El odio social y la violencia como discurso
Por: José Rafael López Padrino
Ciertamente el nazi-fascismo fue vencido en el siglo pasado y sus sueños de construir un imperio se esfumaron tras su derrota militar. Sin embargo, el militarismo facho-autoritario ha sobrevivido en el tiempo y un buen ejemplo de ello lo constituye el socialfascismo bolivariano en Venezuela.
El régimen del tte coronel, cada día con mayor claridad, demuestra su talante nazi-fascista y su deseo de imponer un totalitarismo asfixiante que pretende establecer un control social en forma absoluta sobre los venezolanos. El iletrado de Miraflores ha puesto en marcha un proyecto político, que semeja en gran medida aquellos impuestos durante la época del Nacional Socialismo de Hitler o del fascismo de Mussolini.
Al igual que sus predecesores, los pilares fundamentales del socialfascismo bolivariano son: un populismo degradante, un patrioterismo primitivo, el uso del odio social y la violencia como valores, la creación de un fantasioso enemigo interno y la promoción de la figura de un líder mesiánico. Obviamente, el uso del odio social y la violencia como valores, al igual que la creación de un mito sobre la existencia de un enemigo interno constituyen los eslabones esenciales de la Doctrina de la Seguridad Nacional o Seguridad Interna, dogma reaccionario muy en boga en estos días aciagos donde priva la pestilente bota militar.
Recordemos que la Doctrina de la Seguridad Nacional es una teoría militar de derecha cuya aplicación supone la intervención constante y sistemática de las Fuerzas Armadas en la vida política de un país. A través de la misma se institucionaliza el terrorismo de Estado y la violación permanente de los derechos humanos. Mediante la invocación de esta nefasta doctrina, los gorilas de los países del Cono Sur (Argentina, Chile, Paraguay y Uruguay), justificaron en el pasado sus continuas intervenciones en la política interna y la represión en contra de los movimientos populares (sindical, estudiantil, partidos de izquierda, etc.). Esta doctrina parte de la premisa de la existencia de un enemigo interno, al cual hay que destruir de forma orgánica y sistemática. La identificación del enemigo interno se convierte en algo subjetivo, y cualquier ciudadano o movimiento con algún componente reivindicativo puede ser identificado como enemigo interno (entiéndase disidencia política). Además, se pretende legitimar un “perverso apartheid” en el cual los militares se constituyen en el ultimo baluarte de la nacionalidad, en un instrumento de acción política, económica y social, y en los garantes de una hegemonía excluyente encargados de tutelar a la sociedad.
La promoción del odio social y el ejercicio de la violencia (represión, tortura y eventualmente la eliminación física) constituyen elementos fundamentales para el proyecto facho-bolivariano, de allí su constante invocación discursiva por parte del tte coronel y su grupete. El uso del odio y la violencia se hace en términos instrumentales para excluir, humillar y callar al enemigo, pero además porque forman parte de la concepción fascista de la política. En régimen facho-bolivariano hay una necesidad existencial de destrucción no sólo de lo establecido sino de todos aquellos individuos (enemigo interno) que constituyen un obstáculo para el nuevo orden despótico y totalitario que promocionan.
La frase "quien no es chavista no es venezolano" que pronunció el tte coronel el domingo pasado, con motivo del día del Ejército y la conmemoración del 191 aniversario de la Batalla de Carabobo, constituye una demostración más del uso de ese odio como elemento central de su discurso reaccionario y despreciable. Es una ruin y falaz expresión que incita a agredir a todos aquellos venezolanos que no se identifican políticamente con el régimen. Es señalar a ese 52% de la población -que votó por una alternativa distinta al fachochavismo el 26/9/10- como el nuevo objetivo militar el cual debe ser perseguido, arrestado o simplemente eliminado físicamente.
No debe sorprendernos que el discurso político-electoral del fachochavismo este centrado en el odio, los insultos y las descalificaciones, es su genesis ideológica. Pero además es la forma primitiva de evadir el debate sobre las propuestas necesarias para solucionar los problemas que afectan a los venezolanos los cuales se han agravado en estos últimos 14 años. Para los socialfascistas bolivarianos “el odio social y la acción violenta, reemplazan al planteamiento principista”.
Recordemos que la Doctrina de la Seguridad Nacional es una teoría militar de derecha cuya aplicación supone la intervención constante y sistemática de las Fuerzas Armadas en la vida política de un país. A través de la misma se institucionaliza el terrorismo de Estado y la violación permanente de los derechos humanos. Mediante la invocación de esta nefasta doctrina, los gorilas de los países del Cono Sur (Argentina, Chile, Paraguay y Uruguay), justificaron en el pasado sus continuas intervenciones en la política interna y la represión en contra de los movimientos populares (sindical, estudiantil, partidos de izquierda, etc.). Esta doctrina parte de la premisa de la existencia de un enemigo interno, al cual hay que destruir de forma orgánica y sistemática. La identificación del enemigo interno se convierte en algo subjetivo, y cualquier ciudadano o movimiento con algún componente reivindicativo puede ser identificado como enemigo interno (entiéndase disidencia política). Además, se pretende legitimar un “perverso apartheid” en el cual los militares se constituyen en el ultimo baluarte de la nacionalidad, en un instrumento de acción política, económica y social, y en los garantes de una hegemonía excluyente encargados de tutelar a la sociedad.
La promoción del odio social y el ejercicio de la violencia (represión, tortura y eventualmente la eliminación física) constituyen elementos fundamentales para el proyecto facho-bolivariano, de allí su constante invocación discursiva por parte del tte coronel y su grupete. El uso del odio y la violencia se hace en términos instrumentales para excluir, humillar y callar al enemigo, pero además porque forman parte de la concepción fascista de la política. En régimen facho-bolivariano hay una necesidad existencial de destrucción no sólo de lo establecido sino de todos aquellos individuos (enemigo interno) que constituyen un obstáculo para el nuevo orden despótico y totalitario que promocionan.
La frase "quien no es chavista no es venezolano" que pronunció el tte coronel el domingo pasado, con motivo del día del Ejército y la conmemoración del 191 aniversario de la Batalla de Carabobo, constituye una demostración más del uso de ese odio como elemento central de su discurso reaccionario y despreciable. Es una ruin y falaz expresión que incita a agredir a todos aquellos venezolanos que no se identifican políticamente con el régimen. Es señalar a ese 52% de la población -que votó por una alternativa distinta al fachochavismo el 26/9/10- como el nuevo objetivo militar el cual debe ser perseguido, arrestado o simplemente eliminado físicamente.
No debe sorprendernos que el discurso político-electoral del fachochavismo este centrado en el odio, los insultos y las descalificaciones, es su genesis ideológica. Pero además es la forma primitiva de evadir el debate sobre las propuestas necesarias para solucionar los problemas que afectan a los venezolanos los cuales se han agravado en estos últimos 14 años. Para los socialfascistas bolivarianos “el odio social y la acción violenta, reemplazan al planteamiento principista”.
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