Regalito del Imperio
Por: José Rafael López Padrino
Las sanciones anunciadas por el Departamento de Estado estadounidense en contra de Pdvsa y de Cavim marcan un nuevo hito de la política pirotécnica que adelanta el gobierno de Washington para con Venezuela (ruidosa, pero sin daños colaterales). El impacto de estas sanciones es literalmente nulo, Pdvsa mantiene 16 licencias de exportación desde EEUU que no serán afectadas y podrá solicitar otras nuevas en caso de requerirlas. Quedó más que claro que las publicitadas sanciones no afectan los negocios de las filiales de Pdvsa (Gitgo) en EEUU ni la venta de crudo a ese país, que según datos oficiales se calcula en 1,2 millones de barriles diarios. Sin embargo, las mismas le han servido al régimen para desempolvar el expediente de la agresión imperialista, de la existencia de un enemigo externo que acecha a la revolución y del peligro que representa el enemigo interno (entiéndase disidencia política).
Las inaceptables injerencias imperiales de Mr. Obama le han permitido al travestí ideológico de Miraflores alimentar su desinflado y falaz discurso patriotero y antiimperialista, además de reoxigenar su política de seguridad nacional (terrorismo de Estado basado en la existencia de un enemigo de carácter externo-interno al cual hay que exterminar). Igualmente, este “regalito del imperio” le ha posibilitado al régimen desviar el debate político, dejando en un segundo plano problemas tan vitales como la inflación, el desabastecimiento, la carencia de viviendas, la política antiobrera, la inseguridad, etc. Obviamente estas “agresiones imperiales” no conllevan a una ruptura económica o diplomática entre ambos países. La relación petrolera con el imperio es vital para el tte coronel, pues la misma le permite seguir alimentando su nefasta política populista (“somos serios y seguiremos enviando petróleo a EEUU”).
El gobierno torpe de Washington sigue sin entender que medidas inocuas como éstas, le permiten al tte coronel aglutinar a sus resquebrajadas fuerzas, así como manosear y manipular el sentimiento nacionalista de los venezolanos ante una supuesta violación de la soberanía nacional.Ya hemos visto el circo de calle oficialista repudiando este nuevo ataque del imperio, voces afeminadas y entrecortadas por el llanto, otras haciendo gala de un spanglish bolivariano claman rodilla en tierra la defensa del proceso.
Lo irónico es que detrás de este falso discurso antiimperialista se gesta una política genuflexa y antinacional que persigue la destrucción de Pdvsa, así como la entrega de nuestros recursos energéticos al capital extranjero a través de una nueva apertura petrolera (empresas mixtas). La tan cacareada soberanía energética forma parte de una estrategia geopolítica del régimen para con el imperio. Ello con la complicidad de una sarta de lambebotas (nacionales e internacionales) que dejaron a un lado sus convicciones ideológicas, y que hoy reptan ante la bota del comandante-presidente en busca de su limosna
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