Esencia “Panita” del Venezolano
Por: Carlos R. Alvarado Grimán
Los venezolanos solíamos ser: solidarios, afables, cordiales, con un elevado sentido por la amistad; dispuestos a sacrificarnos desinteresadamente cuando amigos o vecinos necesitaban de alguna ayuda. En dos platos, éramos “PANITAS”. La descomposición moral y social que sufre el país, estaría modificando ese carácter general de la población.
En estos tiempos de revolución actitudes que tal vez permanecieron subrepticias, en el cerebro reptil o primitivo del colectivo venezolano como la envidia y la vanidad están eclosionando peligrosamente, generando una competencia envilecedora para alcanzar en un santiamén niveles de vida similares al neo arquetipo del ciudadano exitoso, representado por individuos que alcanzaron el cenit a través de la apropiación indebida de los recursos del Estado. La “envidia”, estaría operando como una respuesta inmoral contra la vanidad de los funcionarios públicos y sus entornos corruptos que estarían creando una especie de espiral frenética con consecuencias infaustas para la sociedad y reflejadas de algún modo en el repunte de la criminalidad observada en los últimos tiempos.
Las instituciones fundamentales del Estado, han sido de algún modo propiciadoras del deterioro moral. En algunos casos por: sus inacciones para perseguir y castigar los delitos contra los bienes públicos; sus acciones que en casos irrespetan y desdeñan de la propiedad ajena; la postergación de las necesarias y contundentes respuestas morales contra los vicios en la sociedad y la administración pública.
Las carencias morales están debilitando las bases sociales del país y estan derrumbando todas sus estructuras e instituciones vitales, matando en su caída, la esencia “panita” del venezolano.
Los venezolanos solíamos ser: solidarios, afables, cordiales, con un elevado sentido por la amistad; dispuestos a sacrificarnos desinteresadamente cuando amigos o vecinos necesitaban de alguna ayuda. En dos platos, éramos “PANITAS”. La descomposición moral y social que sufre el país, estaría modificando ese carácter general de la población.
En estos tiempos de revolución actitudes que tal vez permanecieron subrepticias, en el cerebro reptil o primitivo del colectivo venezolano como la envidia y la vanidad están eclosionando peligrosamente, generando una competencia envilecedora para alcanzar en un santiamén niveles de vida similares al neo arquetipo del ciudadano exitoso, representado por individuos que alcanzaron el cenit a través de la apropiación indebida de los recursos del Estado. La “envidia”, estaría operando como una respuesta inmoral contra la vanidad de los funcionarios públicos y sus entornos corruptos que estarían creando una especie de espiral frenética con consecuencias infaustas para la sociedad y reflejadas de algún modo en el repunte de la criminalidad observada en los últimos tiempos.
Las instituciones fundamentales del Estado, han sido de algún modo propiciadoras del deterioro moral. En algunos casos por: sus inacciones para perseguir y castigar los delitos contra los bienes públicos; sus acciones que en casos irrespetan y desdeñan de la propiedad ajena; la postergación de las necesarias y contundentes respuestas morales contra los vicios en la sociedad y la administración pública.
Las carencias morales están debilitando las bases sociales del país y estan derrumbando todas sus estructuras e instituciones vitales, matando en su caída, la esencia “panita” del venezolano.
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