¿No hay entre los militares comunistas uno siquiera medianamente inteligente?
POR: JESÚS ANTONIO PETIT DA COSTA
El colapso del proyecto cubano para Venezuela es la oportunidad para un militar comunista, medianamente inteligente, de encabezar un viraje estratégico que comience por invertir la relación de dependencia con Cuba.
El proyecto cubano para Venezuela está sumido en una crisis política y hundido en el colapso económico, apenas iniciada la tercera etapa que es la implantación definitiva del comunismo. La crisis política se origina por la muerte de su líder máximo, a quien le ha sucedido una troika (en ruso=triunvirato): Maduro, Cabello y Ramírez, ninguno de los cuales tiene el liderazgo popular y militar del difunto, ni tampoco su carisma personal. Por su mediocridad e infantilismo ideológico (aprendieron el marxismo en la Misión Robinson y ni siquiera caletrearon el manualito introductorio de Politzer), no están preparados para conjurar la crisis y salvarse del colapso heredado con un viraje estratégico como el efectuado por Deng Xiao Ping en China a la muerte de Mao, que reservó el poder político a los comunistas a cambio de implantar una economía capitalista abierta a la inversión extranjera. Maduro no se parece en nada a Deng por su indigencia intelectual. El parecido de Cabello es más con Kruschev por rechoncho y por su mentalidad de comisario político del Ejército Rojo. Ramírez, el más comunista de los tres, está inhabilitado para liderar el viraje que necesita la tiranía comunista para salvarse debido a su vulnerabilidad por varios motivos.
No sólo por las carencias personales de la troika descartamos un viraje estratégico dirigido por uno de ellos, sino por el hecho de que Venezuela es un país satélite de Cuba, cuyos monarcas (los Castro) son los que mandan aquí. Saben muy bien los de la troika que no fueron electos por las bases del PSUV sino por la monarquía comunista, que ejerce sobre ellos vigilancia, por lo cual pueden terminar purgados (llaman “purga” a la liquidación política y hasta física de sus adversarios internos a los cuales acusan de desviacionistas) por una sospecha y hasta por un chisme, llevado por alguien, como una de las ambiciosas y desocupadas hijas del difunto, al Rey Emérito de Venezuela, Fidel Castro, que dispone de más tiempo que el Regente del Reino, Raúl Castro, para oír a los intrigantes. Este correveidile, esencial en el protocolo de la sumisión, no avergüenza a los comunistas venezolanos, quienes por el contrario se enorgullecen de ser traidores a la patria. La traición es un mérito entre ellos, tanto que pujan por exhibirla.
Repasando la historia de los países satélites de la URSS, qué lecciones extraemos de ella para aplicarla aquí? El país dominante aplasta todo intento de apertura y flexibilización del sistema que intenten los comunistas del país satélite. Pasó con la apertura provocada por la rebelión de los jóvenes húngaros en 1.956. También con la “Primavera de Praga” de 1.968. El país satélite no se puede apartar de la línea oficial trazada por el país dominante. Si hay apertura debe comenzar por éste último para ser imitada por los satélites. Es Cuba la que está negociando la apertura. Su satélite Venezuela debe esperar sus instrucciones.
Pero hubo una excepción a esta regla: Yugoslavia, que desafió a Stalin y se declaró independiente de la URSS. Lo pudo hacer por el liderazgo y la inteligencia del Mariscal Tito. Fue un dictador, como todo comunista, pero nacionalista. Si Tito pudo hacerlo con éxito (porque era militar) ante una gran potencia como la URSS, que sostenía a los satélites, con mayor razón lo podría hacer un militar venezolano ante una Cuba arruinada que vive de Venezuela. Pero no veo a un militar comunista semejante a Tito que aproveche esta oportunidad, la de liberarse del yugo cubano e invertir la relación de dependencia de manera que sea la Venezuela comunista la que negocie directamente con las potencias occidentales, metiendo a Cuba en el paquete como país satélite o dejándola afuera. La ministra de defensa se parece a Tito únicamente en la corpulencia. Pero debe haber un militar por ahí (porque tiene que ser un militar) que vea la oportunidad y aproveche la coyuntura de colapso del sistema para, no sólo imitar a Tito, sino ir más allá: tomar en sus manos la suerte de Cuba.
Atados a Maduro por un pacto de trastienda, los colaboracionistas siguen con la obsesión electorera renunciando a lo primario para un patriota: exigir la recuperación de la independencia de Venezuela frente a Cuba como condición previa a toda negociación y así abrirle espacio a los comunistas que quieran imitar a Tito en su posición nacionalista.
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