Mercosur e hipocresía
Por: Hebert Gatto
Fuente: El País - Uruguay
Se reunió el Mercosur e hizo lo que se esperaba: presidencia "pro témpore" para Venezuela, reparación a Evo Morales, condena a los EE.UU. por espionaje, rezongo a Europa por secundarlo.
El Mercosur, se admite, plantea dificultades, trabas transitorias, nacionalismos indebidos, pero sólo en él, afirman los presidentes, un día nos reencontraremos como un pueblo felizmente unido. Por eso, siendo que tanto nos queremos ¿cómo indisponernos por nimiedades como equilibrios comerciales, políticas macroeconómicas inconsultas, dragados de ríos compartidos, aranceles comunes, exportaciones trabadas, libre tránsito de personas, incumplimiento de los fallos internos, disparidades y asimetrías económicas. ¿Cabe acaso rebajarnos a mercantilismos espurios o a contabilidades mezquinas sin afectar nuestra sagrada unidad? Por eso de ello, tan inoportuno, poco se habló.
Incluyendo el comunicado final que resume este sentimiento: rechazo al espionaje "… conducta inaceptable violatoria de nuestras soberanías que perjudica el normal desempeño de las relaciones entre naciones". Sin contexto ni historia, tal parece una lógica y justificada reafirmación del derecho. Además de un fuerte repudio sureño a los dobleces permanentes de las grandes potencias y a su inveterado desprecio por nuestras soberanías. Y sin embargo, cuánta hipocresía por debajo. Cuántos circunloquios para encubrir su propia historia como institución. Cuánta retórica oficialista para mentir con descaro.
Los presidentes readmiten a Paraguay, pero callan que sin razones, ellos mismos lo expulsaron. Como si reintegrarlo constituyera un trámite, un requisito que restituye la normalidad reparando un error nimio. Por más que algo sigue crujiendo, ¿es posible olvidar tamaño antecedente? ¿La moralidad y la justicia internacional, carecen de pasado? ¿Acaso los paraguayos, perdieron su dignidad? Hoy, a la vista de toda la secuencia, es fácil verlo. Paraguay fue suspendido para permitir el ingreso de Venezuela. Con esta maniobra el Mercosur violó el más sagrado de los atributos de la soberanía: el principio de "no intervención", el mismo que ahora tan empeñosamente se reivindica frente al espionaje extranjero. La mayor garantía para la independencia de las naciones.
Se alegó falsamente una violación de la Constitución paraguaya que su texto no amparaba. Se pretendió defender la democracia, omitiendo que el entonces presidente Lugo, electo por una coalición accidental, carecía además, de cualquier apoyo cívico, tal como las últimas elecciones confirmaron definitivamente. Frente a esta nueva evidencia se optó por el silencio. Sin embargo, nadie pensó que el pueblo paraguayo merecía una reparación. Nuevamente se le agredió negándole una salida decorosa, incluso una tan modesta como la que solicitó para su reingreso. ¿Cómo entonces, cuando practicamos una política más hipócrita que la que condenamos, pretender que europeos y norteamericanos nos respeten? ¿Es honesto reivindicar principios si somos los primeros en bastardearlos? Razón cabe a Paraguay cuando, rechazando este indigno regreso, expresa "que el derecho debe ser reconocido, respetado y cumplido". No manipulado.
Etiquetas: mercosur
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