“El islamismo es el islam llevado al límite”
Por: Rémi Brague
Fuente: INFOVATICANA
Famille Chretienne. Para el filósofo especialista del islam, Rémi Brague, «hay un poco de todo en el Corán». ¿Alienta el Corán a la violencia? ¿Es compatible el islam con la democracia? La fatwa lanzada contra Samuel Paty, el profesor de Conflans-Sainte-Honorine degollado el 16 de octubre, interroga sobre los vínculos entre religión musulmana y violencia. Sin caer en la confusión, el filósofo Rémi Brague indica las contradicciones del Corán y las suras. Entrevista.
¿Cuál es la diferencia entre islam e islamismo?
La diferencia entre islam e islamismo es real, pero creo que es de grado, no de naturaleza. El islamismo es el islam llevado al límite. El islam en las últimas consecuencias. Aún así, es una religión inusual, una religión en la que sus conversos pueden ser empujados a asesinar a su prójimo. Cuando alguien se convierte al budismo, puede hacerse vegetariano; cuando alguien se convierte al cristianismo, intenta amar a su prójimo como a sí mismo, lo que no es moco de pavo… Algunos conversos al islam creen que es necesario asesinar a su prójimo de una manera concreta, degollándolo.
¿¡Es cómo decir que todos los musulmanes son terroristas en potencia!?
Evidentemente, no digo que todos los musulmanes sean violentos y tampoco que en el islam no haya más que violencia. Pero digo que en las fuentes islámicas hay todo lo que se necesita para justificar el uso de la violencia. O se las busca o no se las busca. Obsérvese las instituciones musulmanas de hecho, como la mezquita: han sido muy incomodadas por el Estado islámico, que no hacía más que lo que relata la biografía del Profeta. Casar a guerreros con niñas de 9 años, es lo que el profeta hizo con Aïcha. Cuando el Estado islámico quemó vivo un piloto jordano, lo justificaron así: es el Talion, él había lanzado bombas. ¡Sus argumentos son sólidos!
La violencia islámica, según Jean Duchesne, es fruto del encuentro entre el islam y Occidente. ¿Qué opina usted?
Hay mucha verdad en esta idea. En especial porque ese encuentro se ha invertido. En el siglo XIX, era Occidente quien entraba en las sociedades musulmanas a través de la colonización. Actualmente, los musulmanes hacen lo que la sharia prohíbe como principio, a saber: asentarse voluntariamente en un país de infieles. El islam se encuentra exacerbado. Los musulmanes se encuentran en el «mundo de la guerra», es decir, en un mundo no pacificado, no sometido al islam. En el mundo de la guerra no es absurdo manejarse como un guerrero.
¿Esta violencia indica que hay una crisis en el mundo musulmán?
Hay una crisis del mundo musulmán debido a una esquizofrenia que se remonta a muchos siglos atrás. El islam se presenta como la religión última. «Hoy os he perfeccionado vuestra religión», dice Allah en el Corán (V, 4). Se supone que el islam debe englobar el judaísmo y el cristianismo, realizarlos, sustituirlos como un guardia releva a otro guardia, y elevarlos a un nivel superior. El islam es la religión mejor, la comunidad mejor (III, 110). Ahora bien, el mundo musulmán es la luz roja del mundo y, más uno se acerca al centro, peor es. Sin el petróleo, ¿qué sería de Arabia Saudita?
El islam como mejor religión era creíble mientras avanzaba con la cultura. Es lo que sucedía antaño. A los conquistadores les había tocado el gordo, se habían apoderado de las regiones más fecundas intelectual y culturalmente: Egipto, Mesopotamia y Siria. El lugar donde se inventó el imperio (Persia), la escritura (Mesopotamia), el alfabeto (Fenicia). El 90% de los sabios de la época eran de esta región. Galeno era de Pérgamo; Ptolomeo de Alejandría; Damascio, evidentemente, de Damasco; Siriano de Siria, Plotino de Egipto… No sorprende que hubiera ese florecimiento cultural en el mundo árabe-musulmán, ayudado además porque todos hablaban la misma lengua, el árabe, que favorecía la comunicación de las élites.
Y, sin embargo, a partir del siglo XI, lo religioso y lo cultural fueron arrinconados. La cultura árabe-musulmana se anquilosó. Nunca volvió a ser la misma. ¿Cuántos premios Nobel son científicos musulmanes? Dos, ambos formados en Oxford. ¿Qué invención ha dado el mundo musulmán al mundo? De ahí el sufrimiento, el que debería ser el mejor es, de hecho, un cáncer. Esto puede llevar a actitudes de crispación extrema y violencia.
Atentados, fatwas… ¿El quid de la violencia en el Corán?
En el Corán hay de todo un poco. Está lleno de contradicciones. Si está lleno de contradicciones, responde el Corán, no pueden venir de Dios (IV, 82). ¿Cómo mantener unido todo esto? Por la teoría de la abrogación: un versículo posterior deroga el anterior. Si dos versículos contienen mandamientos contradictorios, el más reciente cuestiona al anterior. Es necesario saber que la sura 9 es la más guerrera de todas: «Combatid a aquellos [que no] siguen la verdadera religión, hasta que paguen el tributo sumisamente, con su propia mano» (IX, 5 y 29). Este versículo deroga los anteriores, especialmente los que hablan de paz y tolerancia.
¿El Corán alienta la violencia, o solo la permite?
Hay, a pesar de todo, versículos que la ordenan. Cuando se dice que hay que atacar a esta o esa persona, significa lo que significa. Es más que permitir. Pero el problema de la violencia no es el primero. La verdadera cuestión es la verdad. No porque el islam sea violento es falso; es porque el falso es violento. Hay que encontrar un medio de imponerse. Observe la Historia. El islam inició con la invasión árabe llevada a cabo por los guerreros.
¿Es posible interpretar el Corán?
Hay bibliotecas enteras con comentarios sobre el Corán, dicen los musulmanes. Pero comentar no es interpretar. Hay dos tipos de interpretación. El primer modelo es el del juicio de imparcialidad. ¿Cuál era la intención del legislador? Como el legislador es un hombre, no puede prever todos los casos. Cuando se presenta ante el juez un caso en el que la aplicación de la ley causaría una injusticia grave, el juez se remonta a la intención del legislador para aplicar o no la ley. Si Dios es el legislador que lo sabe todo, esto lo cambia todo. Si dice: «Poneos un velo», esto quiere decir: «Poneos un velo». De ahí el segundo modelo de interpretación que atañe a la palabra. ¿Qué es un velo? ¿Es largo o corto, opaco o transparente? No vamos a intentar remontar de la letra al espíritu.
¿El islam es compatible con la democracia? En el mundo musulmán, dice usted, reina «la idea según la cual el único legislador legítimo, en última instancia, es Dios, y que ninguna decisión legislativa humana puede ir contra sus mandamientos». ¿Cuál es la diferencia con el cristianismo?
La diferencia es que Dios nos habla en la conciencia. Y no en un libro. La diferencia es el modo como el Verbo se ha concretizado. Para el cristianismo, el Verbo de Dios se ha hecho «carne», es decir, una persona: Él se encarnó. Para el islam, el Verbo de Dios se hizo libro. Lo que es decisivo para nosotros, cristianos, es la vida, muerte y resurrección de Cristo. Es esto lo que da sentido a sus palabras. Todo lo que Él dice se ilumina a partir de lo que Él es (el Hijo de Dios) y de lo que Él hace (morir por nosotros). La Palabra de Dios no es un mandamiento, es un modelo. No es un principio jurídico, como el islam.
Para los filósofos árabes medievales, hay muchos tipos de gobierno: el gobierno de sí mismo, el gobierno de la familia –economía en griego– y el gobierno de la ciudad, la política. La política es solo una parte de este arte de gobierno, que está sometido todo él a la ley de Dios. La democracia es una manera de organizar la vida de la ciudad. En una democracia anislámica¿?, cada diputado será gobernado dentro de él mismo por la obligación de respetar la ley de Dios. No puede tomar una decisión legislativa que sería contraria a una u otra forma de la sharia en vigor. Solo será un legislador bajo reserva. En una democracia cristiana, cada diputado está sometido, no a la ley de Dios, sino a su conciencia.
Publicado por Charles-Henri d’Andigné en Famille Chretienne.
Traducido por Verbum Caro para InfoVaticana.
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