Roger Noriega: Venezuela: Una Transición Tóxica
Por: Roger Noriega
Fuente: InterAmerican Security Watch
De
acuerdo con mis fuentes y contrario a las declaraciones del caudillo
venezolano Hugo Chávez, el tumor canceroso que le fue descubierto en el
colon el mes pasado no ha sido extraído. Siguiendo el consejo
controversial de los médicos cubanos, Chávez ha rechazado la cirugía
para que pueda volver a sus funciones públicas tan pronto como sea
posible y así reforzar la estrategia de sucesión dentro del régimen.
Especialistas médicos internacionales han insistido, contra la
opinión medica cubana, en que el tumor debe ser removido antes de
retomar los tratamientos de quimioterapia y radiación. Ellos creen que
la decisión de Chávez de rechazar la cirugía va a acelerar su muerte.
Sin embargo, los hermanos Castro lo necesitan de vuelta en la arena
política de Venezuela y no en una cama de hospital. Miembros de la
familia de Chávez y algunos amigos cercanos están furiosos de que los
cubanos estén manipulando la megalomanía de Chávez para convencerlo de
que el sustento de su “revolución” es más importante que prolongar su
vida. Mientras tanto, en Caracas, los líderes corruptos militares están
tratando de consolidar sus posiciones y orquestando su supervivencia
política como si Chávez ya hubiera muerto.
Líderes despiadados de La Habana están obsesionados con la
transición en Caracas para poder garantizar el abastecimiento de
petróleo y la ayuda económica que recibe la isla caribeña. Existe una
mala relación entre los hermanos Castro y el cuadro militar que se está
haciendo cargo en Caracas. El nuevo presidente de la Asamblea Nacional,
Diosdado Cabello, sabe que Fidel Castro convenció a Chávez de marginarlo
desde hace varios años. El nuevo ministro de Defensa, Henry Rangel
Silva, está convencido de que Castro lo entregará a él y a otros
narco-militares con el fin de apaciguar a los EE.UU. y evitar cualquier
escrutinio. En efecto, el régimen de Castro está preocupado de que estos
jefes militares híper-corruptos se conviertan en la imagen principal de
la sucesión chavista, por lo que parecen inclinarse hacia un régimen
dirigido por civiles que aplaque a la comunidad internacional y que sea
sumisa a La Habana.
De acuerdo con fuentes del círculo más cercano de Chávez, tanto
Cabello y Rangel Silva están acostumbrados a ejercer el poder con libre
albedrio. Ellos tienen la autorización de los elementos más corruptos de
las fuerzas armadas para llevar a cabo cualquier acción que prolongue
la vida del régimen. Ellos no dependen de Chávez y no tienen ningún
motivo para preservar los círculos civiles dentro del régimen. A pesar
de que Cabello y sus seguidores creen que pueden orquestar una victoria
para Chávez, están preocupados de que si su jefe enfermo aparece débil y
frágil en la campaña electoral, las oportunidades del candidato
opositor, Henrique Capriles Radonski, pudieran ser peligrosas.
Si Chávez muere antes de las elecciones del 7 de octubre, los
narco-generales creen que promover una candidatura alterna pudiera ser
un riesgo innecesario. Esta evaluación los pone en un camino difícil con
Chávez y sus colaboradores más cercanos. El famoso operador político
brasileño Joao Santana, y que en su momento asesoro al expresidente de
Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, ya ha comenzado a asesorar a Nicolás
Maduro para sustituir a Chávez. Sin embargo, después de la muerte de
Chávez, será extraordinariamente difícil para Maduro el poder convencer a
Cabello y a los narco-generales que lo dejen competir en las elecciones
de otoño y que tome las riendas de la transición.
Por ahora, los chavistas quieren ponderar su unidad a toda costa,
pero los actores clave están conspirando unos contra otros para
posicionarse como herederos naturales de Chávez. Debido a que ninguno de
ellos cree que cualquier sucesor puede igualar el carisma de Chávez,
Cabello y su grupo harán hincapié en su eficiencia para controlar y
mantener el poder y minar el atractivo electoral de Maduro. Sin duda,
los cubanos y los iraníes, que dependen del cobijo de Venezuela,
apoyaran la represión del pueblo a la Siria en las calles de Caracas con
tal de mantener el poder. Por otra parte, estas tácticas violentas
podrían marginar a los oficiales y soldados menos radicales.
Debido a la indiferencia de Washington y de la comunidad
interamericana, los narco-generales creen que sus posibilidades de
mantener una sucesión chavista han mejorado. Chávez y Cabello han
calculado que los Estados Unidos está demasiado distraído por la crisis
iraní y el aumento en los precios de la gasolina como para interferir
con las maquinaciones antidemocráticas en Venezuela. La oposición
también ha evitado cualquier acercamiento con los Estados Unidos, lo que
hace que una alternativa democrática sea prácticamente invisible para
la administración de Obama.
En esta hora crítica, los lideres rusos y chinos están dudando sobre
la viabilidad de seguir contribuyendo con miles de millones de dólares a
la campaña de un hombre moribundo. No obstante, ellos están nerviosos
por la posible pérdida de sus acuerdos preferenciales si el régimen de
Chávez muriera con él. A menos que ellos perciban que sus inversiones
estarán a salvo bajo un régimen democrático, es muy probable que ellos
opten por continuar apoyando a los chavistas con tal y que sus negocios
corruptos sean respetados.
Un grupo bipartidista en el Congreso de EE.UU. está prestando mucha
atención a las intenciones de Irán en Venezuela y pudiera movilizarse
rápidamente para rechazar tácticas de mano dura por parte de los
chavistas. Si una ofensiva violenta surge de este narco-estado tan cerca
de las fronteras de Estados Unidos, la Casa Blanca ya no será capaz de
evitar un desastre en Venezuela.
Etiquetas: MUERTE, narcoestado
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