El principio del fin para Obama
El discurso de Obama anterior a las elecciones, en lo que a política internacional respecta, era irreal y fantasioso. Ideal para un cuento de niños quizás, pero muy alejado de la compleja realidad mundial
.
No es ya ninguna novedad que el presidente islámico-marxista americano haya batido record en pérdida de popularidad en los Estados Unidos. En menos tiempo de lo pensado, su imagen se ha desvalorizado casi por completo. Quienes se oponían a él antes de que asuma, no están sorprendidos por el actuar del presidente Obama, aunque, desde ya, están preocupados por el futuro del país. Una mayoría de indecisos ha comenzado a desconfiar del mandatario y los que lo apoyaban, ya no ven en él un mesías con poderes mágicos como solían hacerlo antes.
Es que el discurso de Obama anterior a las elecciones, en lo que a política internacional respecta, era irreal y fantasioso. Ideal para un cuento de niños quizás, pero muy alejado de la compleja realidad mundial. Obama prometía un "cambio". Proponía cambiar la política exterior de Estados Unidos. Intentó y logró venderle la falsa ilusión a los americanos de que las demostraciones de confianza hacia los líderes totalitarios islamistas y comunistas, generarán que estos criminales ya no estén interesados en destruír a la potencia americana o dominar el mundo.
Obama, sin embargo, durante su campaña electoral, dejó que se notara su lado socialista, proponiendo todo tipo de planes sociales, aún más de los que ya había y que condujeron a la última crisis. O sea, la idea era combatir el incendio con más fuego, con más impuestos. Tampoco podemos olvidarnos de la frase de su mujer, quien afirmó que para mejorar la situación, algunos tienen que dejar parte de la torta. Esto significa que debe haber sólo una torta (el Estado) y el dueño de ella (Obama) debe decidir cómo administrarla, en lugar de que se sigan haciendo más tortas para que haya más porciones sin necesidad de robarle a nadie.
Antes de las elecciones, hubo quien sospechaba que el presidente americano tenía tendencias anti-sionistas. El hecho de haber tenido una educación islámica, puede ser un factor únicamente indicativo, pero haber asistido tantos años a una iglesia en la cual el pastor de ella, quien además casó a Obama, no ocultaba su odio hacia los judíos, los blancos y Estados Unidos, eran ya una confirmación de las verdaderas intenciones del mandatario americano. Pero la mayoría de la prensa decidió no darle importancia a este dato.
Por lo tanto, antes de las elecciones, ya se podían percibir ideas progresistas, tanto en el ámbito económico y social y existían justificadas sospechas sobre un antisemitismo que intentaba, por todos los medios posibles, desmentir.
No me malinterprente mi estimado lector. Yo no creo que el presidente Obama admire a Ben Laden. El mandatario americano es un progre más, como Zapatero por ejemplo. Pero le incluye una pequeña dosis de cariño al islamismo. Obama realmente cree en la "justicia social", en sacarle al rico para darle al pobre, en el mito del islamismo pacífico, en el cuento del débil y el fuerte, etc. Todo estas ideas son las de la izquierda, que ya sabemos a qué resultados nos conduce. El presidente estadounidense quiere crear una especie de "hombre nuevo" a la fuerza, como también lo quería hacer el Che Guevara, Stalin, Mao, Fidel Castro, Kim Jong Il y demás. Más de cien millones de personas que se oponían a dejar de ser el "hombre antiguo", fueron encarceladas, torturadas, violadas , humilladas y asesinadas. Y es hasta el día de hoy que estos crímenes no cesan. Por supuesto que el mandatario americano no va a matar a nadie directamente, aunque sí robar y limitar. Es otro tipo de violencia, pero es violencia al fin.
Su socialización de la medicina arruinará el servicio de todos para mejorar el de unos pocos, aumentará el gasto público, reducirá el personal, se dañarán las condiciones laborales y, por lo tanto, la eficiencia de los trabajadores de la salud, habrá largísimas esperas y, desde ya, la gente no tendrá la libertad de elegir cómo ni con quién tratarse. Este es un ejemplo claro de que en lo que a polítcas socio-económicas se refiere, Obama está cumpliendo con lo dicho antes de las elecciones que lo llevaron, lamentablemente, al poder.
Su clara posición anti-israelí en el conflicto en Medio Oriente, en cambio, demuestra que ha mentido en su campaña electoral. Castiga a Israel sin titubear cuando construye viviendas en su capital, Jerusalén, a pocos metros de la línea verde e incluso ha citado al embajador israelí para protestarle al respecto. Sin embargo, poco y nada le importa la alianza de Siria e Irán con los terroristas del Hamás y el Hizbolá para destruír Israel. Poco y nada le importa los atropellos a las más básicas libertades del ser humano en Venezuela, Cuba, Sudán, Corea del Norte, casi todos los Estados Islámicos, China y demás. Poco y nada le importa la invasión en América Latina por parte de grupos terroristas musulmanes gracias al dictador venezolano, Hugo Chávez, quien además financia y apoya a otras organizaciones terroristas como las FARC en Colombia o ETA en España.
Eso sí, un Irán nuclear no le conviene a nadie, por lo que hasta Rusia y China, quienes siempre se opusieron a castigar a los iraníes, hoy en día no descartan aceptar las sanciones que propone el gobierno americano.
No nos podemos olvidar de su discurso en El Cairo, cuando de manera indirecta, comparó el Holocausto con la situación palestina, con la clara intención de poner a Israel en el lugar de los nazis.
No me sorprende, entonces, que los israelíes, incluso varios de izquierda, desconfien del mandatario americano. Los comentarios hechos por los lectores del sitio de internet del diario "Yediot Ajaronot" en Israel abajo de un artículo en el que Obama condenaba el Holocausto y el antisemitismo en el mundo, demuestran el pensamiento de la gran mayoría de los israelíes: "¿por qué no le creo una palabra?", "hipócrita", "basta de palabras, hechos ¿Sabés dónde queda Irán?" fueron algunas de las quejas.
En la gran mayoía de los comentarios se podía apreciar un justificable repudio a Obama. Y para el que tenga alguna duda: el diario no es considerado derechista, sino que se encuentra a la izquierda o centro izquierda del mapa político israelí y es opositor al gobierno de Netanyahu.
Tampoco me sorprende que poco tiempo después de que un grupo de libertarios israelíes, entre los que me incluyo, hayamos creado el "Tea Party" israelí, casi mil estadounidenses hayan ingresado a nuestro grupo de Facebook y nos pidan disculpas por el gobierno de Obama, nos aclaren que él no los representa y que Israel fue y es el aliado más cercano de Estados Unidos.
Ahora Obama, se puso de vuelta la nariz roja y comenzó a realizar una payasada más llamada :"Cumbre Nuclear" que tiene como supuesto objetivo que las potencias reduzcan los arsenales nucleares y evitar que llegue armamento nuclear a las manos de los terroristas. Por supuesto, ni una cosa ni la otra se logrará, pero las fotos estrechándose las manos y sonriendo ya están en todos los medios de comunicación del mundo. "Objetivo cumplido".
Obama no es un terrorista. Desde ya que nunca atacará a Israel, pero creo que internamente justifica algunos atentados contra el Estado judío.
Obama tampoco es un dictador comunista que puede llegar a realizar un genocidio, pero tiene ideas socialistas que ya está poniendo en práctica y los resultados serán desastrozos.
Obama va a perder ampliamente las próximas elecciones, no sólo por todo lo expresado anteriormente, lo que pondrá a los libertarios y conservadores en su contra, sino que la izquierda radical, esa que comparte las ideas del mentiroso y dogmático periodista de Hollywood Michael Moore, también se siente desepecionada porque aún no ha retirado a las tropas ni de Irak ni de Afganistán. El presidente americano sabe muy bien que el cuento de fantasías del cual hablaba en su campaña electoral, no tiene nada que ver con la realidad y, lidiar con ella, no es tan fácil como parecía cuando lo veía desde afuera y podía darse el lujo de criticar a Bush por cada paso que el ex mandatario realizaba.
Obama, al querer complacer a todos, termina sin complacer a nadie. Y eso, en una democracia, es un suicidio político.
¿Quién es Obama? Es un marxista inepto, bastante populista y con cierto desprecio a los judíos. La máscara se le terminó de caer y, por esa razón, este es el comienzo del fin para el presidente americano.
Etiquetas: terrorismo
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home