Venezuela: Es la hora de la Resistencia Civil
Por: Gen Carlos Peñaloza
Fuente: ND
La Constitución es terminante. Exhortar a la movilización civil en rechazo a cuanto dañe las libertades democráticas y los derechos humanos, como en efecto los daña la Ley Habilitante.
Ningún pueblo está obligado a reconocer el poder ilegal de gobiernos que violan continuamente la Constitución o aceptan la tutela de sus invasores. Cuando los ciudadanos se sienten oprimidos por otras naciones y/o por sus propios gobiernos que violan su Constitución, tienen el derecho de agruparse para ejecutar coordinadamente acciones de resistencia civil.
Ese derecho a enfrentar proyectos tiránicos está plasmado en la Constitución venezolana en su artículo 350, el cual establece: “El pueblo de Venezuela, fiel a su tradición republicana, a su lucha por la independencia, la paz, y la libertad, desconocerá cualquier régimen, legislación o autoridad que contraríe los valores, principios y garantías democráticos o menoscabe los derechos humanos”.
Los "intelectuales” chavistas han descubierto que no es aplicable ese artículo 350 de la que ellos mismos llamaron "la mejor Constitución del mundo". Según ellos el texto es confuso, indefinido e incongruente, y por tanto debe desconocerse. Se abrogan el derecho exclusivo de decidir qué es reconocible y qué es desconocible en la Carta Fundamental de la República. Lo desconocible es la posibilidad de que ellos sean desconocidos.
Estos seudo analistas olvidan que la idea nació de una mente narcisista. Fue su forma de validar histórica y moralmente su palurdo intento de golpe de Estado el 4 de febrero de 1992. No pensó que también sería aplicable contra él. En el momento en que le entusiasmó ese artículo 350, él se creía invulnerable. Ahora su monstruo de Frankestein está despertando.
El espíritu y propósito del 350 son evidentes y no admiten torcidas interpretaciones. El pueblo tiene derecho a rechazar cualquier intento de asfixiar su libertad y sus derechos. Más que una posibilidad es una exhortación. Si Fidel trata de imponernos su proyecto lo enfrentaremos. La resistencia civil no implica necesariamente el uso de la violencia, pero no lo descarta como respuesta a agresiones y violaciones de la Constitución. Tampoco es un intento de sabotear los esfuerzos de los políticos de oposición, reducidos a enfrentar al déspota utilizando reglas democráticas despreciadas por el régimen. La MUD está combatiendo según el equivalente político de las reglas del Marqués de Queensberry, mientras el Gobierno aplica la Ley de la Selva. La MUD no puede hacer otra cosa. Le corresponde establecer un principio de legalidad. Pero la resistencia es algo distinto. Tiene sus propias regulaciones.
La MUD cumple un rol importante. Su rol, que no es fácil. La resistencia no la desplaza como representación institucional. Tampoco le resta autoridad. Más bien la fortalece y la defiende. No hay una conexión directa entre la MUD y La Resistencia. Pero de hecho son coadyuvantes. Están imbricadas y se puede trabajar en ambas. Deben moverse armónicamente hacia el mismo objetivo aplicando cada una sus propias fortalezas y habilidades. La MUD es el brazo político en procura de un triunfo electoral y la Resistencia Civil es la reacción legítima de la sociedad para defender su dignidad ante el atropello de la fuerza ilegítimamente utilizada, con violación de la Constitución y los derechos humanos.
A la MUD no le queda sino echar adelante a través de obstáculos ilegales opuestos por el régimen. La Resistencia reacciona activamente contra esa ilegalidad.
Los partidos políticos aliados en la MUD realizan un trabajo duro y encomiable, manteniendo viva la esperanza de una solución pacifica, que es la más deseable, la que todos quisiéramos. El problema estriba en que el Gobierno pretende permitirle actuar sólo "si se porta bien", entendiendo por buen comportamiento la renuncia a los derechos que la Constitución le autoriza para alcanzar su objetivo legítimo. Para el hegemón cubano y su mandadero local, buena conducta es, por ejemplo, ignorar que en la Constitución hay un Artículo 350, cuya mención intentarán criminalizar. Las limitaciones naturales intrínsecas de la MUD hacen imprescindible el desarrollo de una Resistencia Civil basada en la letra constitucional, independiente de la MUD pero solidaria con ella en el objetivo de democracia y libertad.
Este enfoque del problema venezolano queda suficientemente validado a la luz de la Ley Habilitante aprobada el luctuoso 17 de diciembre. La sociedad traicionada tiene derecho a organizarse para una lucha cuyas condiciones correspondan a los métodos empleados por quienes, ignorando la voluntad popular expresada con reiteración y claridad, intentan imponernos una tiranía comunista como la que rige en Cuba. De continuar los abusos ya insoportables del mandadero sonará la hora de la resistencia civil.
genpenaloza@gmail.com
http://twitter.com/GenPenaloza
Fuente: ND
La Constitución es terminante. Exhortar a la movilización civil en rechazo a cuanto dañe las libertades democráticas y los derechos humanos, como en efecto los daña la Ley Habilitante.
Ningún pueblo está obligado a reconocer el poder ilegal de gobiernos que violan continuamente la Constitución o aceptan la tutela de sus invasores. Cuando los ciudadanos se sienten oprimidos por otras naciones y/o por sus propios gobiernos que violan su Constitución, tienen el derecho de agruparse para ejecutar coordinadamente acciones de resistencia civil.
Ese derecho a enfrentar proyectos tiránicos está plasmado en la Constitución venezolana en su artículo 350, el cual establece: “El pueblo de Venezuela, fiel a su tradición republicana, a su lucha por la independencia, la paz, y la libertad, desconocerá cualquier régimen, legislación o autoridad que contraríe los valores, principios y garantías democráticos o menoscabe los derechos humanos”.
Los "intelectuales” chavistas han descubierto que no es aplicable ese artículo 350 de la que ellos mismos llamaron "la mejor Constitución del mundo". Según ellos el texto es confuso, indefinido e incongruente, y por tanto debe desconocerse. Se abrogan el derecho exclusivo de decidir qué es reconocible y qué es desconocible en la Carta Fundamental de la República. Lo desconocible es la posibilidad de que ellos sean desconocidos.
Estos seudo analistas olvidan que la idea nació de una mente narcisista. Fue su forma de validar histórica y moralmente su palurdo intento de golpe de Estado el 4 de febrero de 1992. No pensó que también sería aplicable contra él. En el momento en que le entusiasmó ese artículo 350, él se creía invulnerable. Ahora su monstruo de Frankestein está despertando.
El espíritu y propósito del 350 son evidentes y no admiten torcidas interpretaciones. El pueblo tiene derecho a rechazar cualquier intento de asfixiar su libertad y sus derechos. Más que una posibilidad es una exhortación. Si Fidel trata de imponernos su proyecto lo enfrentaremos. La resistencia civil no implica necesariamente el uso de la violencia, pero no lo descarta como respuesta a agresiones y violaciones de la Constitución. Tampoco es un intento de sabotear los esfuerzos de los políticos de oposición, reducidos a enfrentar al déspota utilizando reglas democráticas despreciadas por el régimen. La MUD está combatiendo según el equivalente político de las reglas del Marqués de Queensberry, mientras el Gobierno aplica la Ley de la Selva. La MUD no puede hacer otra cosa. Le corresponde establecer un principio de legalidad. Pero la resistencia es algo distinto. Tiene sus propias regulaciones.
La MUD cumple un rol importante. Su rol, que no es fácil. La resistencia no la desplaza como representación institucional. Tampoco le resta autoridad. Más bien la fortalece y la defiende. No hay una conexión directa entre la MUD y La Resistencia. Pero de hecho son coadyuvantes. Están imbricadas y se puede trabajar en ambas. Deben moverse armónicamente hacia el mismo objetivo aplicando cada una sus propias fortalezas y habilidades. La MUD es el brazo político en procura de un triunfo electoral y la Resistencia Civil es la reacción legítima de la sociedad para defender su dignidad ante el atropello de la fuerza ilegítimamente utilizada, con violación de la Constitución y los derechos humanos.
A la MUD no le queda sino echar adelante a través de obstáculos ilegales opuestos por el régimen. La Resistencia reacciona activamente contra esa ilegalidad.
Los partidos políticos aliados en la MUD realizan un trabajo duro y encomiable, manteniendo viva la esperanza de una solución pacifica, que es la más deseable, la que todos quisiéramos. El problema estriba en que el Gobierno pretende permitirle actuar sólo "si se porta bien", entendiendo por buen comportamiento la renuncia a los derechos que la Constitución le autoriza para alcanzar su objetivo legítimo. Para el hegemón cubano y su mandadero local, buena conducta es, por ejemplo, ignorar que en la Constitución hay un Artículo 350, cuya mención intentarán criminalizar. Las limitaciones naturales intrínsecas de la MUD hacen imprescindible el desarrollo de una Resistencia Civil basada en la letra constitucional, independiente de la MUD pero solidaria con ella en el objetivo de democracia y libertad.
Este enfoque del problema venezolano queda suficientemente validado a la luz de la Ley Habilitante aprobada el luctuoso 17 de diciembre. La sociedad traicionada tiene derecho a organizarse para una lucha cuyas condiciones correspondan a los métodos empleados por quienes, ignorando la voluntad popular expresada con reiteración y claridad, intentan imponernos una tiranía comunista como la que rige en Cuba. De continuar los abusos ya insoportables del mandadero sonará la hora de la resistencia civil.
genpenaloza@gmail.com
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