Plantas Nucleares En Venezuela
Por Luz Myriam Torres
Fuente: Diario El Tiempo Bogotá
La energía nuclear es otra forma de generar corriente eléctrica, así como lo hacen las termoeléctricas y las hidroeléctricas; dicha energía se libera como resultado de una reacción nuclear que se obtiene por fisión nuclear (división de núcleos atómicos pesados) o por fusión nuclear (unión de núcleos atómicos muy livianos); las plantas nucleares funcionan con uranio o plutonio; cabe anotar que el plutonio es un elemento sintético que se genera en los reactores nucleares porque no existe en la naturaleza. Científicamente se ha encontrado que las plantas nucleares también se pueden mover con otro elemento mineral existente en el globo terráqueo entre el grupo de tierras raras denominado thorio y que sustituye al plutonio y al uranio. En el estado de Bolívar (Venezuela), más exactamente en el cerro Impacto, se encuentra un yacimiento de este material; hasta hoy, en ninguna parte del mundo existen reactores nucleares que funcionen con él, pero como el avance de la ciencia camina a pasos agigantados ya se encuentran proyectos para su construcción.
Con la tecnología debidamente aplicada se dice que las plantas nucleares no emiten dióxido de carbono (CO2), porque su producción es limpia y que aunque también es no renovable es menos contaminante que los combustibles fósiles; beneficia enormemente a la industria debido a que se pueden detectar fluidos de agua, de petróleo, etc., ayudando fehacientemente a su desarrollo; la medicina se beneficia por el bajo costo del material radiactivo, que es utilizado para radiofármacos, estudios de tiroides, hígado, riñón, metabolismo, para combatir el cáncer, etc. En la agricultura, entre otros, se aplica la "Técnica de los Insectos Estériles" (T.I.E.), a los que les suministran emisiones altas de radiación en un laboratorio, posteriormente los dejan en libertad para que se efectúe el apareamiento donde no va haber descendencia; así repiten esta técnica varias veces y se controla la población de insectos que destruye los cultivos; a las semillas se les aplica irradiación, haciendo que se cambie la información genética, siendo resistentes a enfermedades para que su producción sea mayor y los alimentos puedan permanecer más tiempo y en buen estado.
Ahora bien, hasta aquí lo poco que se ha dicho es maravilla, pero una central de este talante, cuando no se desarrolla con las técnicas y la responsabilidad establecidas por la Organización Internacional de Energía Atómica (OIEA), se constituye en una viva amenaza para los habitantes de todo un continente y el planeta; por qué no recordar la catástrofe de There Mile Island, en Estados Unidos, donde aparentemente no hubo víctimas por la seguridad que presentaba la planta, y la de Chernobyl, en la antigua Unión Soviética (abril de 1986). Ahí, los reactores nucleares arrojaron altas dosis de material radiactivo a la atmósfera, extendiéndose por el hemisferio norte y afectando a países de Europa y de la misma Unión Soviética (URSS). Después de tantos años, hoy día se encuentran seres humanos que no habían nacido, sometidos a fuertes tratamientos porque resultaron contaminados debido a las radiaciones emitidas por la catástrofe nuclear, aunado a que en el lugar donde ocurrió hoy lo siguen descontaminando; finalmente, encontramos el problema de los residuos radiactivos, ya sea por el funcionamiento de las plantas o por el desmantelamiento cuando han culminado su ciclo para ser cerradas.
La intención de algunos países guerreristas es la instalación de este tipo de plantas para la obtención de plutonio, porque con él se fabrican las armas nucleares y aunque en el acuerdo firmado por el señor presidente Chávez, de Venezuela, y el señor Vladimir Putin, de Rusia, se prohíba su uso para la elaboración de estas armas y aunque estén sometidos a la autoridad del Organismo Internacional de Energía Atómica y tengan claro que deben limitar el enriquecimiento de uranio, no debemos creer que su utilización es con fines pacíficos, porque desde hace varios años este gobierno nos viene amenazando. Igual ocurrió con el señor presidente de Irán, Mahmoud Ahmadinejad, al comenzar la construcción de la central nuclear. Hoy se le acusa de estar confabulado en la creación de este tipo de armas y con las que indirectamente amenaza a Israel, señalando que "debería ser borrado del mapa". Son los altos dirigentes no solo de Colombia, sino de América, los que ahora sí tienen que contarle al mundo de la posible y seria amenaza que nos acecha.
Con la tecnología debidamente aplicada se dice que las plantas nucleares no emiten dióxido de carbono (CO2), porque su producción es limpia y que aunque también es no renovable es menos contaminante que los combustibles fósiles; beneficia enormemente a la industria debido a que se pueden detectar fluidos de agua, de petróleo, etc., ayudando fehacientemente a su desarrollo; la medicina se beneficia por el bajo costo del material radiactivo, que es utilizado para radiofármacos, estudios de tiroides, hígado, riñón, metabolismo, para combatir el cáncer, etc. En la agricultura, entre otros, se aplica la "Técnica de los Insectos Estériles" (T.I.E.), a los que les suministran emisiones altas de radiación en un laboratorio, posteriormente los dejan en libertad para que se efectúe el apareamiento donde no va haber descendencia; así repiten esta técnica varias veces y se controla la población de insectos que destruye los cultivos; a las semillas se les aplica irradiación, haciendo que se cambie la información genética, siendo resistentes a enfermedades para que su producción sea mayor y los alimentos puedan permanecer más tiempo y en buen estado.
Ahora bien, hasta aquí lo poco que se ha dicho es maravilla, pero una central de este talante, cuando no se desarrolla con las técnicas y la responsabilidad establecidas por la Organización Internacional de Energía Atómica (OIEA), se constituye en una viva amenaza para los habitantes de todo un continente y el planeta; por qué no recordar la catástrofe de There Mile Island, en Estados Unidos, donde aparentemente no hubo víctimas por la seguridad que presentaba la planta, y la de Chernobyl, en la antigua Unión Soviética (abril de 1986). Ahí, los reactores nucleares arrojaron altas dosis de material radiactivo a la atmósfera, extendiéndose por el hemisferio norte y afectando a países de Europa y de la misma Unión Soviética (URSS). Después de tantos años, hoy día se encuentran seres humanos que no habían nacido, sometidos a fuertes tratamientos porque resultaron contaminados debido a las radiaciones emitidas por la catástrofe nuclear, aunado a que en el lugar donde ocurrió hoy lo siguen descontaminando; finalmente, encontramos el problema de los residuos radiactivos, ya sea por el funcionamiento de las plantas o por el desmantelamiento cuando han culminado su ciclo para ser cerradas.
La intención de algunos países guerreristas es la instalación de este tipo de plantas para la obtención de plutonio, porque con él se fabrican las armas nucleares y aunque en el acuerdo firmado por el señor presidente Chávez, de Venezuela, y el señor Vladimir Putin, de Rusia, se prohíba su uso para la elaboración de estas armas y aunque estén sometidos a la autoridad del Organismo Internacional de Energía Atómica y tengan claro que deben limitar el enriquecimiento de uranio, no debemos creer que su utilización es con fines pacíficos, porque desde hace varios años este gobierno nos viene amenazando. Igual ocurrió con el señor presidente de Irán, Mahmoud Ahmadinejad, al comenzar la construcción de la central nuclear. Hoy se le acusa de estar confabulado en la creación de este tipo de armas y con las que indirectamente amenaza a Israel, señalando que "debería ser borrado del mapa". Son los altos dirigentes no solo de Colombia, sino de América, los que ahora sí tienen que contarle al mundo de la posible y seria amenaza que nos acecha.
Etiquetas: nuclear
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