Venezuela: ¿Estado Fallido?
Por: Domingo Fontiveros
Lo trascendente es que la ciudadanía cuente con una nueva representación popular
Tenemos que hacer respecto a Venezuela esta cardinal macro pregunta, terrible para quienes somos causahabientes de una nación que prometía hasta hace unos 30 años alcanzar niveles superiores de desarrollo político, económico, social y cultural, en forma continua, para estar hoy convertida en un nido de problemas y desierta de soluciones.
En nuestro país el Estado ha perdido capacidad para resolver situaciones y ha adquirido, en contrario, una inmensa capacidad para crear y agravar problemas. Un Estado que así actúa está claramente fallando. De allí la denominación "Estado Fallido" creada por los teóricos.
¿Por qué ha pasado esto? Para concentrarnos en lo presente, hay que decir que aquí se ha substituido al Estado por el Gobierno, con el agravante de que el Gobierno es al mismo tiempo una estructura que se maneja y organiza con un partido militante y activista de pensamiento único, el PSUV, el cual es a su vez, no un partido de gobierno, sino una estructura oficial intra y paraestatal cuyas máximas autoridades son ocupadas por quienes ejercen los más altos cargos del poder constituido. En esta identidad gobierno=partido, el Estado se desvanece para dar rienda suelta al ejercicio arbitrario del poder.
Este Gobierno ha degradado al Estado para convertir al poder crudo, personalizado y partidizado, en el actor hegemónico de todas las esferas de la vida social. Ha dejado de ser árbitro dentro de la sociedad, rompiendo con principios fundacionales del Estado democrático, en una metamorfosis que es espuria frente a la Constitución, y se ha convertido en la causa esencial de crisis y calamidades que como reacción en cadena sacuden la vida de los venezolanos.
No en vano los teóricos han identificado como síntomas visibles del Estado fallido a la corrupción galopante, la debilidad extrema en el control de fronteras, altos índices de criminalidad, fallas continuas en los servicios públicos, caída considerable en las condiciones económicas, emigración masiva de personas, elevados índices de represión y persecución por razones políticas, distanciamiento de las reglas vigentes en la comunidad internacional, invasión extranjera, entre otras. Gracias a ellos, no hay que analizar mucho para, encontrando estos síntomas a la vista en la realidad venezolana, con diversos grados de alta intensidad, pueda conceptualizarse a esta realidad como expresión de una falla que podríamos llamar tectónica en la médula del Estado.
Es oportuno e imprescindible el reconocimiento explícito al respecto por parte de la dirigencia opositora y disidente -de la oficialista no puede esperarse- para destacar lo más trascendente en la actual coyuntura hacia la selección de un nuevo Parlamento. Porque ya la tesis de la unidad no puede ser detenida, y solo quedan pendientes el menudeo final de las candidaturas y el enorme trabajo para la movilización electoral, bajo los auspicios -según las encuestas- de una mayoría favorable que sigue expectante.
Lo de veras trascendente para esta elección parlamentaria, el mensaje poderoso para la motivación, es que la ciudadanía cuente con una nueva representación popular que comience a reconstruir al Estado, salve al país del rumbo ruinoso que se le ha impuesto, y construya la democracia del siglo 21 que tanta falta le hace.
Etiquetas: Estado Fallido
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