Despidamos a la “oposición burundanga”
Por: Jesús Antonio Petit da Costa
Dadas todas las condiciones objetivas para que pase algo, únicamente falta, para que suceda, que despidamos a la “oposición burundanga”, la que ha adormecido al pueblo venezolano, anulando su rebeldía natural, hasta convertirlo en instrumento ciego de su propia destrucción al movilizarlo sólo para servir de comparsa electoral de la tiranía.
El 8D-2012 Maduro asumió la presidencia al desaparecer el difunto de la escena política. El 8D-2013 Maduro, contra todos los pronósticos, cumplirá un año en el cargo. En estos doce meses no ha habido ningún suceso que lo haya puesto en peligro. Ni un grito siquiera ha perturbado la paz del régimen, a pesar de que han sobrado motivos para rebelarse, tales como:
1.- Una sucesión de fraudes constitucionales: ocultar la enfermedad terminal del difunto que lo incapacitaba; simular que el difunto estaba en sus cabales, incluso después de fallecido, atribuyéndole decisiones que tomaba el usurpador en su nombre; darle continuidad administrativa a un gobierno extinto y considerar elegible al usurpador inelegible; y, tanto o más importante que lo anterior, ocultar la nacionalidad del usurpador, con el fin de evadir la consecuencia jurídica: la nulidad de su elección, ya de por sí viciada.
2.- Traición a la patria, agravada y continuada, por la sumisión vergonzosa a Cuba, la renuncia al Esequibo, la cesión de la frontera a la guerrilla extranjera, el posible pacto secreto con Colombia sobre el Golfo de Venezuela y la pérdida de la soberanía económica por la inmensa deuda pública externa.
3.- Una sucesión de fraudes electorales: el del 7-O que proclamó reelecto al difunto entonces moribundo y el del 14-A que declaró electo al inelegible.
En la Venezuela de antes, cuando había oposición y líderes de verdad, uno cualquiera de estos motivos (ilegitimidad y traición) habría sido suficiente para provocar una guerra civil (siglo XIX) o una rebelión cívico-militar (siglo XX), la cual contaría esta vez con las condiciones más favorables a la explosión político-social:
4.- El colapso del país a causa del plan de construcción del comunismo que nos ha traído: moneda-basura, déficit fiscal descomunal, destrucción del aparato productivo, carestía y escasez, saqueo del Tesoro Nacional por los jerarcas, inseguridad ciudadana extrema, inseguridad jurídica de personas y bienes en absoluto desamparo, inseguridad social por el desastre de la salud pública, salario mínimo de hambre, más del 50% de los trabajadores sin empleo formal, pensiones miserables de vejez, infraestructura vial deteriorada, servicios públicos en estado deplorable y, en fin, empobrecimiento general acelerado e indetenible con deterioro de la calidad de vida y ruina del país .
5.- La determinación del usurpador de promulgar como ley al Plan de la Patria, tercera etapa del proyecto cubano de conversión de Venezuela en otra Cuba, rechazado en referéndum hace seis años, con lo cual quedaría fuera de la ley la mayoría de los venezolanos que está contra el comunismo.
El que, a pesar de estar dadas todas las condiciones objetivas para que el pueblo se alce contra la tiranía comunista, no haya sucedido nada en estos doce meses, se debe únicamente a la “oposición burundanga”, el más eficaz antídoto contra la rebeldía porque ha adormecido al pueblo entregándolo a Cuba y sus títeres.
La liberación nacional comenzará cuando despidamos a la “oposición burundanga”, lo que debemos hacer junto con el año que termina.
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