La Enmienda Personal
Por: Orlando Ochoa
El presidente Chávez anunció el domingo 30 de noviembre su solicitud de Enmienda Constitucional para la reelección presidencial indefinida a partir de diciembre 2012. Que la Constitución diga que “La iniciativa de Reforma Constitucional que no sea aprobada no podrá presentarse de nuevo en un mismo período constitucional a la Asamblea Nacional” (artículo 345) no convence al Presidente de su inconstitucionalidad debido al rechazo popular en el Referéndum de diciembre de 2007. Tampoco le ha importado que advierta “No se hará ningún tipo de gasto que no haya sido previsto en la ley de presupuesto” (artículo 314).
En el siglo XIX Venezuela padeció de violaciones a la constitución y del descarado robo del tesoro nacional debido al abuso de poder de varios caudillos. Si bien nuestro país pudo salir del atraso de entonces y logró progresar en varias décadas del siglo XX, tropezó a partir de 1974 con cambios que llevaron al rotundo fracaso económico y político de un sistema de partidos, incapaz de rectificar oportunamente.
Una parte de la izquierda venezolana y de las Fuerzas Armadas son responsables desde 1999 de un capítulo de la historia que hunde aún más a Venezuela, en medio de la destrucción institucional y de un nuevo fracaso económico promovido por la ambición desenfrenada de poder de Hugo Chávez. Sin duda los cuadros civiles y militares que han apoyado al Presidente saben lo que sucede, es decir, cómo el personalismo, rodeado de incompetencia y corrupción, hace inoperable el Estado y frustra a la población. El proyecto ideológico “socialista” disfraza un esquema fascista guiado por masiva propaganda y el control personal del Gobierno. La amenaza de cierre de Globovisión parece un componente previo al plan de alcanzar la aprobación de la Enmienda.
La decisión de los seguidores del Presidente respecto a apoyar o no una inconstitucional Enmienda, es importante para el país. Algunos, los que saben que no pueden rendir cuentas de lo que han hecho en el Gobierno, poderes públicos, entes financieros y PDVSA, seguirán incondicionalmente a Chávez. La excusa “revolucionaria” siempre ha servido para eso. Los otros partidarios, los que tenían esperanza de un cambio social profundo en democracia, tendrán que pensar lo que harán. Las alternativas en el futuro del país se pueden construir, no se trata de elegir entre el presente y el pasado, ambos fracasados.
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