Devaluación Bolivariana
Por: José Rafael López Padrino
La crisis financiera que comenzó por el mercado inmobiliario de alto riesgo en los Estados Unidos, y que luego se transformó en una crisis profunda y global, terminó por alcanzar nuestra volátil economía. Todos aún recordamos, cuando el teniente coronel afirmó en cadena nacional que Venezuela estaba blindada frente a la crisis del capitalismo, pues "las sabias y previsivas políticas" de su régimen se habían anticipado a esos avatares, y por esa razón la nación saldría airosa frente a la crisis. Más aún, en un gesto histriónico llegó a afirmar: "Yo no estoy preocupado por Venezuela, pero sí lo estoy por el mundo" (24-9-2008).
Pero las mentiras tienen las piernas cortas y contrariamente a la "independencia y blindaje de nuestra economía", los hechos se han encargado de desmentir esas falaces afirmaciones. El Banco Central de Venezuela, al margen de las maromas numéricas del inquilino de Miraflores y de su domesticado ministro de Finanzas, Alí Rodríguez, ha tenido que reconocer que el país se encuentra en recesión (PIB -2,9 %), y que sufre el índice inflacionario más alto de Latino América (26,5 -30,4%). Ello aunado a un elevado desempleo abierto (12%), pues el encubierto (la informalidad) se sitúa por encima del 50% de la fuerza laboral, a una flexibilización y precarización laboral cada día más evidente, a la caótica situación financiera de Pdvsa y de la actividad petrolera en general que se contrajo en un 9,5% (2009), del quiebre de las empresas de Guayana y de un irresponsable endeudamiento interno y externo a fin de financiar el gasto público y los regalos a los gobiernos del continente afines al proyecto facho-militar bolivariano.
Producto del rotundo fracaso de la política neoliberal del régimen, el mal llamado Bolívar Fuerte ha sido devaluado. Devaluación que contempla la implementación de un sistema de cambio dual, con una tasa de 2,6 BsF por USD para las importaciones "esenciales" (alimentos y medicinas, maquinaria, importaciones del sector público, etc), y una tasa de BsF 4,3 por USD para todo lo demás (comercio, automotor, telecomunicaciones, químico, metalúrgico, informático, electrodomésticos, etc). Esta nueva devaluación ocurre durante el ejercicio de un Gobierno que ha recibido ingresos superiores a los 900.000 millones de dólares y que ha aumentado en forma irresponsable sus deudas internas y externas.
Esta devaluación muy probablemente ocasionará un impacto inflacionario de un 20% en sectores prioritarios y de un 80% en el resto de la vida nacional, y no como lo indicó el sumiso de Rodríguez Araque, quien afirmó que sería de 3 a 5%. El régimen, a pesar de su vocinglería anticapitalista, ha aplicado medidas de corte neoliberal al devaluar la moneda en un 100%, pues la mayoría de las importaciones se harán a 4,30, lo cual generará una mayor inflación, un marcado estancamiento económico, una pérdida del poder adquisitivo y un encarecimiento de los distintos bienes y servicios. Es decir un mayor empobrecimiento de los venezolanos.
La crisis financiera que comenzó por el mercado inmobiliario de alto riesgo en los Estados Unidos, y que luego se transformó en una crisis profunda y global, terminó por alcanzar nuestra volátil economía. Todos aún recordamos, cuando el teniente coronel afirmó en cadena nacional que Venezuela estaba blindada frente a la crisis del capitalismo, pues "las sabias y previsivas políticas" de su régimen se habían anticipado a esos avatares, y por esa razón la nación saldría airosa frente a la crisis. Más aún, en un gesto histriónico llegó a afirmar: "Yo no estoy preocupado por Venezuela, pero sí lo estoy por el mundo" (24-9-2008).
Pero las mentiras tienen las piernas cortas y contrariamente a la "independencia y blindaje de nuestra economía", los hechos se han encargado de desmentir esas falaces afirmaciones. El Banco Central de Venezuela, al margen de las maromas numéricas del inquilino de Miraflores y de su domesticado ministro de Finanzas, Alí Rodríguez, ha tenido que reconocer que el país se encuentra en recesión (PIB -2,9 %), y que sufre el índice inflacionario más alto de Latino América (26,5 -30,4%). Ello aunado a un elevado desempleo abierto (12%), pues el encubierto (la informalidad) se sitúa por encima del 50% de la fuerza laboral, a una flexibilización y precarización laboral cada día más evidente, a la caótica situación financiera de Pdvsa y de la actividad petrolera en general que se contrajo en un 9,5% (2009), del quiebre de las empresas de Guayana y de un irresponsable endeudamiento interno y externo a fin de financiar el gasto público y los regalos a los gobiernos del continente afines al proyecto facho-militar bolivariano.
Producto del rotundo fracaso de la política neoliberal del régimen, el mal llamado Bolívar Fuerte ha sido devaluado. Devaluación que contempla la implementación de un sistema de cambio dual, con una tasa de 2,6 BsF por USD para las importaciones "esenciales" (alimentos y medicinas, maquinaria, importaciones del sector público, etc), y una tasa de BsF 4,3 por USD para todo lo demás (comercio, automotor, telecomunicaciones, químico, metalúrgico, informático, electrodomésticos, etc). Esta nueva devaluación ocurre durante el ejercicio de un Gobierno que ha recibido ingresos superiores a los 900.000 millones de dólares y que ha aumentado en forma irresponsable sus deudas internas y externas.
Esta devaluación muy probablemente ocasionará un impacto inflacionario de un 20% en sectores prioritarios y de un 80% en el resto de la vida nacional, y no como lo indicó el sumiso de Rodríguez Araque, quien afirmó que sería de 3 a 5%. El régimen, a pesar de su vocinglería anticapitalista, ha aplicado medidas de corte neoliberal al devaluar la moneda en un 100%, pues la mayoría de las importaciones se harán a 4,30, lo cual generará una mayor inflación, un marcado estancamiento económico, una pérdida del poder adquisitivo y un encarecimiento de los distintos bienes y servicios. Es decir un mayor empobrecimiento de los venezolanos.
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