La patota chavista en el Mercosur

La apoteosis de la máxima mujiquista de que "lo político está por encima de lo jurídico" ocurrió, finalmente, la semana pasada en Montevideo, cuando el presidente venezolano de dudosa legitimidad, Nicolás Maduro, tomó la Presidencia pro témpore del Mercosur.

 

Por: Claudio Paolillo

Fuente: Diario La Nación / Py

 

 

Las normas básicas del Mercosur han sido violadas con tal agresividad y entusiasmo en la última década que ese proyecto de integración nacido en 1991 en Asunción del Paraguay ha muerto completa y definitivamente, salvo para inútiles y costosísimas reuniones de amigos políticos, como la que tuvo lugar en la capital uruguaya el jueves 11 y el viernes 12.

Que el impresentable Maduro, que dirige (¿dirige?) un gobierno despótico y violador sistemático del Estado de derecho, de las premisas mínimas de una república democrática y de los derechos humanos más elementales, sea el regidor momentáneo de los destinos de esa cosa llamada Mercosur es, por decir lo menos, una broma de pésimo gusto para los ciudadanos de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay que aún conservan algún sentido de la dignidad.

El mismo jueves 11 —cuando el presidente Mujica acomodaba uno de sus tantos discursos para caerle bien a una tribuna integrada por el autoritario presidente de Venezuela, la histérica y "terca" presidenta de Argentina, el ocurrente presidente de Bolivia y la incómoda presidenta de Brasil—, la organización Human Rights Watch (HRW) libró a conocimiento público una carta dirigida a seis relatores especiales de la ONU en la que les pidió exigir al régimen venezolano investigar y juzgar a miembros de las fuerzas "bolivarianas" de seguridad por decenas y decenas de ataques a los derechos humanos ocurridos desde abril en las tierras de la semi-dictadura cívico-militar chavista.

HRW denunció "graves violaciones a los derechos humanos" documentadas por ONG venezolanas contra ciudadanos pacíficos cuyo crimen fue haber sido partidarios del candidato Henrique Capriles quien, con toda probabilidad, fue realmente el ganador de las elecciones presidenciales de abril ante Maduro, un hombre que, como se sabe, tiene vastos conocimientos en el área de la ornitología metafísica.

Citando a múltiples ONG de Venezuela, HRW dijo que en diferentes estados de ese país numerosas personas han sido baleadas, golpeadas con bastones y botellas de agua congelada y, al menos una de ellas, torturada con picana eléctrica por las fuerzas militares y policiales "bolivarianas". Tal como ocurre en cualquier dictadura que se precie, los represores chavistas, luego de torturar a sus víctimas, preguntaban a los detenidos: "¿Quién es tu presidente?". Si no respondían "Nicolás Maduro", los golpes volvían a llover sobre distintas partes de sus cuerpos. Obligados a desnudarse, los detenidos fueron reiteradamente amenazados de muerte, de ser sometidos a violaciones sexuales y de ser quemados en sus partes íntimas (esto último con especial recurrencia en las víctimas mujeres).

El gobierno que alienta, financia y es sostenido por esa patota fascista creada por "el compañero Hugo Chávez" es el que preside actualmente el Mercosur, luego de la ceremonia ilegal apadrinada por Rousseff y Mujica, para oprobio de las democracias de Brasil y de Uruguay. (Morales y Kirchner no cuentan porque han desterrado de su vocabulario la palabra "vergüenza" y, además, porque si estuvieran en el lugar de Maduro es altamente probable que hubieran ordenado a sus respectivas fuerzas de choque militar y policial lo mismo que el venezolano).

¿Cómo llegó a ocurrir esta asombrosa involución en el Mercosur? Como consecuencia de la gran trastada que la nueva "triple alianza" de Argentina, Brasil y Uruguay integraron el año pasado al "suspender" a Paraguay y al hacer ingresar por la ventana, de un modo absolutamente irregular, al "compañero Chávez". Aquella flagrante ilegalidad se completa ahora con la aún más evidente aplicación de la terrible tesis de que la política (es decir, los gobiernos de turno) están por encima de lo jurídico (es decir, la ley)

El lunes 15, en su incansable tarea de tratar de explicar lo inexplicable, el canciller uruguayo, Luis Almagro, sabiendo que su gobierno anda con cola de paja en esta materia, declaró que Paraguay —que quedará en condiciones de reintegrarse al Mercosur desde el 15 de agosto cuando termine su arbitraria "suspensión"— podrá asumir la Presidencia pro témpore del Mercosur en el próximo semestre. Así, cree el ministro, se podrá "encauzar institucionalmente" a esta parodia de bloque regional.

Pero, ¿qué calcula el canciller Almagro? ¿Cree que los paraguayos son imbéciles y que los va a arreglar con las migajas que quedaron de la cena compartida por los responsables directos de haber destrozado las bases del Tratado de Asunción? A Paraguay le importa un rábano la Presidencia pro témpore del Mercosur. A esta altura, es posible que ya ni le interese volver al Mercosur. Lo que importa acá es que el gobierno legítimo de Paraguay no acepta la integración de Venezuela al Mercosur. Su Congreso nunca aprobó eso, porque entiende que el régimen chavista es antidemocrático, anti-republicano, autoritario y violador de los derechos humanos. Según el Tratado de Asunción, los congresos o parlamentos de todos los miembros del Mercosur tienen que aprobar el ingreso de otro país. Si hay uno que se opone, esa nación definitivamente no puede ingresar. ¿Tiene el canciller Almagro información de que esa posición del Congreso paraguayo vaya a cambiar a partir del 15 de agosto? Pues no parece, a estar por las reiteradas declaraciones del presidente electo de Paraguay, Horacio Cartes.

En el escenario sudamericano de nuestros días, cuando parece que la capacidad de asombro ha sido colmada, siempre emerge una nueva sorpresa que no es, precisamente, un aporte a la seriedad. Esta patética situación es una más. Uruguay ha quedado entrampado en una posición que no le hace ningún bien a su imagen internacional.

¿Hasta dónde llega la realpolitik del gobierno uruguayo en política exterior? ¿No tiene límites de ninguna especie? Dicen que un día le preguntaron a Bías, uno de los siete sabios de Grecia, cuál de los animales era el más peligroso. El filósofo contestó: "De los animales salvajes, el más peligroso es el tirano; entre los mansos, el adulador".

Después de conocer esta pequeña historieta sudamericana, cada quién sabe qué sayo le queda mejor.