Los orígenes del Liberalismo (II)

Por: Jorge Cebrian 

Benito Jerónimo Feijoo.

Ya hemos visto como Locke puso las bases de un nuevo modelo político y económico que se extendió primero por Europa y más tarde por los Estados Unidos y que con el paso de los siglos ha ido evolucionando hasta llegar a nuestros días (el Liberalismo). Pero ¿y cómo influyeron estas ideas en España y en la mentalidad de los españoles?

España a finales del siglo XVII, sigue siendo un vasto imperio gobernado por la casa de Austria. El “Hechizado”, Carlos II, es un rey enfermo y débil, ya que como dice el lema: “Mientras los demás pelean, Austria feliz se casa”. A su muerte en 1700, la sucesión del trono de España y su imperio van a ser causa de una guerra entre el pretendiente francés, nieto del mismísimo Luis XIV, llamado Felipe y el pretendiente de la casa de Habsburgo, Carlos. Esta guerra de sucesión que no se secesión, ya que incluso se propuso a Barcelona como capital de España, terminó con la victoria de Felipe, instaurando a los Borbones en el trono de España (1714).

En el siglo XVIII, bajo la nueva dinastía, las ideas de la Ilustración llegadas de Francia calan en algunos nobles y monarcas como Carlos III, surgiendo el Despotismo ilustrado. El monarca a través de una serie de reformas, pretende mejorar la vida de sus súbditos y modernizar la nación, pero sin perder su poder absoluto (“Todo para el pueblo pero sin el pueblo”) ni tocar los privilegios del clero y los nobles.

El Tribunal del Santo Oficio (La Inquisición) sigue teniendo peso en el control de la vida de los españoles y por supuesto, las ideas de Locke, Montesquieu o Rousseau no están bien vistas.

Con Carlos III y sus ministros, entre ellos ilustrados como el Conde de Aranda, Floridablanca o Campomanes, la Inquisición tiene poco que hacer con la política regalista (el Estado controla a la Iglesia). Estos, junto con hombres de profesiones liberales como Gregorio Mayans o clérigos como Jerónimo Feijoo (considerados las dos grandes figuras de la Ilustración española), van a afianzar poco a poco las ideas de la razón en España. Por desgracia, el pueblo español va a permanecer al margen de todo esto y tendrá que esperar a los nuevos acontecimientos que están a punto de desarrollarse en nuestro país.

Según Domínguez Ortiz, la Ilustración en España “se abrió paso con dificultad y solo llego a constituir islotes poco extensos y nada radicales, pero que no surgieron al azar”.