La peligrosa fantasía del quiebre militar en Venezuela y sus promotores
Un grupo de venezolanos, con el fin de apartar la posibilidad de una intervención militar, vende humo
Por Orlando Avendaño
Fuente: PANAMPOST
Es improbable que se produzca un alzamiento militar que deponga a Nicolás Maduro. (Archivo)
El 23 de febrero de este año estuve en el Puente Internacional Las Tienditas, cerca de Cúcuta. Unos días antes me había llegado la información, de fuente confiable, sobre supuestos acercamientos que había tenido el comandante general del Ejército, Jesús Suárez Chourio, con Gobiernos del extranjero. La información era confidencial, partía de un informe y la fuente era muy buena; no parecía pertinente publicarla. Pero ese día, en Tienditas, se la comenté, quizá siendo ingenuo, a un diputado de la Mesa de la Unidad Democrática. Él, con un dejo de soberbia, me apartó, bajó la voz y me dijo: “No sé si con Gobiernos en el exterior; pero te puedo asegurar algo: con nosotros sí está hablando Suárez Chourio. Estamos en contacto y te digo otra cosa: esto es cuestión de horas. Esto está listo. Viene el quiebre”. Todos sabemos qué fue lo que ocurrió.
Recuerdo, en la mañana de ese 23 de febrero, haber visto al mayor general retirado del Ejército, antiguo miembro del régimen chavista, Clíver Alcalá Cordones. Yo lo conocí, en la investigación para Días de sumisión, hace varios meses. No me generó confianza, aunque ahora posa de disidente. Pero allí estaba, en Cúcuta, guiando a varios militares que acababan de desertar en la frontera. Clíver, de alguna forma, los comandaba. Junto a él estaba el mayor Parra, un oficial que acababa de huir de Venezuela. A las horas, Parra se reunió con el presidente Juan Guaidó y otros militares en un edificio en Tienditas.
Dos días antes, el 21 de febrero, yo estaba hablando con David Smolansky justo cuando nos enteramos: Hugo Carvajal, ese temible y peligroso militar chavista, director por muchos años del aparato de inteligencia del régimen, reconocía a Juan Guaidó como su presidente. Parecía el preludio de lo inminente, ese quimérico quiebre militar que se vende como la salvación. Le dije a David: “Esto es buenísimo, Hugo tiene mucho peso en el chavismo”. Ambos lo vimos como un guiño a lo que viene.
Desde entonces, Hugo Carvajal se ha mantenido, claro que en el exilio, muy activo en las redes sociales. De acérrimo chavista, también narcotraficante, al mayor disidente. Cada mensaje en su cuenta de Twitter parecía una estocada al régimen de Maduro. “Aquí está un soldado más por las causas de la libertad y la democracia, para ser útil en la consecución del objetivo de restablecer el orden constitucional”, dijo en un video publicado el 21 de febrero.
“Este momento histórico requiere del verdadero patriotismo de nuestros soldados. De que hagan lo que tengan que hacer por defender a nuestro pueblo”, escribió el 23 de febrero en Twitter. Luego, en un hilo en su cuenta, cargó contra la posibilidad de una intervención militar foránea y blandió la premisa de que los militares venezolanos están a poco de apartarse del régimen y que, además, ellos tienen la capacidad de pacificar el país en una eventual transición.
“Es cierto que alrededor del 90% de la FAN quiere cumplir con sus deberes constitucionales (…) El Ejército, la Armada y la Aviación no se han visto envueltos en crímenes de manera generalizada (…) Para controlar grupos paramilitares no se requiere de asistencia militar de Estados Unidos. Este aspecto es mucho más fácil de lo que imaginan (…) La Fuerza Armada Nacional sana (mayoría del Ejército, Armada y Aviación) puede y estaría dispuesto a limpiar nuestro territorio de las FARC, ELN, narcotráfico y demás grupos irregulares”, aseveró.
Hugo Carvajal aseguró, también en su cuenta de Twitter, que le estaría compartiendo información a Juan Guaidó sobre la estrategia para lograr que se produzca, finalmente, el quiebre militar; para evitar, además, la posibilidad de llegar a una intervención militar.
Un paso, a vuelo rasante, por su cuenta de Twitter, da muestra de un intento insistente por parte de Hugo Carvajal para impulsar varias ideas: la Fuerza Armada respalda a Guaidó, pero es prisionera de los cubanos; una intervención militar extranjera solo generaría un mayor desastre; el apoyo de Rusia a Nicolás maduro no existe y la Fuerza Armada tiene el potencial y los recursos para enfrentar a grupos irregulares.
Finalmente, el 9 de abril, pocos días antes de su captura en Madrid, Carvajal escribió en Twitter: “No tengo la menor duda. Maduro saldrá por decisión de la Fuerza Armada Nacional”.
Curiosamente, Clíver Alcalá Cordones, quien desde que se apartó del chavismo ha sido bastante discreto, anda de gárrulo por los medios. No utilizaba su cuenta de Twitter desde el 29 de julio del 2017, pero el cuatro de marzo la retomó con un tuit: “La democracia cada vez más cerca. Pronto tendremos justicia en Venezuela”.
Tres días después escribió: “La rebelión popular y militar incontenible es la salida más patriótica”. “La juventud militar, aquella que ha estado al margen de los ilícitos cometidos por la cúpula militar, debe convencerse del rol histórico que cumple en este momento. El futuro de los venezolanos depende del cese de la usurpación”, agregó.
Clíver no tantea alternativas en sus declaraciones. A la periodista Vanessa Davies, en el medio Punto de Corte, le ratificó: “La juventud militar es nuestra reserva moral para deponer a la tiranía”.
Por último, en una entrevista al medio EVTV, Alcalá dijo: “No hace falta una coalición internacional. La propia Fuerza Armada puede sacar a Maduro. Esa puede ser una salida importante en Venezuela. Y no solo la Fuerza Armada a lo interno sino la Fuerza Armada desplegada por todo el mundo”.
La piedra angular de la estrategia del presidente Juan Guaidó para lograr el cese de la usurpación fue, por varias semanas, el proyecto de Ley de Amnistía. Enfocada en los militares activos, buscaba captar su apoyo para deponer a Nicolás Maduro. Muchos esfuerzos se hicieron en ese sentido y ninguno derivó en algo determinante. Pocas deserciones, muy pocas de trascendencia.
Múltiples mensajes se difundieron por las redes sociales. Guaidó encabezó una campaña para solicitarle apoyo a cada uno de los funcionarios. Se pidió a los ciudadanos imprimir y difundir, en cuarteles militares, cada copia de la Ley de Amnistía. Ante ello, los militares respondieron con apatía y hostilidad. Algunos quemaron, en las caras de los ciudadanos, la Ley.
El 20 de febrero, poco antes de que Clíver Alcalá pisara Cúcuta, y un día antes del anuncio de Carvajal, la fiscal general de Venezuela en el exilio, Luisa Ortega Díaz, quien por mucho fue una de las cabecillas del proyecto de Hugo Chávez, envió un mensaje a la familia militar: “A ustedes, hombres y mujeres de armas, es una decisión patriótica facilitar el ingreso de la ayuda humanitaria. Salven el honor militar que está siendo ultrajado y mancillado”.
Unas semanas después, el 14 de marzo, entrevisté a Luisa Ortega Díaz en Bogotá. Con respecto al tema de solicitar una posible intervención militar en Venezuela, la fiscal me dijo: “¿Realmente eso va a solucionar el problema de Venezuela? ¿Realmente eso es lo que quiere la población? Yo creo que cualquier situación que lleve a más tragedia a los venezolanos sería bien doloroso para la población ya sufrida”. Asimismo, al margen, Ortega Díaz me insistió en la necesidad de integrar a toda la población, unificarla, para lograr la salida de Maduro.
Y, al preguntarle sobre Suárez Chourio y el rumor de que tanteaba la posibilidad de apartarse de Nicolás Maduro —al margen de la entrevista que se publicó—, Luisa Ortega Díaz me confirmó que está en contacto constante con el comandante del Ejército.
Etiquetas: Cliver Alcalá, colaboracionismo, General Hugo Carvajal, Lista Clinton, Luisa Ortega Díaz, Patriota Cooperante, Suarez Chourio
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