El martir Rafael Ramírez, de «recogidito» a «faraoncito»
Por: Víctor J. Poleo Uzcátegui
Fuente: Venergia.org
Rafael Ramirez |
Escepticismo y decepción fue la percepción habida de un ostensiblemente gris personaje, un recogidito.
El sicariato de Orimulsión es el puente que cruza Ramírez Carreño en su tránsito a la criminal destrucción de las industrias de la Energía: ni gas ni Orimulsión en la Venezuela del Socialismo XXI
Sería en septiembre-octubre 2000 cuando Alí Rodríguez Araque, ministro (que nunca debió serlo[1]) de Energía y Minas (MEM, 1999-2000), convocó a una reunión para exhibir a Rafael Ramírez Carreño como su designado para presidir el recién creado Ente Nacional del Gas (ENAGAS).
Allí estuvimos Álvaro Silva Calderón, Director General Sectorial de Minas y conspicuo pontífice del Derecho de los Hidrocarburos; el politólogo Bernardo Álvarez, Director General Sectorial de Hidrocarburos y diletante oportunista de una izquierda inculta y, todos ellos, duchos ad nauseam en las no realidades de las industrias y mercados de la Energía; quien escribe, cuya caracterización queda al lector, fue Director General Sectorial de Electricidad desde enero 1999 a marzo 2001; y algún reducido grupo de autoridades del MEM, entre ellos quizás un Joaquín Parra, abogado especializado en leyes de toda laya y ad-látere de Álvaro Silva Calderón.
Balbuceante y encogido, el designado Ramírez atinó a anunciarnos que ya tenía sus nuevas oficinas en algún selecto edificio de La Castellana-Altamira. También su titiritero Rodríguez recién ocupaba nuevas oficinas en la Torre Inteligente (sic) de PDVSA, lejos de las desvencijadas oficinas del MEM en Parque Central pero cerca del corazón de PDVSA, una industria en la cual iniciara su carrera petrolera en 1961 volando oleoductos imperialistas en los campos petroleros de Oriente. En 2002-2003, cuarenta (40) años más tarde, Rodríguez Araque culminaría su tarea destructiva de la Industria Petrolera Nacional descapitalizándola de conocimientos y oficios centenarios. La marioneta Ramírez Carreño se ocuparía de los tiros de gracia a PDVSA-la-azul.
Escepticismo y decepción fue la percepción habida de un ostensiblemente gris personaje, un recogidito.
Cambiando lo cambiable en tiempo y circunstancias, esta primera percepción de Ramírez Carreño me resulta simétrica a aquella que Robert Mabro[2], fundador/director del Oxford Institute for Energy Studies, tuvo de Bernard Mommer, otro infeliz personaje de la trama petrolera del Siglo XXI: decepcionante como persona y frustrante como investigador.
En la primera Ley Habilitante del Socialismo XXI (serían cuatro las Leyes Habilitantes), el Gas y la Electricidad fueron temas a legislar por el MEM en 1999. En el congreso bicameral de entonces, AD y partidos del stablishment rechazaron ceder la legislación del Petróleo al Ejecutivo (es un asunto trascendente, alegaron), legislación que el Ejecutivo asaltaría en 2001 con la segunda Habilitante, cuando ya para entonces estuvo sancionada la Constitución del 99, reducida a unicameral la Asamblea Nacional (antes Congreso Nacional) y Miraflores asomaba sus pezuñas cuartelarias del tipo el Estado soy yo, es mi Estado Patrimonial.
Ley del Gas 1999
En 1999 las industrias del Gas y de la Electricidad funcionaban bien, muy lejos de la ruina en la cual hoy, 20 años más tarde, se encuentran. Los sectores del Gas y Electricidad ciertamente ameritaban cirujía institucional. La deseable nueva institucionalidad del Gas venía envuelta en conjeturas de razonable certeza: su desafiliación de la Industria Petrolera, para la cual el gas fuera considerado como un sub-producto extractivo de costo cero; erradicar la persistencia de un intolerable volumen de gas quemado en la atmósfera (flared), en ocasiones un 30% del extraído; destrabar la asimétrica extracción entre el gas asociado (al petróleo, ca. 85+%) y el no asociado; desarrollar los yacimientos de gas libre costa afuera (Oriente y Falcón); conceptuar el tratamiento jurídico-político de los yacimientos compartidos con Trinidad y Tobago; dimensionar la emergencia del gas como energía dominante en los mercados mundiales de la Energía, lo que fuera tesis de la British Petroleum en los 80s con énfasis en metanol como complemento/sustituto de las gasolinas de motor (y cuando todavía los carros eléctricos apenas presagiaban el reemplazo de las gasolinas); atender la creación de una Organización de Países Exportadores de Gas (informalmente iniciada en Teherán 2001 afiliando veinte y dos naciones y, sin glorias ni penas, así sobrevive a la fecha).
La Ley del Gas de Octubre 1999 instituye el Ente Nacional del Gas (ENAGAS), ente regulador de la industria del gas. El nombramiento contra natura de Ramírez Carreño en la dirección de ENAGAS decretó su fracaso al nacer. Los retos a confrontar desde ENAGAS sobrepasaban en mucho su comprensión por Ramírez Carreño. A la par, las pobres credenciales profesionales de Ramírez Carreño desalentaron la conformación de un equipo profesional de buena factura.
Profesionales de buena factura fueron y son los ingenieros de gas Nelson Hernández y Diego González, no otros mejores calificados, quienes contribuyeron sus conocimientos a la formulación de la Ley del Gas, al diseño de la institucionalidad de ENAGAS y a la identificación de los mandatos de planificación del nuevo ente; son también los ingenieros Alfredo Gómez H. y otro ingeniero de PDVSA-Gas cuyo nombre olvido. En oposición, un avezado Iván Orellana de PDVSA-Gas, y socialista por imitación, se adhirió a la mediocre causa de Ramírez Carreño y luego sería gratificado como gobernador ante la OPEP y vice-ministro de hidrocarburos.
Los estatutos de ENAGAS del 30 de agosto 2000 establecieron las credenciales para su presidente como sigue: «Profesional universitario en ingeniería, economía,… (omissis)… preferiblemente con especialización en áreas gerenciales, con altos estándares profesionales. Haberse desempeñado en forma destacada en actividades profesionales o académicas, relacionadas con el sector energético. Conocimiento amplio del sector gas/energía. Experiencia mínima de quince (15) años en actividades relacionadas con la industria del gas, de los hidrocarburos en general, materias reguladoras o de prestación de servicios públicos».
Tengo para mi que los ministros Rodríguez Araque (1999-2000) y Silva Calderón (2001-junio 2002), en complicidad interesada, eludieron aprobar los estatutos de ENAGAS y por ello Ramírez Carreño nunca fue oficialmente nombrado su presidente porque, salvo pruebas en contrario, de ello no existe traza alguna en gacetas oficiales.
A la fecha de su designación por Alí Rodríguez, en septiembre/octubre 2000, Ramírez Carreño apenas tendría once (11) años de graduado (ingeniería mecánica en la ULA, 1989) y su experiencia, si alguna, se reducía a difusas estadías en INELECTRA (ca. 1993-94) y en el INTEVEP (Instituto Tecnológico Venezolano del Petróleo) en fecha ubicable durante la segunda mitad de los años 90s.
A juzgar por su auto-biografía incompleta, Ramírez Carreño fue un prodigio desde sus quince (15) añitos. Este mozartito de la política tropical seguramente ya leía Das Kapital en alemán, como por igual lo alardeaba alicito en sus tiempos. Asegura Ramírez Carreño en su mediático CV que obtuvo una Maestría en Energía de la Universidad Central de Venezuela: de ello no existe acreditación alguna en la Secretaría de la Facultad de Ingeniería de la UCV. Tal Maestría está adscrita a la Escuela de Ingeniería Mecánica y sus profesores recuerdan a un estudiante Ramírez Carreño apenas inscrito en un par de materias.
Más de la auto-biografía de Ramírez Carreño a manos de su agencia mediática: «En julio de 2002 Ramírez Carreño fue designado como titular del Ministerio de Energía y Minas por el presidente Hugo Chávez y en enero de 2005 este ministerio fue renombrado como de Energía y Petróleo» (de bosques y matas de mango, ¿o acaso el petróleo no es una de las varias formas físicas de la Energía?). El 20 de noviembre de 2004, Ramírez fue designado presidente de la principal empresa pública nacional Petróleos de Venezuela, S.A. (PDVSA), una posición que mantuvo hasta el 2 de septiembre de 2014.
Ramírez Carreño es entonces ministro de Energía (con competencias en petróleo, gas y electricidad) con sólo trece (13) años de graduado y es dos (2) años más tarde presidente de PDVSA con quince (15) años de experiencia profesional ninguna, transgrediendo groseramente los estatutos para la formación de jerarquías en la industria petrolera[3] (al igual que H. Ciavaldini en 2000).
Luego de sus dos (2) primeros años como ministro de Energía (2002-2004), Ramírez Carreño cabalga durante los siguientes diez (10) años como presidente de PDVSA (2004-2014) y también ministro de Energía.
La Psiquiatría habría de notar trastornos de personalidad escindida en un Ramírez Carreño bifronte: su yo-ministro y su yo-presidente-de-PDVSA-la-roja-rojita. Tamaña escisión la resolvió Ramírez Carreño fusionando sus dos yos en su yo-faraoncito[4].
Desde 2015 Ramírez Carreño se declaró mártir de la revolución y así, auto-engaños mediante, su historia de las industrias de la Energía bajo el Socialismo XXI la divide el esquizoide Ramírez en dos etapas discontinuas: la industria exitosa (yo-faraoncito) y la industria fracasada (yo-mártir), un pre y post 2015. En presencia de un cambio político en Venezuela y ahito de dineros ladroneados, un martirizado Ramírez Carreño ahora se postula papable, pero el también mujeril Roy diría palpable.
Por demás predecible, Ramírez Carreño enriquecería negativamente el acervo intelectual de ENAGAS durante su etapa de recogidito 2000-junio 2002. Veamos…
Sistema de precios del gas natural en el mercado interno
Y así entonces ocurrió el segundo y último de mis encuentros con Ramírez Carreño, en algún mes del 1er. trimestre del 2001, esta vez en oficinas del MEM en Parque Central. Un exultante Ramírez Carreño nos presentó una curiosa lámina: en el eje vertical los precios del gas natural, seguramente en Bs/m3, y en el eje horizontal un horizonte de diez (10) años. Una impecable recta dictaba el crecimiento de los precios del gas natural con pendiente de 5 o 10 grados, poco importa, pero tan impecable recta despachaba acríticamente la formación de precios del gas natural en sus multi-mercados: termoelectricidad, gas natural vehicular, siderúrgica y petroquímica, gases licuados del petróleo, gas residencial y gas comercial. No mejor suerte correrían los acuerdos por precios internacionales del gas con ENI-Repsol en el campo Perla, Falcón Oeste.
Años más tarde supe el por qué de las habilidades del dibujante Ramírez. JR, ex planificador edelquiano y entonces presidente de INELECTRA, me confiaría que Ramírez alcanzó su tope profesional como jefecillo en una sala de dibujo de tuberías de gas.¿Premonitorio? …una recta un poquito más larga, de 7.000 kmts, sería el gasoducto Anaco-Buenos Aires, ese hilarante y ostentoso Gasoducto al Sur que dejaría boquiabierto al Fitzcarraldo de Herzog. Fue ella una de las muchas aventuras de Ramírez Carreño para el despilfarro de dineros petroleros, unos $250 millones para estudiar la factibilidad del proyecto, si bien recuerdo.
Cálculos back of the envelope no tardarían en reprocharle a Ramírez Carreño su insania: economía y flexibilidad operacional privilegian una inversión en trenes de licuefacción de gas (a la manera de Trinidad y Tobago) y el transporte del gas en tanqueros-LNG al rio de La Plata. La inversión en terminales Gas/GNL/Gas hubiese sido rentable por décadas. Al final del día, predecible, ni una molécula de gas (expresión abusada por Ramírez Carreño) salió de ninguna parte a ninguna parte.
Planificación del Sector Eléctrico – el gas termoeléctrico
Para los planificadores del Sector Eléctrico, entrenados en explorar los mercados de oferta-demanda en horizontes a 20+ años, la disponibilidad y suficiencia del gas termoeléctrico (su destino menos noble) nos resultaba crucial para diseñar la expansión de la generación termo-eléctrica, habida cuenta que los dos últimos desarrollos hidroeléctricos en el Bajo Caroní habrían de concretarse en la primera década del Siglo XXI: Caruachi (2.200 MW) en 2003 y Tocoma (2.200 MW) en 2008.
El Ramírez-recogidito de ENAGAS en nada pudo contribuir a los requerimientos de información del Sector Eléctrico, como tampoco contribuyó una cierta Gerencia Estratégica en PDVSA, hecha de arrogancia y patanería ad hoc, hostil al MEM.
El Ramírez-faraoncito 2002-2014 es responsable del Sector Eléctrico hasta el 2010. En poco menos de una década Ramírez desfiguró el rostro de la Industria Eléctrica venezolana, es esa década cuando la planificación eléctrica transmutó en shopping list de inútiles plantas y planticas termoeléctricas no importando ubicación, tamaño y combustibles, pero importando las sobre-facturaciones.
Free Market Petroleum – 2003
«La regalía podrá ser exigida por el Ejecutivo Nacional en especie (sic) o en dinero, total o parcialmente. Mientras no la exigiese de otra manera (¿¡?), se entendería que opta por recibirla totalmente y en dinero».
Así reza el artículo 45, Capítulo VI – Del régimen de regalías e impuestos, en la Ley de Hidrocarburos del 2001 (GO 38.736 del 12 de julio 2001). Ab initio, el tal artículo conlleva un mensaje tortuoso y, en la praxis petrolera del Socialismo XXI, fácilmente transmuta en un negocio turbio. Veamos: el Ejecutivo-Ministerio-Ramírez congela 50.000 barriles/día de Mesa 30 en la PDVSA-Rodríguez para entonces negociarlos con una empresa registrada en Delaware y fundada por un Jack Kemp, exsenador republicano. En principio, Free Market Petroleum vende los 50.000 bd a la Reserva Estratégica de los EEUU excepto cuando J. Kemp indique de otra manera.
Este equívoco predicamento legitima el comercio de petróleo por el Ministerio, del cual uno supone tiene ya bastante con regular, fiscalizar, planificar, arbitrar y actuar en escenarios internacionales. Para mi sorpresa, este mismo artículo 45 de la Ley del 2001 es copia del artículo 41 de la Ley de Hidrocarburos promulgada el 13 de marzo del 43, tiempos de Isaías Medina. Y también se repite en los borradores de una cierta Ley Orgánica de Hidrocarburos ahora adelantada por los diputados L. Stefanelli y Elías Matta de la Comisión de Energía de la AN.
Petición de principios: no existe mandato fundacional alguno que otorgue al Ejecutivo la propiedad de los recursos de hidrocarburos de la Nación y, por ende, de sus regalías y rentas.
Con Bernardo Álvarez en la Embajada en Washington, Ramírez Carreño en el Ministerio y Alí Rodríguez en PDVSA, Free Market Petroleum fue un chusco emprendimiento bolivariano para seducir al lobby republicano en busca de un encuentro entre el gran timonel y G. Bush Jr., encuentro predeciblemente fallido, como también fallidas fueron las comisiones del intermediario Arturo Sarmiento y, ¿por qué no?, las acordadas con el pranato del Sector Energía revolucionario.
Concluyendo: el Ramírez-recogidito del ENAGAS 2000-2002 era entonces una cabeza hueca en temas del Sector Energía y si acaso de algo llena, lo era embullada por las supersticiones políticas heredadas de familia y agitada por los ambiciosos y viciosos curanderos de la Cuestión Energía en el MEM, siendo alicito y momo-rey los notables en ese aquelarre del pensamiento petrolero de izquierda.
Si deshonestidad y empirismo nutrieron la nomenklatura revolucionaria del Sector Energía: ¿por qué no celebrar entonces la entronización de los generalotes Quevedo y Motta en petróleo y electricidad?, cuando quiera que Ramírez Carreño fue justamente el prototipo revolucionario y el primus inter pares del Socialismo XXI.
El caso Orimulsión testimonia el aserto anterior de cabeza hueca. El Ramírez-faraoncito que medra en el MEM-PDVSA del 2003-2014 es mutación agravada del Ramírez-recogidito del ENAGAS 2000-2002.
Si bien distintas formas físicas de la Energía son el gas y la Orimulsión, la Energía es una sóla. Un mismo MWh (mega-vatio/hora) son 450 metros cúbicos de gas quemados en plantas termoeléctricas como también lo son 2.3 barriles de Orimulsión.
El sicariato de Orimulsión es el puente que cruza Ramírez Carreño en su tránsito a la criminal destrucción de las industrias de la Energía: ni gas ni Orimulsión en la Venezuela del Socialismo XXI.
Notas:
[1] Ministro de Energía hubo de serlo Luis Vallenilla Meneses, economista y abogado, empresario, promotor de FINDAFUTURO y FUNDAPATRIA. Autor de Petróleo Venezolano, auge, declinación y porvenir, Caracas, Monte Ávila Editores, 1975; segunda edición ampliada (612 pp.): Monte Avila Editores, 1990. L. Vallenilla fue entonces desplazado a la Constituyente del 99 y resta conjeturar un curso histórico del Sector Energía exento de infamia e ignominia.
[2] Robert Mabro, CBE, 1934-2016, fundó el Oxford Energy Policy Club en 1976, el Oxford Energy Seminar en 1979 y el Oxford Institute for Energy Studies en 1982, afiliado al Saint Anthony´s College, Oxford.
[3] Véase Héctor Riquezes, La meritocracia petrolera (Junio 2020)
[4] Véase Allen R. Brewer-Carías, La catastrófica simbiosis entre el órgano de control y el órgano controlado y de cómo PDVSA pasó a ser un ente totalmente controlado por el Ejecutivo (Nov. 2020)
Victor J. Poleo Uzcátegui / victorpoleouzcategui@gmail.com / Ingeniero Mecánico (UCV, 1969). MSc en Economía (London School of Economics, 1974). Investigación doctoral en formación de precios del petróleo (Energy Research Unit, proyecto conjunto entre BP y el Queen Mary College, Universidad de Londres, 1979-1984). Director General de Electricidad en el Ministerio de Energía y Minas, 1999-Junio 2001 y de Electrificación del Caroní en igual período. Profesor de escalafón en la Universidad Central de Venezuela, postgrado en Economía Petrolera de FACES.
Etiquetas: Bernard Mommer, orimulsión, Rafael Ramirez, Victor Poleo
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