UNA RETAGUARDIA ESTRATÉGICA DEL TERRORISMO
Por: JOHN MARULANDA
Fuente: El Colombiano
Narco- Correa |
QUITO. Un efecto principal al desbarajuste militar de las farc fue la retirada de sus estructuras hacia los límites con Ecuador y Venezuela. En el sur, ya los terroristas venían “aposentando” toda la franja fronteriza implantando colonos, células de apoyo, redes logísticas y aparatos de propaganda, hasta el punto que funcionarios llegaron a declarar que Ecuador limitaba con las farc y no con Colombia.
“La Voz de la resistencia” se podía escuchar durante el recorrido entre Coca y Lago Agrio y en puertos sobre los ríos San Miguel o Putumayo, tales como El Palmar, Puerto Nuevo, Piñuña Negra, Puerto El Carmen; aún se pueden ver, desde la orilla ecuatoriana, grandes vallas invitando a unirse a la organización. En esta retaguardia estratégica, las cuadrillas 48 y 32 del Cartel del Sur que dirige alias “Joaquín Gómez”, quien se mueve entre Cuba y Putumayo, abastecen la organización de material de intendencia, explosivos y armamento: misiles chinos y cohetes rusos han sido decomisados a lado y lado de la selvática frontera. Por ella, por el Pacífico, sale casi el 40 % de la mayor producción de cocaína del mundo, bajo la dirección del cartel de Sinaloa, el control y supervisión de alias “Robledo” y la acción de “La Constru”, una farcrim que aterra y extorsiona a todo el Putumayo.
Mientras esto sucede en su frontera oriental, el Ecuador parece entrar en una nueva era de convulsión. El radicalismo del presidente Correa, autoconvertido en un arrogante Pachacutec moderno, no podría generar algo diferente. La turbulenta tradición política, la baja en el precio del petróleo, el descenso en la popularidad del caudillo, quien no tiene con qué sostener sus planes populistas y recurre a China, la polarización de la sociedad y la creciente ola de protestas, no son buenos indicadores.
La semana anterior, una bomba estalló en la sede del partido presidencial en Guayaquil, en donde una manifestación contra el gobierno fue multitudinaria.
En Quito me dicen: “el narco es el principal problema, verás. En lo que va de este año, se han decomisado más de 48 toneladas de cocaína, de las cuales cerca de 8 son para consumo interno y el resto para el mercado internacional”. Menudo problema para un gobierno socialista del siglo 21 que amenaza crisis y que los retóricos de Bogotá miran como un pequeño problema fácil de resolver con tratados y acuerdos, mientras los terroristas, desde la satrapía isleña, se consolidan en esa región petrolera, coquera y huérfana de Estado.
Las fronteras con los países socialistas de Ecuador y Venezuela serán las dos más importantes bases territoriales de las farc en su estaliniano camino al poder, además de ser excelentes escondrijos para el “Chapo”.
Etiquetas: FARC, narcotráfico, Rafael Correa
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