La Rusia del Zar Putin
Por: José Rafael López Padrino
Con la caída del Muro de Berlín, se produjo el derrumbe de la Unión Soviética y de todos los oprobiosos regímenes de la Europa Oriental, quienes en nombre de un deformado socialismo habían instaurado regímenes represivos y autoritarios. Tras un largo proceso de descomposición política, económica, social y militar, aparecieron numerosas repúblicas, entre ellas la tradicional Rusia. País que hoy vive un repulsivo régimen híbrido, que combina todas las peores características del capitalismo con los más despreciables vicios del viejo régimen burocrático estalinista.
En un corto intervalo de tiempo, funcionarios del extinto régimen soviético y miembros de la mafia se transformaron en exitosos empresarios, a costa de la superexplotación de los trabajadores, y de la dilapidación del patrimonio industrial de aquel país. El autoritarismo bolchevique le dio paso a nuevas aberraciones autoritarias con los gobiernos de Boris Yeltsin, Vladimir Putin y más recientemente el de Dimitri Medvédev.
La dupla de Medvédev y Putin representa a una oligarquía oportunista, corrupta y sanguinaria que ha retomado la bandera de los zares y reinstaurado un capitalismo monopolista en la vieja Rusia. La concentración de la riqueza y las desigualdades sociales son la tarjeta de presentación del nuevo capitalismo ruso: las ganancias de los 36 principales grupos industriales del país representan el 24% del PIB nacional, mientras que en los Estados Unidos, país con una gran desigualdad, las 250 principales empresas sólo constituyen el 9% del PIB. Para el año 2009 el 38% de la población rusa tuvo ingresos por debajo del nivel de subsistencia, el desempleo se ubicó en un 10,5% y la inflación cerró en un 14,5%. La supuesta democracia que hoy existe en Rusia es una farsa. Todo el poder está concentrado en Putin y su camarilla del Kremlin.
El Zar Putin acaba de visitar Venezuela para finiquitar la venta de nuevos equipos militares por un monto de 5.400 millones de dólares. Pero además, a disfrutar las licencias de exploración en la Faja del Orinoco mediante la conformación de una empresa mixta (Pdvsa y el Consorcio Nacional Petrolero Ruso), donde se estableció el desarrollo de sus actividades en Venezuela por 25 años, con la posibilidad de una extensión por otros 15 años más, es decir una vigencia por 40 años, mientras que con otras empresas ha sido por 20 años, y sin extensión adicional. Es obvio que este acercamiento entre ambos mandatarios responde a su identidad con un autoritarismo represivo, unido a un desprecio por la disidencia política, un deseo de controlar los medios de comunicación, una política en contra de los derechos de los trabajadores y una Estadolatría asfixiante.
Las similitudes son evidentes: no importa si se trata de un "Socialismo del Siglo XXI" o una "Democracia Soberana", son proyectos políticos y económicos dominados por delincuentes (uniformados o no), sostenidos por una corrupción galopante.
Con la caída del Muro de Berlín, se produjo el derrumbe de la Unión Soviética y de todos los oprobiosos regímenes de la Europa Oriental, quienes en nombre de un deformado socialismo habían instaurado regímenes represivos y autoritarios. Tras un largo proceso de descomposición política, económica, social y militar, aparecieron numerosas repúblicas, entre ellas la tradicional Rusia. País que hoy vive un repulsivo régimen híbrido, que combina todas las peores características del capitalismo con los más despreciables vicios del viejo régimen burocrático estalinista.
En un corto intervalo de tiempo, funcionarios del extinto régimen soviético y miembros de la mafia se transformaron en exitosos empresarios, a costa de la superexplotación de los trabajadores, y de la dilapidación del patrimonio industrial de aquel país. El autoritarismo bolchevique le dio paso a nuevas aberraciones autoritarias con los gobiernos de Boris Yeltsin, Vladimir Putin y más recientemente el de Dimitri Medvédev.
La dupla de Medvédev y Putin representa a una oligarquía oportunista, corrupta y sanguinaria que ha retomado la bandera de los zares y reinstaurado un capitalismo monopolista en la vieja Rusia. La concentración de la riqueza y las desigualdades sociales son la tarjeta de presentación del nuevo capitalismo ruso: las ganancias de los 36 principales grupos industriales del país representan el 24% del PIB nacional, mientras que en los Estados Unidos, país con una gran desigualdad, las 250 principales empresas sólo constituyen el 9% del PIB. Para el año 2009 el 38% de la población rusa tuvo ingresos por debajo del nivel de subsistencia, el desempleo se ubicó en un 10,5% y la inflación cerró en un 14,5%. La supuesta democracia que hoy existe en Rusia es una farsa. Todo el poder está concentrado en Putin y su camarilla del Kremlin.
El Zar Putin acaba de visitar Venezuela para finiquitar la venta de nuevos equipos militares por un monto de 5.400 millones de dólares. Pero además, a disfrutar las licencias de exploración en la Faja del Orinoco mediante la conformación de una empresa mixta (Pdvsa y el Consorcio Nacional Petrolero Ruso), donde se estableció el desarrollo de sus actividades en Venezuela por 25 años, con la posibilidad de una extensión por otros 15 años más, es decir una vigencia por 40 años, mientras que con otras empresas ha sido por 20 años, y sin extensión adicional. Es obvio que este acercamiento entre ambos mandatarios responde a su identidad con un autoritarismo represivo, unido a un desprecio por la disidencia política, un deseo de controlar los medios de comunicación, una política en contra de los derechos de los trabajadores y una Estadolatría asfixiante.
Las similitudes son evidentes: no importa si se trata de un "Socialismo del Siglo XXI" o una "Democracia Soberana", son proyectos políticos y económicos dominados por delincuentes (uniformados o no), sostenidos por una corrupción galopante.
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