Venezuela: un país sin soberanía
Por: José Rafael López Padrino
La soberanía es sinónimo de poder, inalienable e imprescriptible. Venezuela vive una de las peores crisis de su vida Republicana, dada la pérdida gradual de su soberanía, gracias a un régimen, que bajo la excusa del socialismo bolivariano, se ha encargado de cederla a terceros. El gobierno nacional ha transferido nuestra soberanía en áreas tan vitales como salud, seguridad y defensa, agroalimentaria, económica, educativa, etc. Todo ello en el marco de una retórica mágico-religiosa que establece una relación fetichista entre esta falsa revolución con la historia Patria y sus héroes.
Políticamente el Estado venezolano ha cedido su soberanía al Estado Cubano mediante la firma de acuerdos que le permiten al gobierno de la isla tomar decisiones que son de exclusiva competencia de los venezolanos. Hasta ahora, la participación más notable de los conciudadanos de esa nacionalidad, ha estado centrada en la Misión Barrio Adentro (I,II,III y IV), donde aproximadamente unos 14.000 profesionales de la salud ofrecen sus servicios en diversas zonas del país. Programa que no es dirigido por el Ministerio del Poder Popular para la Salud de Venezuela, sino por la Misión Médica Cubana en el país. Pero además, funcionarios cubanos están presentes en Ministerios, Institutos autónomos, empresas del Estado, y también en áreas de alta sensibilidad estratégica, como la FAN, los organismos de inteligencia, y de identificación. Estos acuerdos, le han permitido al Estado Cubano, apropiarse, sin ningún tipo de reciprocidad, de información vital para la vida nacional. Han tomado por asalto las estructuras del Estado venezolano, gracias a la complacencia del tte coronel y su sarta de genuflexos.
Económicamente hemos perdido nuestra soberanía al entregar los recursos energéticos del país a las multinacionales. Respondiendo a una mal llamada “soberanía petrolera bolivariana”, el régimen bajo la modalidad de las empresas mixtas, prosigue entregando nuestro petróleo a las grandes corporaciones petroleras internacionales. Bajo esta figura (60% de capital accionario PDVSA y 40% transnacional), el Estado venezolano ha perdido el 40% del crudo de la faja del Orinoco que ahora le pertenece a las empresas transnacionales, quienes lo están comercializando fuera de la estructura operativa de PDVSA por lapsos que podrían extender hasta por 40 años. Como ha sido el caso del Consorcio Nacional Petrolero Ruso a quien la mayoría oficialista de la Asamblea Nacional (AN) le aprobó la explotación de la Faja Petrolífera de Orinoco por 25 años, con la posibilidad de una extensión por otros 15 años más, lo que equivaldría a una vigencia del presente contrato por 40 años. Además, las leoninas concesiones otorgadas a las trasnacionales en la plataforma Deltana, y en el Golfo de Venezuela, evidencian que lejos de haber alcanzado una plena soberanía petrolera, hoy somos más dependientes del capital transnacional en la explotación y manejo de nuestros recursos estratégicos que nunca antes en nuestra historia.
Adicionalmente, el país ha sido prácticamente hipotecado a través de un grotesco endeudamiento externo e interno, el cual es cercano al 45% del Producto Interno Bruto. Igualmente mediante la entrega del subsuelo patrio a cambio de miles de millones de dólares, a países como China y Japón, como parte de una política antinacional de entrega de petróleo a futuro, a cambio de dinero hoy. Contratos que no han tenido el debate público necesario y que tampoco han sido discutidos por la AN como lo demanda la Constitución al referirse a los asuntos de trascendencia nacional.
Agro-alimentariamente hemos también cedido nuestra soberanía al perder la capacidad e independencia para producir, abastecer y garantizar de alimentos a los venezolanos. Las incoherentes políticas del Estado venezolano de privilegiar las importaciones, ha estimulado una agricultura de puertos, a costa de la destrucción del aparato agro-productor nacional. Es bueno destacar, que muchas de estas importaciones se hacen en rubros que en el pasado se producían en suficientes cantidades en el país, y que lograban no tan solo satisfacer el consumo domestico, sino también la demanda de las mismas fuera de la fronteras (carnes rojas y blancas, leche, maíz, naranja, plátano, café, leche, etc.). Además, habría que señalar que el régimen dentro de su populismo militarizado ha impulsado una falsa reforma agraria, que lejos de lograr una distribución equitativa de la tierra entre los trabajadores del campo, ha propiciado el surgimiento de empresas improductivas (fondos zamoranos, empresas socialistas, etc.), unos verdaderos elefantes blancos, que no producen absolutamente nada, a pesar de los multimillonarios subsidios que han recibido. Es absurdo que el país haya importado más de 8 millones de toneladas de alimentos a partir del 2003, muchos de los cuales se han perdido (100.000 toneladas aproximadamente) como se ha descubierto en distintas zonas industriales y portuarias del país. Cantidades suficientes para alimentar a una buena parte de los venezolanos, donde a pesar de toda la bonanza petrolera vivida en estos años, el ritmo de crecimiento de la desnutrición crónica en el país no se ha detenido. Enfermedad diseminada en nuestro país, resultado de una ingesta calórica inapropiada, cuyos daños son mayormente irreversibles (talla baja y un desarrollo físico inarmónico) y cuya prevención y terapéutica tan sólo requiere del suministro de una alimentación balanceada.
En fin Venezuela es hoy, un país sin soberanía gracias al tte coronel y su fachochavismo. ¿Quiénes son los que han vendido a la Patria?
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