La peste del neopopulismo del siglo XXI
Por: José Rafael López Padrino
Los ecos del populismo como fenómeno político vuelven a hacerse sentir en nuestra América. Las conspiraciones imaginarias, la homogeneidad del pensamiento, la militarización de la sociedad, un nacionalismo nauseabundo, los enemigos internos o externos, un sincretismo político-religioso, la movilización y el control de las masas, un presidencialismo autoritario, un capitalismo de Estado explotador, y la refundación de la nación constituyen algunos de los paradigmas del neopopulismo del siglo XXI. Son gobiernos que falazmente afirman interpretar la voz del pueblo, la cual elevan al rango de verdad oficial, y la decretan como verdad única. Su resurgimiento indica un agotamiento del imaginario político latinoamericano, por lo que han surgido estas opciones que han desnaturalizado las viejas utopías. Ejemplos de esta desconcertante amalgama ideológica lo constituyen Hugo Chávez, Rafael Correa, Evo Morales y Daniel Ortega.
Los neopopulismos actuales son síntoma de nuestra decadencia política y se presentan como intentos, con diverso grado de astucia, por recomponer lenguajes entre dirigentes y dirigidos. La inexistencia de ejes de confrontación (izquierda - derecha) hace del discurso neopopulista un malabarismo maravilloso: política con antipolítica, odio social sin luchas de clases, emancipación con mayor dependencia, liberación con mayor explotación. A pesar de los diversos matices con que el populismo se presenta en Latinoamérica, NO hay populismo sin la figura del hombre providencial que resolverá, de una buena vez y para siempre, los problemas del pueblo. Es la figura del profeta, del caudillo a quienes las personas le siguen y se entregan en forma disciplinada cual rebaño de ovejas no pensantes. Los populistas de nuevo cuño han apelado a la retórica demagógica como instrumento para afianzar su carisma. Mediante un discurso maniqueo y vacío ideológicamente, incendian pasiones en los explotados, prometen soluciones inviables a los excluidos, y manosean las necesidades de los más humildes.
Estos regímenes no profundizan la lucha de clases, pero si exacerban los odios sociales. Hostigan a “los ricos nacionales”, a quienes descalifican, insultan y acusan a menudo de ser “vende patria”, pero promueven y apoyan a las nuevas elites económicas (la boliburguesía en Venezuela; la Asociación de Industriales Textiles en Ecuador; la Confederación de Empresarios Privados de Bolivia; el Consejo Superior de la Empresa Privada en Nicaragua) a quienes califican de "empresarios patrióticos" pues apoyan a sus regímenes autoritarios. Suelen imponer agendas económicas neoliberales (pago de la deuda externa, flexibilización laboral, trato preferencial al capital transnacional, impuestos regresivos, etc.). Políticas que lejos de reducir la pobreza, generan más dependencia y mayor marginalidad social. Cuestionan al régimen imperial de los EEUU, pero mantienen excelentes relaciones económicas mediante el establecimiento de políticas antinacionales de ruina de los productores nacionales y de entrega de materias primas, como sucede en Venezuela, Ecuador y Bolivia. Los populistas no buscan abolir las formas de producción capitalistas, sino que las consolidan bajo la modalidad de un capitalismo de Estado salvaje.
Estos perversos proyectos buscan domesticar y conculcar la independencia de los trabajadores y de los movimientos sociales a fin de castrar sus reivindicaciones socio-económicas. Son Goebbelianos al fabricar sus falsas verdades, distorsionando de esa manera las realidades históricas. A través de sus maquinarias propagandísticas crean sus falsas epopeyas (Evo y la batalla en contra del movimiento separatista la media luna; el tte coronel y sus combates imaginarias del 4F, y del 11A, Correa y su autogolpe del 4S).
El neopopulismo del siglo XXI más que procurar transformar las estructura socio-económica de los países solo busca perpetuarse en el poder para construir un Estado totalitario basado en un capitalismo estatista. La historia nos recuerda, en demasía, el fracaso de poderosos y prósperos iluminados (Hitler, Mussolini) que dejaron tras de si sociedades manipuladas, humilladas, y sumidas en la más espantosas miserias.
Etiquetas: Populismo
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