Declinación y fracaso del proyecto fachochavista
Por: José Rafael López Padrino
El fracaso del proyecto fachochavista es más
que evidente. Naufragio que tiene una doble connotación, por un lado en
relación a las esperanzas que despertó demagógicamente en amplios sectores de
la población venezolana, pero por otra parte por su incapacidad como proyecto político
de lograr las metas trazadas por ellos mismos para Venezuela. En septiembre de
2007 el régimen del tte coronel publicó un documento titulado Plan de
Desarrollo Económico y Social de la Nación 2007-2013, el cual contemplaba entre
sus líneas estratégicas más importantes la “búsqueda de la suprema felicidad
social a partir de la construcción de una sociedad incluyente”. Tal objetivo
constituía una pieza fundamental en el reordenamiento político, económico y
social del país
Es evidente que ello no se ha logrado en lo
más mínimo. Los venezolanos hemos conocido la cara oculta y truculenta de la
mal llamada revolución bolivariana y hemos vivido en carne propia que detrás de
la consigna falaz de la construcción de una sociedad incluyente se esconde el
más feroz sectarismo y apartheid político-económico y social que ha
experimentado la República desde su fundación. Vemos cómo el asistencialismo
estatal lejos de romper con el círculo de la pobreza, se ha transformado en un
instrumento de control político y social. Que los planes orientados al control
de la inflación, “el impuesto mas perverso para los sectores populares” han
fracasado y que Venezuela sigue siendo uno de los países del continente y del
mundo con un mayor índice de inflación. Importantes sectores populares quienes creyeron ingenuamente en las
mentiras del iletrado de Miraflores se han desencantado. Las carestías y el
alto costo de la vida, la inseguridad personal, la falta de vivienda, la
precarización laboral y el desempleo, el deterioro de los índices de salud, educación,
alimentación, etc. han contribuido a fomentar esta decepción.
En cuanto a los asalariados, estos han sufrido
las consecuencias de un ajuste neoliberal y de una política corporativista que
les ha conculcado sus derechos laborales. El socialfascismo bolivariano está
haciendo pagar a la clase trabajadora -en términos de salario, empleo y
condiciones de trabajo- los costos de este extraño "socialismo" que
impulsa un capitalismo de Estado salvaje. Además, a lo largo de estos últimos
años, los trabajadores han sufrido las consecuencias de una criminal represión,
así como la criminalización de sus protestas por parte de un Poder Judicial
abyecto al servicio del inquilino de Miraflores. Además, el tan cacareado
control obrero contemplado en la recién LOT -aprobada al margen de los
trabajadores-, constituye un instrumento de domesticación y sojuzgamiento, destinado
a desconocer e ignorar los reclamos reivindicativos socio-económicos de los
asalariados.
El modelo político y social que publicita el
vocinglero del Palacio de Misia Jacinta ha sido un total fiasco. Su
modelo autoritario-rentista-fascista del presente comparte los rasgos
esenciales con el modelo capitalista rentista que le precedió, pero con el
agravante que muchos de sus males se han hipertrofiado. En estos 14 años de desgobierno
el régimen del tte coronel ha dilapidado
millones de dólares producto de la renta petrolera, sin embargo ha sido incapaz
de resolver uno solo de los muchos problemas que prometió remediar. Producto de
su declive político, busca desesperadamente reconciliarse con los sectores
populares, con los trabajadores, con los campesinos y estudiantes a quienes
abandonó y manipuló durante todo este tiempo. La prometida suprema felicidad de las mayorías constituye
una de las tantas promesas incumplidas por el tte coronel y su grupete de corruptos
amanuenses.
El llamado proceso bolivariano cavó su propia tumba, pues dejó de
despertar esperanzas entre los más humildes desde hace mucho tiempo.
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