Boliburgueses: El legado de Hugo Chávez
Por: Ezequiel Vázquez Ger
Fuente: El Universal
Fuente: El Universal
Muerto el perro, no se acabó la rabia en Venezuela. Uno de los problemas más profundos, en mi opinión, que enfrenta la era post Chávez, es la tan descarada boliburguesía. Un grupo de personas que en 14 años ha logrado hacerse de millones, cientos de millones o miles de millones de dólares a través de negociados corruptos en sectores como el financiero, energético, petrolero, etc.
La boliburguesía no distingue clase social. Desde el joven con buen apellido que pasó por la Universidad raspando y ahora se cree cool por que pegó un negocio con Cadivi; el banquero que de la noche a la mañana amasó cientos de millones de dólares accediendo ilícitamente a colocaciones de bonos y fondos públicos; o el militar que gracias a su amistad y lealtad al Presidente llegó a manejar las arcas enteras del Estado; todos poseen cosas en común: la creencia que el dinero lo compra todo, la falta de ética y el desconocimiento de cualquier marco legal.
Los boliburgueses son un virus porque infiltran y corrompen cada sector de la sociedad venezolana. La boliburguesía es la rabia que no murió con Chávez. Es su legado. Y si no se la combate, será el virus que continuará destruyendo al país entero.
Con ese objetivo en mente, a continuación sintetizo en 10 puntos las actividades típicas de estos criminales de cuello-blanco:
(1) Sobornar a funcionarios para asegurarse acceso a colocaciones de bonos, mercado oficial de divisas o contratos públicos;
(2) Hacerse socio del “Country” y comprar caballos pura sangre para relacionarse con la alta sociedad caraqueña (o al menos dar esa impresión);
(3) Comprar propiedades millonarias en Miami, NY o Europa;
(4) Abrir o financiar una ONG en Estados Unidos para promover la democracia en Latinoamérica y realizar donaciones a obras de caridad (con fotos de por medio, claro está);
(5) Organizar foros o conferencias que promuevan exactamente lo contrario a lo que ellos hacen;
(6) Contratar un batallón de lobbystas Republicanos y Demócratas para entrar en los círculos de la Política americana. De ser posible, sacarse una foto con Obama.
(7) Realizar aportes significativos a la campaña de congresistas en EEUU. De ser posible, convencer a un congresista que se le entregue una medalla (aunque sea de plástico);
(8) Contratar a una agencia privada de investigaciones que limpie su imagen de las redes sociales y la web creando cualquier cantidad de perfiles ridículos (y si además organizan competencias de equitación, mejor aún);
(9) Contratar abogados en EEUU que intimiden y censuren a periodistas que intenten investigarlos;
(10) Infiltrar a la oposición relacionándose con políticos de poca moral, y financiando sus campañas (Por si acaso un día la tortilla se da vuelta).
Ante esta situación, vos, venezolano, que día a día te cruzas y relacionas con un boliburgués, podés tomar diferentes caminos.
Podés hacerte socio: invertir un poco de plata en sus proyectos, aprovechar de sus relaciones con Diosdado, o Ramírez, o Merentes, o José Vicente o cualquier otro, y recibir retornos impresionantes.
Podés también hacer la vista gorda y pensar: “sé que está mal, pero es mi pana y a mí no me afecta (y además, cómo me voy a perder sus rumbas en su yate en Morrocoy?)”.
O podés reflexionar un poco. Ver lo mal que está tu país, decidir no ser cómplice y hacer algo al respecto. Ya sea denunciándolo públicamente o apartándolo de tu círculo de amistades, no hay nada que le duela más al boliburgués que quedarse solo, que no tener nadie con quien disfrutar su dinero y ver cómo el dinero compra muchas cosas pero no la felicidad.
La boliburguesía no distingue clase social. Desde el joven con buen apellido que pasó por la Universidad raspando y ahora se cree cool por que pegó un negocio con Cadivi; el banquero que de la noche a la mañana amasó cientos de millones de dólares accediendo ilícitamente a colocaciones de bonos y fondos públicos; o el militar que gracias a su amistad y lealtad al Presidente llegó a manejar las arcas enteras del Estado; todos poseen cosas en común: la creencia que el dinero lo compra todo, la falta de ética y el desconocimiento de cualquier marco legal.
Los boliburgueses son un virus porque infiltran y corrompen cada sector de la sociedad venezolana. La boliburguesía es la rabia que no murió con Chávez. Es su legado. Y si no se la combate, será el virus que continuará destruyendo al país entero.
Con ese objetivo en mente, a continuación sintetizo en 10 puntos las actividades típicas de estos criminales de cuello-blanco:
(1) Sobornar a funcionarios para asegurarse acceso a colocaciones de bonos, mercado oficial de divisas o contratos públicos;
(2) Hacerse socio del “Country” y comprar caballos pura sangre para relacionarse con la alta sociedad caraqueña (o al menos dar esa impresión);
(3) Comprar propiedades millonarias en Miami, NY o Europa;
(4) Abrir o financiar una ONG en Estados Unidos para promover la democracia en Latinoamérica y realizar donaciones a obras de caridad (con fotos de por medio, claro está);
(5) Organizar foros o conferencias que promuevan exactamente lo contrario a lo que ellos hacen;
(6) Contratar un batallón de lobbystas Republicanos y Demócratas para entrar en los círculos de la Política americana. De ser posible, sacarse una foto con Obama.
(7) Realizar aportes significativos a la campaña de congresistas en EEUU. De ser posible, convencer a un congresista que se le entregue una medalla (aunque sea de plástico);
(8) Contratar a una agencia privada de investigaciones que limpie su imagen de las redes sociales y la web creando cualquier cantidad de perfiles ridículos (y si además organizan competencias de equitación, mejor aún);
(9) Contratar abogados en EEUU que intimiden y censuren a periodistas que intenten investigarlos;
(10) Infiltrar a la oposición relacionándose con políticos de poca moral, y financiando sus campañas (Por si acaso un día la tortilla se da vuelta).
Ante esta situación, vos, venezolano, que día a día te cruzas y relacionas con un boliburgués, podés tomar diferentes caminos.
Podés hacerte socio: invertir un poco de plata en sus proyectos, aprovechar de sus relaciones con Diosdado, o Ramírez, o Merentes, o José Vicente o cualquier otro, y recibir retornos impresionantes.
Podés también hacer la vista gorda y pensar: “sé que está mal, pero es mi pana y a mí no me afecta (y además, cómo me voy a perder sus rumbas en su yate en Morrocoy?)”.
O podés reflexionar un poco. Ver lo mal que está tu país, decidir no ser cómplice y hacer algo al respecto. Ya sea denunciándolo públicamente o apartándolo de tu círculo de amistades, no hay nada que le duela más al boliburgués que quedarse solo, que no tener nadie con quien disfrutar su dinero y ver cómo el dinero compra muchas cosas pero no la felicidad.
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