Consolidando un destino unido en las Américas
Fuente: El Nuevo Herald Vía: IASW
POR: ROGER F. NORIEGA Y JOSE R. CARDENAS
POR: ROGER F. NORIEGA Y JOSE R. CARDENAS
Mientras que la administración del Presidente Obama se prepara para reenfocar su estrategia comercial y virarla hacia el continente asiático y ayudar a reactivar la economía de los EE.UU., es importante destacar que existen oportunidades igualmente prometedoras nuestro propio hemisferio. Igualmente, nuestro sistema de seguridad nacional también debe enfrentarse a las amenazas regionales. Iniciativas prácticas de Washington podrían ayudar a los Estados Unidos y sus vecinos a encontrar un terreno común para nuestra prosperidad y seguridad colectiva.
Hay mucho en juego: Este es el hogar de tres de las cuatro principales fuentes extranjeras de energía para Estados Unidos, así como los destinos de más rápido crecimiento para las exportaciones e inversiones estadounidenses. Sin embargo, la crisis fiscal de EE.UU. y la preocupación por dos guerras lejanas, han distraído a políticos en Washington y socavado el liderazgo de EE.UU. en la región.
Aunque el acceso al mercado de EE.UU., la inversión, la tecnología y otros beneficios económicos son muy valorados por la mayoría de los países en el hemisferio occidental, los Estados Unidos hoy en día ya no es el único socio importante a elegir. Asia (principalmente China) y Europa están teniendo avances importantes. Así que mientras legisladores estadounidenses rediseñan su estrategia para las Américas, deben dejar de lado el paternalismo del pasado y ser mucho más enérgicos en la formación de alianzas significativas con vecinos que tengan intereses comunes.
Para sacar el máximo provecho de su destino Unido, los Estados Unidos y sus socios en las Américas deben:
Promover y defender la democracia, el Estado de Derecho, los derechos humanos y la propiedad privada como los bloques de construcción de sociedades justas, gobiernos que rindan cuentas y economías prósperas.
Promover y apoyar el poder adquisitivo de los individuos a través del desarrollo de economías de libre mercado, sectores privados saludables y el libre comercio entre las naciones.
Ayudar a los vecinos para hacer frente a las necesidades esenciales de su seguridad para que puedan crecer en paz y ser aliados más eficaces y prevenir o enfrentar el narcotráfico, el terrorismo y otras amenazas.
Nuestro compromiso económico renovado viene de la mano con el avance de otros países en la región y el establecimiento de la estabilidad económica y el crecimiento en los últimos años. Ya que las raíces de la democracia y el imperio de la ley siguen afianzándose. Países como México, Chile, Perú, Brasil y Colombia han estado a la vanguardia en la modernización de sus economías y su apertura a la inversión, la liberalización del comercio y cada vez más a la competitividad global.
En particular, los Estados Unidos debe fortalecer los vínculos con la potencia global emergente de Brasil – un país que está tratando de mantener un crecimiento económico sólido y sacando a millones de la pobreza. Se trata de un paradigma de desarrollo y un interlocutor natural de Washington.
Para acelerar la reducción de la pobreza y el crecimiento de la clase media regional – y con ello estimular la demanda de bienes y servicios estadounidenses – Estados Unidos deberá hacer uso de áreas importantes dentro del sector privado. Por ejemplo, podríamos enlistar a expertos estadounidenses y regionales para fomentar el crecimiento de los mercados y capitales que aumentarán la disponibilidad de capital privado para la expansión de negocios. Fomentando así la innovación y a emprendedores.
También se debe maximizar la competitividad mundial en el sector energetico. Podríamos crear un “Grupo de 4” ” regional que se enfoque en temas energéticos y que cuente con países como los Estados Unidos, Canadá, México y Brasil – incluyendo a representantes del sector privado, para promover la cooperación y compartir las mejores prácticas en la producción y distribución de energía.
Fronteras terrestres y marítimas compartidas hacen que la seguridad en el Hemisferio Occidental sea una prioridad permanente para el gobierno de los EE.UU. Es hora de que Estados Unidos trate a México como un aliado, ya que se enfrenta a los cárteles criminales que sirven a la insaciable demanda de EE.UU. por drogas ilegales.
En América Central, a menos que Estados Unidos y otros vecinos se muevan rápidamente para organizar una respuesta internacional contra la narco-corrupción y la violencia, varios de estos países podrían convertirse en territorios ingobernables, donde la prosperidad económica fracase y donde conflictos civiles y crisis de refugiados pudieran surgir.
La mayor amenaza para la seguridad y la estabilidad en el continente americano es el régimen de Hugo Chávez, que es administrado por el aparato de seguridad de Cuba, financiado por China, armado por Rusia y asociado con Irán, Hezbollah y narco traficantes de Colombia y México. La procuración de justicia en Estados Unidos y fiscales federales deben actuar contra la colusión del régimen de Chávez con el narcotráfico y grupos terroristas. Todos los gobiernos en las Américas deben hacer frente a esta amenaza antes de que sea demasiado tarde.
Claramente, la geografía y valores compartidos predeterminan un destino unido entre Estados Unidos y sus vecinos en las Américas. ¿Qué tan positivo y fructífero puede ser este destino dependerá de si las autoridades estadounidenses, las empresas privadas y la sociedad civil aprovechan oportunidades prometedoras y resuelven los problemas críticos en la región.
Etiquetas: narcotrafico, terrorismo
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