Narciso Maligno: El Caso de Hugo Chávez
Nota: Es parte de un trabajo más extenso.
Para el 2 de febrero de 1999, momento en el que Hugo Chávez Frías asumió la Presidencia de la República, ya existían datos biográficos e indicios suficientes como para formular algunas hipótesis en torno a su carácter y estilo de conducta dominante, así como sobre las posibles repercusiones políticas de esas facetas de su personalidad. De hecho, el psiquiatra Luis José Uzcátegui, en trabajo publicado en febrero de 1999 (Chávez, Mago de las Emociones), planteó, con base en evidencias de ese tipo, que elementos de la personalidad chavista podían estar “cerca de estados narcisistas, histriónicos y rozan la paranoia” (p. 31).
Hoy, luego de haber ejercido el poder durante treinta meses (febrero 1999- octubre 2001), el perfil psicológico de Hugo Chávez se ha hecho más nítido, no sólo por la reiteración ostensible de ciertos patrones de comportamiento, sino además por la revelación de datos hasta hace poco inéditos sobre su vida.
De este modo, a mediados del año pasado, la doctora en psicología María J. Bustamante publicó en la revista Cambio, dirigida por Gabriel García Márquez, los resultados de una investigación que sugieren que Chávez padece el desorden de personalidad histriónico-narcisista. De acuerdo con este trabajo, que emplea los criterios de diagnóstico de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y de la Asociación Americana de Psiquiatría (APA), el desorden se hace reconocible al comprobarse la presencia de más de diez de los siguientes síntomas:
1) sentido grandioso de la propia importancia,
2) exageración de aciertos y talentos,
3) preocupación con las propias fantasías de poder,
4) demanda excesiva de admiración,
5) sentido de ungido, de benemérito,
6) conductas dirigidas a la exclusión de quienes no estén con él,
7) carencia de empatía,
8) sentimientos de incomodidad cuando no se es el centro de atención,
9) conductas frecuentemente teñidas de intentos seductores,
10) despliegue de expresiones cambiantes y superficiales de emoción,
11) uso de la apariencia física o del atuendo para llamar la atención,
12) empleo de un discurso excesivamente impresionista, carente de lógica y precisión,
13) despliegue de autodramatización teatral y de exageración de emociones,
14) tendencia a sentirse herido con facilidad,
15) conferimiento de carácter íntimo a relaciones y situaciones que carecen de él.
La investigación aporta numerosas evidencias sobre la presencia de tales síntomas en la conducta exhibida recurrentemente por Hugo Chávez Frías (El Nuevo País, 16 de mayo, 2000).
Articulo Completo: Chávez y Narciso: La Presidencia como espectáculo
Etiquetas: psicópata
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