El narcoterrorismo de Hezbolá toma fuerza en América Latina

Diario Hoy - Ecuador

Israel asegura que sus operaciones en la región se centran en la triple frontera

Un informe de EEUU advierte que el grupo opera principalmente en Brasil, Venezuela, Argentina y Chile.

El Ejército israelí asegura que el grupo terrorista libanés Hezbolá es un cártel de drogas que se sirve del narcotráfico para cometer sus crímenes.

En su último informe, Israel señala que las actividades ilícitas, realizadas en la Triple Frontera entre Argentina, Paraguay y Brasil, se convirtieron en una fuente de financiación de las operaciones del grupo terrorista.

Según el informe de las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF), en 2001, agentes de los servicios de inteligencia internacionales identificaron a residentes libaneses de Hezbolá que operaban en esa zona latinoamericana.

El grupo, de corriente islamista extrema, obtiene sus ganancias a través de la venta de drogas en América Latina, pero sus actividades se distribuyen en varios continentes. Combina los beneficios de la droga con el producto de las ventas legítimas de autos usados en África occidental.

El documento asegura que detener las operaciones de la agrupación libanesa podría ser un gran paso hacia la prevención de los actos mundiales del terror.

De acuerdo con Israel, la preocupación por los crímenes de Hezbolá está creciendo en toda la comunidad internacional.

En abril de este año, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos tomó medidas contra los terroristas por trabajar como un cártel de la droga.

El departamento también incluyó en una lista negra a dos instituciones financieras libanesas, acusándolas de transferencia de decenas de millones de dólares para los rebeldes islámicos.

Hace dos semanas, el Banco Canadiense Libanés aceptó pagar una multa de $102 millones a EEUU, tras ser demandados por lavado de dinero de Hezbolá, procedente del narcotráfico y de otras actividades ilegales, a través de instituciones financieras estadounidenses.

Según el diario español El País, ese banco habría blanqueado al menos $329 millones desde 2007 hasta principios de 2011.

Además, la IDF reveló que, en octubre de 2008, los investigadores descubrieron una operación de contrabando de cocaína en Colombia, cuyos beneficiarios directos eran los insurgentes.

En Alemania, las autoridades arrestaron a dos sospechosos en el aeropuerto de Frankfurt después de atrapar a cuatro individuos libaneses con casi $13 millones en ganancias por el contrabando de narcóticos.

Las autoridades acusaron a los sospechosos de negociar drogas y de enviar los fondos a familiares directamente conectados a funcionarios de Hezbolá.

En 2011, el Gobierno estadounidense se apoderó de las ganancias del narcotraficante Ayman Joumaa, personaje vinculado con el tráfico de estupefacientes y el lavado de dinero, así como con los terroristas islámicos. Se estima que su red recaudaba más de $200 millones por mes con el narcotráfico.

En marzo pasado, el exfuncionario y diplomático estadounidense Roger Noriega entregó un informe a la Cámara de Representantes, en el que asegura que Hezbolá opera conectado a redes de traficantes de droga en México, Centro y Sudamérica para recaudar y lavar fondos, compartir tácticas e introducirse en Estados Unidos.

Según él, la isla venezolana Margarita es un paraíso para terroristas y traficantes.

Noriega sostiene que algunos agentes del grupo terrorista libanes administran allí y en otras partes de Venezuela numerosos negocios y casas operativas.

Anota que el acercamiento con Venezuela surgió con la llegada del socialismo del siglo XXI, en 1999. Recuerda que el fallecido presidente Hugo Chávez tuvo varias citas amistosas con Mahmud Ahmadineyad, presidente de Irán, país vinculado al Hezbolá.

Según Noriega, esa relación de los Gobiernos permitió a los terroristas crear en Venezuela una red de empresas cuya actividad no deja huella. (JGS/Infobae)

Dos redes controlan las operaciones en la región

Según otro informe reciente presentado en el Capitolio, en Latinoamérica operan dos redes terroristas ligadas al grupo extremista islámico Hezbolá.

Una está radicado en Venezuela y la otra es coordinada por Mohsen Rabbani, ex diplomático iraní cuya captura pide Argentina por el atentado a la mutual judía AMIA en 1994.

Estos grupos recaudan fondos y reclutan adeptos en el continente, al amparo del respaldo que les dan Gobiernos amigos con la imagen de actividades de tipo solidario y cultural.

El diario venezolano El Universal informó que el ex embajador iraní Mohammed Razza Hidari aseguró haber visto a muchos grupos latinoamericanos del Hezbolá llegar a Irán para adquirir conocimientos.

Según el exdiplomático, el viaje a la República Islámica es el fin de un camino que empieza con la conversión religiosa.

El documento detalla que las dos redes operan en al menos 12 países de la región, principalmente en Brasil, Venezuela, Argentina y Chile.

La primera es Nassereddine, nombrada así por el apellido de su promotor. Ghazi Atef Nassereddine Abu Ali es un libanés que se nacionalizó venezolano hace 12 años. Actualmente es diplomático de Caracas en Siria y un activo clave para Hezbolá debido a su cargo.

Con al menos dos de sus hermanos conduce una red para expandir la influencia del grupo en Venezuela y desde ahí en toda América Latina.

La red Rabbani es coordinada por Mohsen Rabbani, quien se desempeñó como agregado cultural de Irán en Buenos Aires. Hoy se desempeña como supervisor de una trama paralela de reclutamiento del Hezbolá en América Latina.

Entre sus discípulos figura Edgardo Rubén Assad, argentino de origen sirio, convertido al islam. Él dicta charlas en universidades de la región y también recluta jóvenes seguidores para la causa.

¿Qué es Hezbolá?

Sus orígenes

El grupo surgió como partido político durante la guerra civil en Libano en 1982.

Su nombre se traduce como Partido de Dios y lo integran radicales libaneses chiitas.

Ellos plantearon, en un principio, expulsar la presencia israelí y de Occidente de Libano para establecer un Estado islámico tomando como modelo a Irán. En 1983, tras varios ataques con bombas al Ejército de EEUU, este país lo clasificó como una organización terrorista internacional. Su actual líder político y secretario es Hassan Nasrallah.

¿Qué es ser chiíta?

El islám se divide en dos ramas: la chiíta y la sunita. Tras la muerte del profeta Mahoma, se planteó el problema de la sucesión.

Entonces, los sunitas siguieron a los primeros califas posteriores a Mahoma.

Mientras tanto, los chiítas continuaron la línea familiar dictada por Alí, yerno del profeta. Esta división tiene implicaciones políticas y sociales en Medio Oriente. Los sunitas son el grupo dominante pues en sus filas milita el 90% de los musulmanes. En tanto, se estima que los chiitas tienen 100 millones de adeptos.

El rol de Irán y Siria

En 1979, con la revolución islámica, se instauró un Régimen chiita en Irán, el único de esa línea islámica en Medio Oriente. Los Al Assad, familia a la que pertenece el presidente de Siria, representan a los alauíes, secta del chiismo, reconocida por el histórico ayatollah Jomeini como chiíta. Siendo minoría en los países musulmanes, el apoyo a Hezbolá es necesario y estratégico, ya que tienen intereses comunes en un contexto que les resulta desfavorable.

De hecho, el nacimiento de Hezbolá está íntimamente vinculado con Irán.

Acciones y milicias

Hezbolá tiene sus propias milicias, que participaron en varios conflictos en Medio Oriente y en el Golfo Pérsico.

Actualmente mantiene operaciones militares en Siria, auxiliando al Ejército de Bashar al Assad en los ataques contra los grupos rebeldes.

Pese a ello, los extremistas se ganaron el visto bueno de ciertos sectores por la ayuda a los refugiados palestinos o a los afectados en Líbano durante la guerra civil.

El grupo terrorista Hezbolá tiene su propio canal de televisión, Al Manar (El Faro), de línea editorial antiisraelí.