Ejércitos Dispensables: Razones para la Reflexión
Tiempo Vertical
Por: Carlos R. Alvarado Grimán
Fuente: Hispanos Report - Miami
Por: Carlos R. Alvarado Grimán
Fuente: Hispanos Report - Miami
"Los gobiernos necesitan ejércitos que los protejan contra sus súbditos esclavizados y oprimidos." León Tolstoi
Un tema de debate permanente en Latinoamérica , sobre todo cuando han emergido situaciones de alta conflictividad política y social en los países que la integran, es el rol de sus fuerzas armadas, así como su justificación desde el punto de vista económico e incluso militar.
Quienes justifican la existencia de los ejércitos, alegan que los mismos actúan como fuerzas disuasivas y en consecuencia garantes de la paz, pero hoy por hoy crecen los sectores que opinan, que se trata de un enorme gasto innecesario que bien podría ser aplicado para mejorar los sistemas de salud y educativos en los Estados.
José Figueres Ferrer en Costa Rica, tuvo la valentía de prescindir de un ejército permanente, después de sopesar el oneroso gasto que significaba reconstruir el ejercito luego del triunfo de la revolución.
Reflexionaba Figueres el día de la abolición del ejército, que los dineros que antes se empleaban en salario a oficiales, rasos y gastos en armamentos, servirían para remunerar mejor a maestros y profesores. Los jóvenes en vez de esgrimir armas blandirían tizas, lápices, cuadernos y libros.
Los problemas en nuestra América, que los hay en demasía, por lo general se complican por la insolencia e intromisión de los jefes de los ejércitos, que generalmente intentan como diría, James William Fulbrirgt, educar al público en asuntos políticos en momentos de crisis, torciendo los cursos de la historia, muchas veces, en beneficios de las peores causas.
En la gran mayoría de las constituciones se reservan capítulos en donde se establecen las funciones y razones de ser de los ejércitos, estas rezan que son: "esencialmente profesional y sin militancia política" pero en realidad en la mayoría de los casos, derivan en verdaderos ejércitos privados de los detentores del poder, torciéndole los brazos al estado de derecho y al de sus pueblos.
En Venezuela están de moda los uniformes militares, estos se han impuesto intimidando a la disidencia política y controlando soterrada y absolutamente todos los poderes. Esto les ha permitido a la sazón, amasar ingentes fortunas, a través de cualquier cantidad de actividades criminales principalmente: narcotráfico, corrupción, trata de blancas y contrabando de combustibles.
En las últimas elecciones regionales en Venezuela, por ejemplo, militares deshonrosos lograron a través de fraudes e infinidades de argucias, hacerse de gobernaciones de estados fronterizos claves para el trasiego de narcóticos hacia los Estados Unidos y Europa.
Venezuela es uno de los países que mayor gasto militar ostenta en nuestro subcontinente, pero lamentablemente aquel glorioso ejército libertador pensado para la realización de misiones excelsas, hoy es un cuerpo pretoriano al servicio de un proyecto político nefasto, y dócil ante un gobierno miserable como el cubano.
Es el momento de replantearse seriamente, si de veras vale la pena mantener costosos ejércitos en Latinoamérica que a la postre acaban oprimiendo a sus pueblos y envilecidos hasta los tuétanos.
La sabiduría en la vida según el filósofo Lin Yutang, consiste en eliminar lo que no es indispensable y los ejércitos de hecho no lo son. Razones sobran para la reflexión.
Un tema de debate permanente en Latinoamérica , sobre todo cuando han emergido situaciones de alta conflictividad política y social en los países que la integran, es el rol de sus fuerzas armadas, así como su justificación desde el punto de vista económico e incluso militar.
Quienes justifican la existencia de los ejércitos, alegan que los mismos actúan como fuerzas disuasivas y en consecuencia garantes de la paz, pero hoy por hoy crecen los sectores que opinan, que se trata de un enorme gasto innecesario que bien podría ser aplicado para mejorar los sistemas de salud y educativos en los Estados.
José Figueres Ferrer en Costa Rica, tuvo la valentía de prescindir de un ejército permanente, después de sopesar el oneroso gasto que significaba reconstruir el ejercito luego del triunfo de la revolución.
Reflexionaba Figueres el día de la abolición del ejército, que los dineros que antes se empleaban en salario a oficiales, rasos y gastos en armamentos, servirían para remunerar mejor a maestros y profesores. Los jóvenes en vez de esgrimir armas blandirían tizas, lápices, cuadernos y libros.
Los problemas en nuestra América, que los hay en demasía, por lo general se complican por la insolencia e intromisión de los jefes de los ejércitos, que generalmente intentan como diría, James William Fulbrirgt, educar al público en asuntos políticos en momentos de crisis, torciendo los cursos de la historia, muchas veces, en beneficios de las peores causas.
En la gran mayoría de las constituciones se reservan capítulos en donde se establecen las funciones y razones de ser de los ejércitos, estas rezan que son: "esencialmente profesional y sin militancia política" pero en realidad en la mayoría de los casos, derivan en verdaderos ejércitos privados de los detentores del poder, torciéndole los brazos al estado de derecho y al de sus pueblos.
En Venezuela están de moda los uniformes militares, estos se han impuesto intimidando a la disidencia política y controlando soterrada y absolutamente todos los poderes. Esto les ha permitido a la sazón, amasar ingentes fortunas, a través de cualquier cantidad de actividades criminales principalmente: narcotráfico, corrupción, trata de blancas y contrabando de combustibles.
En las últimas elecciones regionales en Venezuela, por ejemplo, militares deshonrosos lograron a través de fraudes e infinidades de argucias, hacerse de gobernaciones de estados fronterizos claves para el trasiego de narcóticos hacia los Estados Unidos y Europa.
Venezuela es uno de los países que mayor gasto militar ostenta en nuestro subcontinente, pero lamentablemente aquel glorioso ejército libertador pensado para la realización de misiones excelsas, hoy es un cuerpo pretoriano al servicio de un proyecto político nefasto, y dócil ante un gobierno miserable como el cubano.
Es el momento de replantearse seriamente, si de veras vale la pena mantener costosos ejércitos en Latinoamérica que a la postre acaban oprimiendo a sus pueblos y envilecidos hasta los tuétanos.
La sabiduría en la vida según el filósofo Lin Yutang, consiste en eliminar lo que no es indispensable y los ejércitos de hecho no lo son. Razones sobran para la reflexión.
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