en las bombas predeterminadas. Todo se hace supuestamente
para combatir el contrabando. Falso de toda falsedad. Se hace para ocultar la
incapacidad manifiesta del Gobierno para abastecer al país. Están importando
combustible y de paso nuestra Fuerza Armada ha resultado incompetente,
insuficiente o cómplice para impedir el contrabando. Si no hubiera dosis
suficiente de complicidades, el fenómeno fuera insignificante. Los presidentes
Chávez y Santos se hacen los desentendidos con estos temas, pero el de allá por
lo menos actúa en su territorio en la dirección más conveniente a sus
intereses. Pero el de aquí, ¿para cuál equipo está jugando? Invito al Zulia a
defender activamente a nuestro pueblo. Ya es suficiente.
Etiquetas: narcoestado
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