Venezuela Al Borde Del Abismo
Por: Carolina Barros
Vía: Soberanía.org
Venezuela se desliza hacia más
incertidumbre. Con la salud del presidente por un lado, las cuentas estatales
que no cierran y con PDVSA, la gallina de los huevos de oro, desplumada con una
deuda estimada en u$s 30.000 millones y financiando el 70% del gasto estatal.
En el medio, la campaña electoral, en la que Hugo Chávez hace esfuerzos físicos
para aparecer «normal» en la búsqueda de ser reelecto por tercera vez en las
presidenciales del 7 de octubre del año que viene.
Con rumores crecientes de un
autogolpe de las FF.AA. para preservar por anticipado a un Chávez debilitado,
el panorama mundial tampoco ayuda: crisis económica y la perspectiva de un
conflicto armado contra Irán, el país del que la Venezuela de Chávez es amiga
incondicional -y mayor beneficiada en Latinoamérica-. Este escenario podría
tocarle en suerte tanto al bolivariano como a un sucesor, fuera de una
«transición chavista» o el candidato de la oposición nucleada en la Mesa de
Unidad.
Podría pensarse que un ataque a
Irán, una crisis interna en Arabia Saudita y la eventualidad del cierre del
estrecho de Ormuz (por donde a diario pasan 16 millones de barriles de petróleo
provenientes de Medio Oriente y Asia) beneficiarían a Venezuela. Los
especialistas calculan que, de desatarse el conflicto, el precio del barril
treparía de los casi u$s 100 actuales hasta máximos de u$s 290.
Pero también indican, como hace
el economista venezolano Ángel García Banchs, que el Estado maquilla el volumen
de producción petrolera. Mientras que PDVSA acusa una producción de 2,4
millones de barriles por día (esto daría, con un promedio de u$s 90 el barril,
un ingreso de u$s 88.000 millones al año, como quiere asentar, parece, el Banco
Central de Venezuela), «todos sabemos, dice García Banchs, que según la EIA
(Energy Information Administration, de EE.UU.), Venezuela está en 1,7 millón de
b/d», lo que da un ingreso anual de u$s 62.000 millones.
«Por otra parte, la deuda pública
acumulada por el Estado (la república y PDVSA) deberá afrontar en los años 2013
y 2014 un mínimo de u$s 17.000 millones al año, es decir, un 27% de las
exportaciones petroleras a u$s 100 el barril, o un 54% si el precio, por
cualquier motivo, llegase a la mitad -a u$s 50 el barril-», agrega ese
economista.
Proyecciones
Se estima, asimismo, que por la
escasa y casi nula inversión en producción, la exportación en barriles no
variará mucho hacia los años 2013 y 2014, y que tampoco el Gobierno podrá, en
ese lapso, reducir la tasa de interés contraída en tres grandes préstamos (fondos)
con los chinos. Bajo tales condiciones, un cóctel de eventual alza en las tasas
de interés en EE.UU. en 2013-2014, precios petroleros no suficientemente altos,
y una devaluación del bolívar (vaticinada, a su vez, para 2012) podrían
conducir a una situación en la cual el servicio de la deuda alcanzase cifras
superiores al 35% del ingreso fiscal.
Es que el préstamo pedido a los
chinos (en tres etapas) está teniendo un efecto bumerán. Para el diputado
Miguel Ángel Rodríguez, durante 2011 el mecanismo financiero del Fondo Chino
constituyó «un fuerte impacto financiero para PDVSA», y llevó a que la
petrolera le pidiese a Miraflores (sede de la presidencia) acceso a u$s 1.381
millones adicionales, depositados en el BANDES (Banco de Desarrollo) a fin de
cubrir «pagos de regalía e impuestos, costos de producción y refinación de los
volúmenes de crudo y productos derivados despachados». Es decir, para hacer
frente a sus compromisos con los chinos, PDVSA tuvo que pedirle al Estado
dinero adicional del BANDES (que, junto con el FONDEN, son dos entidades
financieras donde ingresan los excedentes de exportación de PDVSA). En otras
palabras, para cumplir con China, Venezuela se mordió su propia cola.
El ministro de Energía y
Petróleo, Rafael Ramírez, quien a su vez es presidente de PDVSA (todo queda en
familia), afirmó que «el impacto financiero de los despachos de crudo a China
(a razón de 430.000 b/d durante 2011, a un promedio de u$s 90 por barril) sobre
el flujo de caja de PDVSA asciende a u$s 18.430 millones, compuesto por los
costos de producción y refinación (del petróleo entregado), el pago de regalías
e impuesto de extracción, y los despachos (ventas) que no ingresan a caja».
Lo del préstamo o Fondo Chino
tiene varias etapas. La primera, con el Fondo Pesado I, creado a fines de 2007
y por el que Venezuela entregó 100.000 b/d durante tres años, a un promedio de
u$s 50 por barril a cambio de un préstamo por u$s 4.000 millones. A fines de
2008, el Gobierno de Chávez pasó otra vez la gorra y negoció con el estatal
Banco de Desarrollo de China el Fondo Pesado II: otros u$s 4.000 millones a
cambio de 130.000 b/d.
Compromiso
La tercera (no quiere decir que
sea la vencida) se acordó en 2010. Los chinos lo llamaron Fondo de Gran Volumen
y fue por u$s 20.000 millones, a 10 años, con un compromiso de suministrar
200.000 b/d., además de renovar los fondos I y II. En resumen, de 1,7 millón de
b/d que produce Venezuela, 430.000 están comprometidos para China. Los expertos
aducen que esto «representa una carga muy pesada, que requiere una solución
estructural». Mientras tanto, la desinversión en exploración y up-stream está a
la orden del día.
Como si este panorama (de
desinversión y una deuda acumulada de PDVSA estimada en u$s 30.000 millones) no
bastase, el Gobierno de Chávez, lanzado a la campaña electoral y preocupado
como nunca por asegurarse los votos, acaba de anunciar este lunes el Nuevo Bono
PDVSA 2021, con una primera emisión por u$s 2.394 millones. ¿El motivo? Para
hacer frente a un último embeleco electoral pedido por el mandatario a la
Asamblea Nacional (AN) el viernes pasado: que antes del 1 de mayo, la AN
promulgue una nueva Ley Orgánica de Trabajo y con ella un «nuevo» régimen de
prestaciones sociales retroactivas. Traducido: se calcula que la deuda
previsional de Estado con los trabajadores supera los u$s 24.000 millones. Es
lo que se estima saldará, con las pocas plumas que le quedan, la emisión futura
de bonos 2021 de PDVSA.
Si se tiene en cuenta que, de
acuerdo con el Observatorio Venezolano de Conflictividad Social (OVCS), el
pasado octubre con 489 protestas fue el mes que más protestas sociales tuvo
Venezuela durante los trece años del chavismo en el poder, no es tan descabellado
el embeleco «salvavidas» del bono pedido a la hasta ahora siempre bien generosa
PDVSA.
Etiquetas: Análisis Económico, BANDES
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