Terrorismo: Fue una equivocación
Por: FERNANDO LONDOÑO HOYO
Fuente: El Tiemppo Bogotá
Recordando a Fouché, cuando
comentaba con su espíritu sagaz y malévolo el crimen del Duque d'Enghien por
Bonaparte, diríamos que el viaje del presidente Santos a Caracas fue la peor
equivocación de su gobierno.
El grosero y belicoso silencio de
Chávez contra nuestros héroes y mártires del sur del Caquetá, cuando todavía
estaban calientes sus cuerpos lacerados, lo podrán perdonar muy pocos y no lo
olvidará nadie.
Verdad sabida y buena fe
guardada, no hay quién ignore que los más altos comandantes de las Farc
-'Timochenko', 'Márquez', 'Granda' y 'Grannobles', cuando menos- tienen
albergue permanente en Venezuela. Para nadie es un secreto que los jefes del
Eln -'Antonio García', 'Bautista', 'Pablito' y otros- gozan de la misma
hospitalidad desde hace muchos años. Y nos vamos enterando con indignación
creciente de cómo se ha vuelto invivible la frontera, desde el Catatumbo hasta
la serranía del Perijá, con escalas intermedias en Arauca y La Guajira. Estamos
perdiendo, por esa condescendencia incalificable, lo que costó tantos años
reconquistar.
El homenaje de Chávez a 'Raúl
Reyes', cuando fue abatido en la gloriosa operación Fénix, quedó marcado en
nuestras almas. El minuto de silencio de la Asamblea Nacional por ese bandido y
los homenajes a 'Tirofijo', en su momento, y a 'Cano' después de la operación
Odiseo, son, por lo menos, para calificarlos suavemente, apología del
terrorismo. La ira de Chávez cuando nuestro embajador ante la OEA demostró con
videos y grabaciones y coordenadas los campamentos guerrilleros protegidos por
el gobierno y el ejército de Venezuela sacó en limpio aquello de que el ladrón
suele esconderse tras el bufón. Por eso no hemos sido capaces de digerir los
amores de nuestro Presidente con ese tirano, que se constituyeron en el primer
e irreparable motivo de distanciamiento con su antecesor. Los hechos que
sobrevinieron demuestran el acierto de Uribe. La cercanía de Chávez con las
personas y los regímenes de Ahmadinejad, Gadafi y Bashar Al Assad bastaría para
desengañar incautos y confirmar dudosos.
Pues se fue nuestro Presidente
para Venezuela. Y no consiguió una palabra amable del coronel paracaidista para
las familias de los mártires, para los colombianos que nos sentimos todos
heridos en la mitad del corazón, ni un reproche para los sanguinarios
ejecutores del delito más canalla y miserable que se haya cometido. Hasta el
representante de la ONU en Colombia, que no es el campeón de la derecha,
declaró de lesa humanidad el delito y llamó terroristas a las Farc, repugnado
por ese acto cobarde, vil y salvaje. Pero el nuevo mejor amigo de Santos guardó
estridente silencio. Y esa agresión perversa la ejecutó Chávez, a plena
conciencia, en presencia de nuestro Ministro de Defensa y nuestro Comandante de
la Policía Nacional. A buen callar llaman, Sancho. Cuando uno la busca y la
encuentra, se la merece.
El presidente Santos ha querido
ocultar esa monstruosidad hablando de un comercio que sabe muy bien imposible.
El tema de vender no está en despachar, sino en cobrar. Y Santos, especialista
consumado en la materia, se conforma con los aranceles y no pregunta por los
giros. Está seguro de la respuesta.
Le queda 'Valenciano'. Le queda
la prueba de que la mafia colombiana se guarece en Venezuela y quiere cambiar
ese villano por la dignidad nacional, ultrajada en Caracas. Ni siquiera se
habló del 'Cantante', porque la furibunda izquierda chavista no permite que lo
toquen. Y mucho menos de 'Timochenko', sus secuaces y sus socios. En casa de
ahorcado no se mienta la soga.
Definitivamente, aquella amistad
también es, peor que un crimen, una equivocación.
Etiquetas: terrorismo
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