Misiones Sociales: El Cuento de la Hormiga y la Cigarra
Por: Carlos R. Alvarado Grimán
Fuente: Hispanos Report - Miami
"El Estado es esa gran falacia que permite a muchos vivir a costa de todos los demás" Frédéric Bastiat
El tiempo vuela, casi han transcurrido 53 años de aquella memorable frase que John Fitzgerald Kennedy, pronunciara en su investidura como presidente de los Estados Unidos el 20 de enero de 1961: "No preguntes lo que tu país puede hacer por ti; pregunta lo que tú puedes hacer por tu país." Ese era un llamado a la pro-actividad, al trabajo y a la prosperidad para los ciudadanos.
Hoy por hoy contrariamente al espíritu de lo expresado por Kennedy, se habla mucho de "Deuda Social", un término acuñado por el economista Brasilero Rubens Vaz Da Costa, que sirvió para la creación de un marco institucional para proveer a la población infantil brasilera de educación primaria gratuita, así como servicios básicos de salud y nutrición.
No obstante, ese objetivo inicial y bien intencionado del concepto de "Deuda Social" se ha venido distorsionando, beneficiando universalmente a millones de individuos que viven parasitariamente del Estado, sirviendo para solapar políticas clientelares y populistas que desestimulan valores como el trabajo.
En Venezuela, las misiones sociales, han servido como formas de dominación y control social, para perpetuar a la nueva élite política con el agravante de que el gasto para el mantenimiento de los programas sociales crece inconmensurablemente, comprometiendo peligrosamente y de manera importante las finanzas públicas.
De hecho, el tiempo está demostrando la insustentabilidad de tales programas sociales porque: los recursos económicos son finitos, su fundamentación es esencialmente clientelar y el ejercito de cigarras parasitarias crece incontroladamente. Otras de las perversiones derivadas de las misiones es la inmensa carga burocrática y presupuestaria que cada una conlleva, engendrando toda clase de corruptelas y perversiones.
Para colmo de males, las políticas sociales del gobierno bolivariano están atrayendo a cientos de miles de inmigrantes, a quienes provee de carnets de identidad, permitiendo que se instalen en los cinturones de miseria de las principales ciudades del país, para disfrutar de las misiones a cambio de sufragar por los candidatos del gobierno. Estos inmigrantes además de deteriorar la calidad de los servicios y beneficios públicos, cobran mensualmente el dinero correspondientes a distintas misiones sociales, pudiendo vivir cómodamente y sin mover un dedo, en niveles superiores a los venezolanos que trabajan honradamente.
Es tiempo de generar políticas públicas responsables que inculquen a los ciudadanos el sentido de la responsabilidad, para que cada quien asuma el control de sus vidas y sus destinos. Preguntarse parafraseando al presidente Kennedy, qué puede hacer cada ciudadano por sí mismo, porque lo que haga para sí mismo y su familia tendrá consecuencias beneficiosas para el país y la economía.
En Venezuela es necesario acabar con el Estado del despilfarro, cambiar los paradigmas en la lucha contra la pobreza, incentivando la cultura del trabajo y el sacrificio personal, para escalar socialmente. Jamás podrá ser viable, prospera y desarrollada una sociedad, en la cual un incuantificable ejercito de cigarras vivan de unas pocas hormigas.
Etiquetas: Estado de Bienestar
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