Panamá: atentado aún vigente comienza a esclarecerse
El vuelo, identificado con el número 00901, desaparecía de las pantallas del radar a 10 minutos de despegar por lo que las autoridades panameñas lanzaron un operativo de búsqueda y rescate. La suerte del fatídico vuelo se hizo evidente cuando los rescatistas encontraron los restos del avión esparcidos sobre las montañas con cuerpos diseminados en un radio de varios kilómetros.
Por Flavio Goldvaser
Fuente: El Nuevo Diario
El 19 de julio de 1994 un día después del terrible atentado que destruyó la sede de AMIA en la República Argentina con un saldo de 86 víctimas fatales y cientos de heridos; un vuelo comercial de Aerolíneas Chiricanas en Panamá, despegaba en una tarde lluviosa desde el Aeropuerto Internacional Enrique Jiménez en la Ciudad de Colon con destino a la Ciudad de Panamá. Transportaba 18 pasajeros de los cuales 12 eran importantes miembros de la comunidad judía local, 4 de nacionalidad israelí y dos pasajeros de Estados Unidos.
El vuelo, identificado con el número 00901, desaparecía de las pantallas del radar a 10 minutos de despegar por lo que las autoridades panameñas lanzaron un operativo de búsqueda y rescate. La suerte del fatídico vuelo se hizo evidente cuando los rescatistas encontraron los restos del avión esparcidos sobre las montañas con cuerpos diseminados en un radio de varios kilómetros.
Mientras los residentes del área declaraban haber escuchado una fuerte explosión, los trabajos para investigar la caída del mismo comenzaron. Luego de varios días de investigación los expertos determinaron que el avión habría sufrido un atentado y que fue derribado por una bomba con explosivos plásticos compuestos de Semtex y Nitroglicol, que se encontraban en una maleta en la bodega de carga. Las pericias concluyeron que la bomba fue activada por un aparato electrónico Motorola P-500 que se encontraba en un bolso de mano hallado entre los restos recuperados de los pasajeros.
Se determinó que el acto fue realizado por un terrorista suicida que formaba parte del pasaje y cuyo cuerpo quedó en la morgue sin que nunca nadie lo reclamase. El mismo era poseedor de un pasaporte libanes, fue identificado posteriormente por el FBI como Ali Jamal, y fue acusado de pertenecer a una organización terrorista no identificada. Luego de establecerse el origen terrorista del derribo, una organización inexistente denominada “Ansar Allah” o “Los seguidores de Allah” se atribuyó desde Beirut la autoría del atentado.
El caso encontró una dificultad adicional por parte de la justicia de Panamá: Establecer quiénes serían los cómplices y responsables que acompañaron al suicida en este ataque terrorista. Ya en el año 1995 las autoridades de Estados Unidos comenzaron a apuntar la responsabilidad del mismo al grupo terrorista Libanes Hezbollah, ofreciendo una recompensa de 2 millones de dólares por indicios que llevasen a la captura de los cómplices.
El caso prosiguió sin avances hasta que en el año 2003 y en base a un exhorto librado por el Juzgado que tramita el caso AMIA, la Fiscalía General de Panamá a cargo en ese entonces de Maritza Royo anunció que informaciones de inteligencia provenientes de nuestro pais ligaban el atentado en Panama al ocurrido un día antes con el de la Comunidad Judía AMIA y acusaban al grupo Hezbollah del mismo.
Unas de las pistas que el FBI siguió desde el comienzo de la investigación fueron los datos de un hombre proveniente del Medio Oriente que utilizó una tarjeta de crédito robada a un norteamericano para alquilar un vehículo Mazda utilitario, que luego alquiló un segundo vehículo Jeep 4x4 y que presumen fue utilizado para los desplazamientos del grupo que perpetro el atentado quienes luego los usaron para salir del país.
Luego de 26 años sin avances significativos, el 11 de Septiembre del 2020 el FBI lanzó un pedido de captura internacional en relación al atentado del vuelo 00901, contra el ciudadano de origen libanés y con ciudadanía venezolana Ali Hage Zaki Jalil de aproximadamente 52 años, aficionado al paracaidismo y piloto de aeronaves. Según detalla la investigación del FBI, Zaki fue detenido en 1994 por autoridades panameñas acusado de tráfico internacional de armas mientras transportaba 10 ametralladoras con números limados del tipo Mini Mac 9mm, confiscándose en el procedimiento en su hogar otras 6 ametralladoras, múltiples municiones con sus respectivos clips, detonadores y cables explosivos similares a los encontrados en el lugar del atentado. Además de 500.000 dólares y varias radios que transmitían en banda de HF y VHF. Zaki pudo librarse de sus acusaciones y salir del país aduciendo que unos niños le vendieron el material y que él se lo compro para que ellos no se dañaran y proteger a la ciudadanía. Y así salió de Panamá.
Según las fuentes consultadas, Ali Hage Zake Jalil estaría viviendo en la isla Margarita en Venezuela, donde poseería varios bares: Estas mismas fuentes agregaron que una de las fotos con las que se emitió el pedido internacional de captura fue tomada en la base militar de El Libertador en el Estado de Maracay-Venezuela, donde se lo ve enfrente de un avión militar de transporte de paracaidistas PZL-M28. Agregan las mismas fuentes que Zake posee una avioneta Citation 2, que guarda en el hangar 2 de la Guardia Nacional Bolivariana del aeroclub Valencia.
Debemos decir que Hezbollah ha demostrado su capacidad y voluntad de llevar a cabo misiones terroristas a lo largo del mundo contra objetivos judíos y norteamericanos y por eso consideramos que este avance en la investigación de este atentado podría esclarecer la forma de operar de esta organización en nuestro continente y tal vez establecer un nuevo vínculo sobre el atentado a la mutual judía de Argentina.
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