Chupeta en Juicio Contra El Chapo Describe Operaciones De Narcotrafico e Incluye a Venezuela
Fuente: Noticias Venezuela / Radio Santa Fe
–Por barco y por avión se enviaban de Colombia a México cantidades astronómicas de droga. Tanto eran los envíos que parecía que se trataba de una invasión. En una sola noche, se alcanzaron a enviar entre 12 y 14 aviones cargados de coca.
Las precisiones las hizo el exnarcotraficante colombiano Juan Carlos Ramírez Abadía, más conocido con el alias de “Chupeta” al comenzar la cuarta semana del juicio a Joaquín “El Chapo” Guzmán en el Juzgado federal de Brooklyn, en Nueva York.
Ramírez Abadía fue integrante del Cartel del Norte del Valle, en Colombia, que por años abasteció de drogas al Cartel de Sinaloa, de México.
El testigo, clave para la Fiscalía, informó que los primeros tres años se hicieron transacciones vía aérea (entre 1990 y 1993), posteriormente, pasaron a ocupar embarcaciones que estaban cargadas de importantes cantidades de cocaína. Entre 1993 y 1998, aproximadamente, habrían enviado alrededor de 20 barcos, cada uno con 10 mil kilos. En total unos 200 mil kilos de coca.
Para los envíos marítimos, dijo “Chupeta”, se entabló una comunicación directa con Juan Esparragoza, alias “El Azul”.
Esparragoza, conocido también como “El Padrino”, es un personaje con alto nivel de importancia entre los narcotraficantes, pues cumple con un rol de mediador entre los capos, de ser necesario. Un alto nivel de respeto se guarda para quien recibe dicho título.
Ramírez Abadía señaló que la reunión con “El Azul” se llevó a cabo en una prisión de México con los hombres más fuertes del cartel de Sinaloa. Según señaló, a dicho encuentro asistieron “El Azul”, “El Chapo”, Ismael Zambada García, los hermanos Amado y Vicente Carrillo Fuentes y por supuesto el hoy testigo cooperante, Juan Carlos Ramírez Abadía.
Según cuenta “Chupeta”, en esa ocasión entró al complejo carcelario sin inconvenientes, ya que “El Azul” mantenía en ese entonces una condición privilegiada respecto al resto de los presos. Situación que comparó con la suya en 1996, cuando por cuatro años, estuvo preso en una cárcel en Colombia, por los delitos de narcotráfico, lavado de dinero, testaferrato y concierto para delinquir. Según él, para ese entonces, “tenía control total sobre la prisión”.
Tras algunas reuniones, y seguro de que el negocio funcionaría, “Chupeta” confesó que en ese primer envío marítimo, en barcos camaroneros, salieron 10 mil kilos de cocaína desde Colombia a Estados Unidos, transacción que se registró entre finales de 1991 e inicios de 1992, y que en un principio llegó a Guerrero, en México, como un punto transitorio.
Grandes cantidades de droga se traficaron por esta vía, al punto, que según narra, en una sola noche, alcanzó a enviar entre 12 y 14 aviones cargados de coca.
Insistió en que, cada vez que enviaba una carga, el 55% de la ganancia era para él, que se llevaba para Los Ángeles; mientras el 45% restante era del grupo con el que estaba trabajando; en este caso, de “El Chapo”.
Dijo que Nueva York, para él, siempre fue un buen mercado, en el cual además “controlaba el precio”. Cuenta que por días guardaba la droga en casas de Long Island y Queens, y al sacarla para comerciarla, podía darle el precio más conveniente. Al menos, un 90 por ciento de la coca que llevaba a EE.UU. la vendía en la Gran Manzana.
En el primer envío, los Beltrán Leyva se encargaron de la logística, coordinando para que las chalupas llegaran al punto en el que encontraban el bote con la droga para después llevarla a Sinaloa.
El punto de encuentro nunca era el mismo, ni tampoco el único, pues narró el testigo que establecían siempre tres coordeNoticias Venezuelaas que les podrían servir para entregar la coca, de tal forma que si fallaba la primera, usaban la segunda o, en su defecto, la tercera. Estas ubicaciones se establecían, manteniendo el barco camaronero a una distancia prudente de la costa (entre 150 y 300 millas) para evitar sospechas.
Caletas, también llamadas ‘clavos’, fueron algunas de las modificaciones que se utilizaron para poder traficar con las embarcaciones pesqueras.
La cocaína era enviada en forma de cubo, como mostró la fiscalía el pasado jueves cuando puso 9,94 kg sobre la mesa para mostrar cómo la droga era empacada. Para la demostración los oficiales a cargo, hicieron uso de guantes para manipular lo presentado, un porcentaje de la droga incautada.
En la declaración, Ramírez Abadía recordó que al hablar de los americanos, se referían a los ‘gabachos’, quienes afirmaban que estaban inundando México con los aviones que llegaban de Colombia llenos de cocaína.
Juan Carlos Ramírez también hizo énfasis en que, cuando “El Chapo” fue arrestado, le debía para ese entonces 42 millones de dólares, precisamente por un barco que se había perdido en el mar y supuestamente había colapsado por un huracán. Pese a las búsquedas adelantadas, no lograron hallarlo. La deuda no la pudo saldar “El Chapo”, pues fue capturado poco después, pero su hermano “El Pollo” y socios, los Beltrán Leyva, asumieron la responsabilidad, tras pedirle más trabajo (más envío de droga).
No obstante, afirmó el testigo, que el capitán del barco había comenzado a consumir cocaína y estaba sufriendo alucinaciones, y veía fantasmas, razón por la que en otra ocasión hundió otra embarcación, indicó.
Cerca del cierre del interrogatorio de la fiscalía, Ramírez Abadía se refirió a 10 envíos de coca, llamada ‘Las Juanitas’, en las que usaron lanchas rápidas, barcos pesqueros y submarinos. Dijo que seis de esos envíos se hicieron desde Colombia, tres desde Brasil y uno desde Venezuela. Las operaciones se realizaron, antes del 2007, señaló, año que fue capturado en Brasil, para luego ser extraditado a EE.UU.
El papel de la defensa
En la mañana del lunes, la defensa, a nombre del abogado Eduardo Balarezo, hizo una solicitud formal ante el juez Brian Cogan para que los testimonios que entregue “Chupeta”, que correspondan, o sean posteriores al año 2004, no sean tenidos en cuenta.
Balarezo alegó que para ese entonces, estaba escapando de las autoridades y se encontraba en Brasil para evitar su extradición, registrada en el 2007. Es decir, ya habría perdido contacto con otros miembros del Cartel del Norte del Valle.
Pese a que el juez dijo que analizaría la situación, las pruebas entregadas frente a los envíos de “Las Juanitas”, que se dieron durante los años señalados en la solicitud, fueron recibidas sin objeción alguna.
–Por barco y por avión se enviaban de Colombia a México cantidades astronómicas de droga. Tanto eran los envíos que parecía que se trataba de una invasión. En una sola noche, se alcanzaron a enviar entre 12 y 14 aviones cargados de coca.
Las precisiones las hizo el exnarcotraficante colombiano Juan Carlos Ramírez Abadía, más conocido con el alias de “Chupeta” al comenzar la cuarta semana del juicio a Joaquín “El Chapo” Guzmán en el Juzgado federal de Brooklyn, en Nueva York.
Ramírez Abadía fue integrante del Cartel del Norte del Valle, en Colombia, que por años abasteció de drogas al Cartel de Sinaloa, de México.
El testigo, clave para la Fiscalía, informó que los primeros tres años se hicieron transacciones vía aérea (entre 1990 y 1993), posteriormente, pasaron a ocupar embarcaciones que estaban cargadas de importantes cantidades de cocaína. Entre 1993 y 1998, aproximadamente, habrían enviado alrededor de 20 barcos, cada uno con 10 mil kilos. En total unos 200 mil kilos de coca.
Para los envíos marítimos, dijo “Chupeta”, se entabló una comunicación directa con Juan Esparragoza, alias “El Azul”.
Esparragoza, conocido también como “El Padrino”, es un personaje con alto nivel de importancia entre los narcotraficantes, pues cumple con un rol de mediador entre los capos, de ser necesario. Un alto nivel de respeto se guarda para quien recibe dicho título.
Ramírez Abadía señaló que la reunión con “El Azul” se llevó a cabo en una prisión de México con los hombres más fuertes del cartel de Sinaloa. Según señaló, a dicho encuentro asistieron “El Azul”, “El Chapo”, Ismael Zambada García, los hermanos Amado y Vicente Carrillo Fuentes y por supuesto el hoy testigo cooperante, Juan Carlos Ramírez Abadía.
Según cuenta “Chupeta”, en esa ocasión entró al complejo carcelario sin inconvenientes, ya que “El Azul” mantenía en ese entonces una condición privilegiada respecto al resto de los presos. Situación que comparó con la suya en 1996, cuando por cuatro años, estuvo preso en una cárcel en Colombia, por los delitos de narcotráfico, lavado de dinero, testaferrato y concierto para delinquir. Según él, para ese entonces, “tenía control total sobre la prisión”.
Tras algunas reuniones, y seguro de que el negocio funcionaría, “Chupeta” confesó que en ese primer envío marítimo, en barcos camaroneros, salieron 10 mil kilos de cocaína desde Colombia a Estados Unidos, transacción que se registró entre finales de 1991 e inicios de 1992, y que en un principio llegó a Guerrero, en México, como un punto transitorio.
Grandes cantidades de droga se traficaron por esta vía, al punto, que según narra, en una sola noche, alcanzó a enviar entre 12 y 14 aviones cargados de coca.
Insistió en que, cada vez que enviaba una carga, el 55% de la ganancia era para él, que se llevaba para Los Ángeles; mientras el 45% restante era del grupo con el que estaba trabajando; en este caso, de “El Chapo”.
Dijo que Nueva York, para él, siempre fue un buen mercado, en el cual además “controlaba el precio”. Cuenta que por días guardaba la droga en casas de Long Island y Queens, y al sacarla para comerciarla, podía darle el precio más conveniente. Al menos, un 90 por ciento de la coca que llevaba a EE.UU. la vendía en la Gran Manzana.
En el primer envío, los Beltrán Leyva se encargaron de la logística, coordinando para que las chalupas llegaran al punto en el que encontraban el bote con la droga para después llevarla a Sinaloa.
El punto de encuentro nunca era el mismo, ni tampoco el único, pues narró el testigo que establecían siempre tres coordeNoticias Venezuelaas que les podrían servir para entregar la coca, de tal forma que si fallaba la primera, usaban la segunda o, en su defecto, la tercera. Estas ubicaciones se establecían, manteniendo el barco camaronero a una distancia prudente de la costa (entre 150 y 300 millas) para evitar sospechas.
Caletas, también llamadas ‘clavos’, fueron algunas de las modificaciones que se utilizaron para poder traficar con las embarcaciones pesqueras.
La cocaína era enviada en forma de cubo, como mostró la fiscalía el pasado jueves cuando puso 9,94 kg sobre la mesa para mostrar cómo la droga era empacada. Para la demostración los oficiales a cargo, hicieron uso de guantes para manipular lo presentado, un porcentaje de la droga incautada.
En la declaración, Ramírez Abadía recordó que al hablar de los americanos, se referían a los ‘gabachos’, quienes afirmaban que estaban inundando México con los aviones que llegaban de Colombia llenos de cocaína.
Juan Carlos Ramírez también hizo énfasis en que, cuando “El Chapo” fue arrestado, le debía para ese entonces 42 millones de dólares, precisamente por un barco que se había perdido en el mar y supuestamente había colapsado por un huracán. Pese a las búsquedas adelantadas, no lograron hallarlo. La deuda no la pudo saldar “El Chapo”, pues fue capturado poco después, pero su hermano “El Pollo” y socios, los Beltrán Leyva, asumieron la responsabilidad, tras pedirle más trabajo (más envío de droga).
No obstante, afirmó el testigo, que el capitán del barco había comenzado a consumir cocaína y estaba sufriendo alucinaciones, y veía fantasmas, razón por la que en otra ocasión hundió otra embarcación, indicó.
Cerca del cierre del interrogatorio de la fiscalía, Ramírez Abadía se refirió a 10 envíos de coca, llamada ‘Las Juanitas’, en las que usaron lanchas rápidas, barcos pesqueros y submarinos. Dijo que seis de esos envíos se hicieron desde Colombia, tres desde Brasil y uno desde Venezuela. Las operaciones se realizaron, antes del 2007, señaló, año que fue capturado en Brasil, para luego ser extraditado a EE.UU.
El papel de la defensa
En la mañana del lunes, la defensa, a nombre del abogado Eduardo Balarezo, hizo una solicitud formal ante el juez Brian Cogan para que los testimonios que entregue “Chupeta”, que correspondan, o sean posteriores al año 2004, no sean tenidos en cuenta.
Balarezo alegó que para ese entonces, estaba escapando de las autoridades y se encontraba en Brasil para evitar su extradición, registrada en el 2007. Es decir, ya habría perdido contacto con otros miembros del Cartel del Norte del Valle.
Pese a que el juez dijo que analizaría la situación, las pruebas entregadas frente a los envíos de “Las Juanitas”, que se dieron durante los años señalados en la solicitud, fueron recibidas sin objeción alguna.
Etiquetas: Cartel de Sinaloa, Cartel del Norte del Valle, Departamento de Justicia, narcotrafico
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